Ramos: adiós a un pionero
A Pablo Ramos le cae muy bien el adjetivo de pionero. Contra viento y marea, cuando nadie se ocupaba del tema y mucho menos le ponía recursos, cargó con todo para desarrollar el debate, la reflexión y la epistemología del audiovisual infantil. Desde su enorme y cálida La Habana hizo mucho por poner a pensar al continente sobre el significado que tenía y tiene en el desarrollo infantil en audiovisual.
No cabe duda de que su desaparición física (siempre temprana para quien tenía mucho todavía por hacer) deja mucho pendiente, trabajos por desarrollar y proyectos por impulsar. Con humildad y modestia profundas, fue un maestro a todo dar y en toda su plenitud.
Siempre atento a lo que ocurría por las regiones andinas y caribeñas, por la circulación de mensajes en todos los medios; ocupado de lo que hacían sus colegas y mucho más identificado con lo que producían sus alumnos, Pablito Ramos hizo del audiovisual infantil un caballo de batalla para mejorar la calidad de vida de nuestros pueblos.
Si alguien se preocupa de revisar su herencia, encontrará un legado inmenso y muy propio para entendernos entre pueblos con un eje común: la colonización audiovisual. Y sobre esa base, como el mejor homenaje a toda su trayectoria, los comunicadores y hasta los alumnos de ahora, deberían estudiar las pautas dejadas por aquel ciudadano del mundo de la comunicación, de una sabiduría indescriptible y de un cálido afecto humano en todas sus acciones.