Ramonet apuesta por la construcción del Quinto Poder
Diez minutos después de las 18:00, la voz de Ignacio Ramonet empezó a escucharse a través de los parlantes de la Capilla del Hombre. A su lado, en una salita cómoda adecuada como escenario, estaban el periodista Ramiro Díez y el catedrático y analista político Hernán Reyes.
Varios grupos de familias, estudiantes universitarios, periodistas y comunicadores subían aún la empinada cuesta de la calle José Bosmediano para encaminarse a pie hasta el recinto.
Los virtuales y los ausentes
Ya dentro, el hemiciclo principal estaba abarrotado y un numeroso equipo de anfitriones, distribuido en todos los pasillos, se encargaba de dar la bienvenida a los asistentes y de entregarles formularios para que inscribieran las preguntas que plantearían al ex director de Le Monde Diplomatique.
En vista de la masiva concurrencia, en la plataforma exterior se colocó una carpa con cuatro pantallas, parlantes y calefones para contrarrestar el frío. Al cabo de media hora, ese espacio también se llenó de un público compuesto, principalmente, por estudiantes de Comunicación y de Periodismo de varias universidades quiteñas.
Era natural, las reflexiones de Ramonet son materia prima de las aulas en varias facultades de América Latina por su innegable incidencia en las discusiones sobre medios y poder, en la actualidad.
En las pantallas, mientras Ramonet hablaba sobre la estrategia del enjambre y resaltaba la incidencia de redes sociales como Facebook o Twitter, se vieron tomas de algunos de los asistentes, entre ellos, personajes como Sandra Correa, ministra de Educación del gobierno de Bucaram; René Maugé, ex fundador del extinto partido político Frente Amplio de Izquierda (FADI); Ataúlfo Tobar, periodista y músico, y Rossana Iturralde, actriz y promotora cultural… Pero los periodistas más visibles de los medios autocalificados como independientes fueron quienes brillaron por su ausencia.
En ese marco, un estudiante de la Escuela Militar Eloy Alfaro enviaba mensajes a través de su celular. Lo mismo hacían dos adolescentes sentadas una fila detrás de él. Entonces Ramonet habló, precisamente, de la posibilidad que todos tenemos de acceder a la información y de emitirla a través de dispositivos como el teléfono celular, y ellos, mecánicamente, se sintieron aludidos y levantaron la mirada.
Aproximadamente a las 19:00, seguía llegando gente. Juan David Bernal, cuya cuenta de Twitter es @JuandBernal, citó al conferencista segundos después de escucharlo: "Ni las grandes dictaduras, ni los regímenes más opresores, pudieron contener el poder de las redes sociales" #Ramonet #comudlh. Juan Carlos Aizprúa, otro de los presentes, celebraba la presencia, junto a Ramonet, del catedrático Hernán Reyes: “Orgulloso de que Hernán Reyes, catedrático de la Universidad Politécnica Salesiana (en la que estudié) forme parte de #Conferencia de #Ramonet.
Desmontar al Cuarto Poder
“Debemos tener como misión contraatacar, desmontar los mecanismos del pretendido Cuarto Poder, que está fallando en su propia misión”, fue su conclusión frente al rol de los medios de comunicación.
Partiendo de la “estrategia del enjambre”, Ramonet señaló que el mundo está pasando “de los medios de masa a la masa de medios”, en donde cada ciudadano se convierte en un generador de información -a través de las redes sociales y otros mecanismos tecnológicos- que paulatinamente están acabando con aquellos medios “astros” que en el pasado “hacían girar en torno a ellos el sentido de la información. Todo el mundo tenía que comentar en un país lo que había dicho el diario”.
Por otro lado, fue enfático en señalar que los medios de comunicación son los aparatos ideológicos de la globalización, cuya intención es vender audiencias a los anunciantes a través de la oferta de entrega de información sensacionalista, maniquea, masificadora. Por eso, “quienes busquen información relevante para tomar decisiones, no la hallarán en los medios de comunicación”, sentenció.
También reiteró esa vinculación -muchas veces cómplice- entre la prensa y los poderes económicos. Citó como ejemplo la información que ciertos medios difunden en Europa para manejar la crisis actual, colocando a Alemania como un modelo de prosperidad y acallar las voces de protesta contra las políticas de austeridad. Un resultado del malestar e inconformidad de esas poblaciones, considera Ramonet, fue la elección de François Hollande en Francia, como una manera de resistir al modelo.
Eso reafirma que “la función de los medios es domesticar a la sociedad y dominar-controlar al poder político”. Y mencionó que en Francia toda la prensa nacional está en manos de cinco oligarcas vinculados a la industria armamentista, al sistema financiero, entre otros. Entonces “¿cómo no pensar que la prensa que pertenece a esos grupos, en cierta medida, está defendiendo los intereses de ese grupo?”, sostuvo.
Tomando como referencia la historia universal, Ramonet explicó cómo los medios de masas se constituyeron en un Cuarto Poder del Estado para -en principio- construir ciudadanía a través de la “vigilancia” de los otros tres poderes que componen una democracia.
Pero “han fallado en su propia misión”, afirma Ramonet, y “hoy estamos ante una crisis del Cuarto Poder (...) porque pertenecen a grupos mediáticos que están en la lógica de la globalización” y que cuando “dicen que están defendiendo su libertad de expresión están defendiendo su libertad de empresa y están afectando la libertad de expresión, que es un bien colectivo”.
E insiste en que la libertad de expresión no puede estar detentada por un grupo y que la ciudadanía tiene derecho a una información de calidad, una misión que ha sido emprendida por otro tipo de medios de comunicación y de periodistas que quieren ser leales con su misión: construir ciudadanía, democracia y un país más equitativo.
Por lo tanto, Ramonet convoca a la ciudadanía a construir un Quinto Poder, porque ha llegado el momento de desarrollarlo, en donde todos quienes tengan acceso a los medios de comunicación (teléfonos, redes sociales, computadoras, etc) puedan difundir información. Recordó que, en el último enlace ciudadano, se demostró cómo en el pasado la prensa quiso desprestigiar, de una manera escandalosa, la imagen de monseñor Leonidas Proaño y hoy utilizan su legado para cuestionar las políticas del Gobierno.
Al consolidar el poder de la ciudadanía, el efecto será que los medios de comunicación no continúen al servicio de sus propietarios sino de la ciudadanía y de la democracia. Y “debemos recordar que de la calidad de la información dependerá la calidad de la democracia”, reiteró.
Sobre periodismo
Ya al hablar de periodismo, Ramonet hizo retornar a las aulas a varios de los presentes. Aunque las temáticas son añejas, la desnutrida práctica periodística trae a colación lo siguiente: la información que se consume, en gran medida, viene de las redes sociales y no de los medios tradicionales. Ignacio Ramonet los trajo de la memoria y expuso.
Habló sobre el 15-M de Madrid y sus réplicas a escala mundial; de la Primavera Árabe y sus rebeliones; incluso, de la tragedia marítima y nuclear en Fukushima, en Japón. Todos estos acontecimientos tuvieron un detalle común: gran parte de la información proporcionada al momento, casi en tiempo real, fluyó por Twitter, Youtube o Facebook.
A partir de esto, Ramonet reflexionó sobre la identidad actual del periodista. Su idea tuvo base en el flujo de información gracias a la tecnología y que, como resultado de eso, todos los que tienen a la mano un móvil juegan a ser periodistas. “¿Quién es el periodista y qué es el periodismo?”, se preguntó en su concurrida conferencia en Quito.
Propuso el término webactores para definir a quienes ejercen el periodismo ciudadano, es decir, de los transeúntes que se topan con un hecho y lo suben a Internet. Una especie de autoinformarse, arguyó el ex director de Le Monde Diplomatique y también catedrático.
¿Qué le da un valor agregado al periodista de una sala de redacción confrontado con un periodista ciudadano?, se cuestionó nuevamente Ramonet. Se respondió al tiempo. “Un tipo que verifica la información que obtiene y que la contrasta”. “¿Se hace eso?”, se volvió a preguntar. “No todos lo hacen porque no les es posible. Estructuralmente no lo es. Está la dictadura de la urgencia”, sostuvo.
En su ponencia también expuso que la rapidez por publicar una información riñe con la verificación que ésta debe tener. Y que ello decanta en una crisis irremediable: la pérdida de credibilidad, capital esencial del periodista.
“Si la prensa hiciera bien su trabajo, WikiLeaks no existiría”, señaló. Previo a esta conclusión expuso que la falta de periodismo riguroso a escala mundial dio paso a la aparición de los cables que las embajadas norteamericanas enviaban a su país a través de WikiLeaks.
E incluso mencionó que esa lógica no es actual. Como ejemplos mencionó al conocido ‘Garganta profunda’, del caso Watergate; o Los cuadernos del Pentágono.
“Ellos solo hicieron pública la información. El deber de los periodistas es poner en contexto esa información”, recomendó.
Dos horas de alocución no agotó a la mayoría. Algunos, al final, se acercaron a la primera fila para saludar al presidente de la República, Rafael Correa, quien una vez concluido el acto se dirigió a Ramonet para abrazarlo y agradecerle. Posteriormente el español firmó algunos autógrafos y se marchó del sitio.
El desalojo de la Capilla del Hombre fue lento. Los estudiantes de Comunicación y los periodistas de los medios públicos continuaron su trabajo entrevistando a los asistentes. Otros, en cambio, decidieron contemplar la obra de Guayasamín antes de irse.