Quito entra en un proceso de recuperación patrimonial
Derrocamientos, estudios, construcción y equipamientos de plazas, rehabilitación integral, mantenimiento e intervenciones son algunas de las obras que constan en los informes dentro de los 67 proyectos emergentes que tiene previsto realizar el Instituto Metropolitano (IMP) de Patrimonio hasta 2017.
La financiación para la ejecución de los proyectos será del Municipio de Quito, que otorgará 300 millones de dólares, y el Gobierno Central, que entregaría una cantidad similar, según aseguró la nueva directora del IMP, Ana María Armijos. La entrega de los trabajos será gradual.
Armijos, quien lleva 10 días en el cargo, explicó que las áreas de acción de las obras son el espacio público, equipamiento, vivienda, movilidad, seguridad pública, comunicación y promoción y, finalmente, el control y regulación urbana.
Dentro de uno de los informes en el que se precisa que el inicio de procesos es hasta diciembre de 2012 consta el estudio, derrocamiento, expropiación de inmuebles y posterior construcción y equipamiento de plazas de tres edificaciones entre los que constan el Registro Civil, Dirección del Ministerio de Salud y el Gran Pasaje. “No es que se va a derrocar por derrocar, es para dotar de espacio verde y público al Centro Histórico de Quito”, dijo Armijos.
La nueva etapa que pretende emprender el IMP consiste en pasar de las restauraciones de las edificaciones a temas más sociales, investigación y de reflexión sobre el tratamiento a lo patrimonial.
El instituto ha trabajo este año con un presupuesto de 78 millones de dólares, precisó su directora y con ello impulsó algunos proyectos patrimoniales y educativos, aunque el último no le atañe. Para Armijos, la construcción de escuelas no es un trabajo que le corresponde al IMP, por lo tanto “reorganizarán” las propuestas.
Entre los problemas sociales que se evidencian está la decisión de las familias de salir del casco colonial y la masificación de negocios. “El Centro Histórico se está convirtiendo en un centro comercial”, indicó la funcionaria.
El tema de la conservación preocupa a varios actores culturales, es así que el restaurador Manuel Jiménez, mediante una carta enviada a medios de comunicación, aseguró que desde que el IMP asumió el cargo se redujo el trabajo en este ámbito. En su lugar, asegura, se han efectuado trabajos de arborización que nada tienen que ver con la conservación del patrimonio.
Otro de los problemas que observa es el desempleo en el que se encuentran restauradores, químicos, artesanos, entre otros. Para la directora del IMP, quien admitió que existe la reducción de contratación de restauradores, se debe a que los proyectos tienen otro enfoque y no se requiere de estos profesionales.
Por su parte, Lucy Vega, maestra en la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE), dijo que hay algunos factores que no se contemplan al momento de restaurar; uno es que no hay un trabajo multidisciplinario en el que confluyan historiadores, restauradores, arquitectos. Si no existe un trabajo integral existe el riesgo de dañar la obra, en lugar de restaurarla, aseguró.
Otro factor es que no hubo un trabajo social; es decir, se arregló la parte arquitectónica, pero no se trabajó con la sociedad. Así relató que Conquito se acercó a la universidad para que desarrolle proyectos de emprendimiento con la comunidad.
Si de intervenciones se trata en el Convento de San Agustín, 9 especialistas trabajan desde 2010 en la restauración de 44 cuadros de Miguel de Santiago y sus discípulos. Distinta es la situación en el Museo Franciscano del Padre Almeida, en donde los murales y los techos están en mal estado.