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El Telégrafo
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Entrevista / Héctor Hernández Pardo / Subdirector General de las oficinas del Programa Martiano en Cuba

‘Quienes hicieron la revolución cubana no eran marxistas’

Héctor Hernández Pardo, subdirector General de las oficinas del Programa Martiano en Cuba. Foto: Marco Salgado / El Telégrafo
Héctor Hernández Pardo, subdirector General de las oficinas del Programa Martiano en Cuba. Foto: Marco Salgado / El Telégrafo
25 de agosto de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

Pocas muestras de generosidad intelectual son tan productivas como la docencia. Con esa premisa, el historiador cubano Héctor Hernández dictó, la semana pasada, un taller de inducción histórica en Montecristi a varios estudiantes de la Facultad de Turismo de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí y funcionarios del Centro cívico.

La cátedra se extendió a la charla que dio durante la presentación de su libro Educación y Revolución en José Martí —publicado por el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN)— en la sala Jorge Icaza de la Casa de la Cultura, en Quito.

El profesor Simón Rodríguez (1769-1854) fue determinante para la gesta bolivariana; ¿el legado de José Martí cumple una función comparable en la historia cubana?

No se puede entender la revolución si no se estudia la enorme influencia que ha tenido en las sucesivas generaciones de cubanos el pensamiento de José Martí (1853-1895). Su pensamiento es clave para entender no solamente la génesis ideológica de la revolución cubana sino también la historia de Cuba en el siglo XX; él tuvo una enorme importancia para los maestros, obreros, campesinos y, sobre todo, entre los estudiantes.

José Martí también fue cronista...

Realmente él fue muy conocido en su época por las crónicas que publicaba en los periódicos de nuestra América: en Argentina, Venezuela, Estados Unidos... y que, luego, se reproducían en otros periódicos. Fue muy leído como periodista, comentarista, un hombre de gran reflexión sobre los diferentes temas de la época. Incluso (Domingo Faustino) Sarmiento (1811-1888) reconoció en Argentina que Martí era una de las personalidades más grandes por su pluma en lengua castellana, pese a las contradicciones políticas que tenían: Martí fue el intelectual latinoamericano que más defendió, estudió y evaluó la importancia de la población precolombina y de su presencia en nuestras tierras, mientras que Sarmiento lo que hizo fue traer gente de Europa porque no tenía confianza en los pueblos autóctonos.

Martí es para la lengua castellana lo que Víctor Hugo (1802-1885) para la lengua francesa, indiscutiblemente estamos ante una figura de gran relieve en el campo de la literatura porque fue, además, un poeta maravilloso.
Lo importante de Martí es que traslada un mensaje, un valor, un legado ético. Sus principios y posiciones con respecto a temas clave como la defensa del indio, de nuestros pueblos, su arraigado antiimperialismo hacen de José Martí una figura para todos los tiempos. A eso hay que añadirle que él también legó una obra de principios pedagógicos de gran vigencia. Por lo menos para los cubanos, ha sido fundamental, lo sigue siendo y yo creo que debe serlo para el mundo porque el ideario del maestro José Martí tiende a favorecer la formación de los mejores ciudadanos, mujeres y hombres, de una conducta cívica con los mejores valores: honestidad, solidaridad, honradez y amor a la patria.

Si Martí hubiera nacido en Londres, en Nueva York, París o Berlín estuviera siendo estudiado en todas las universidades del mundo. Hay una corriente eurocentrista y etnocentrista que dice que las ideas solo se generan en las grandes metrópolis del norte y Martí es un pensador del sur. Por lo tanto, es menos reconocido pero estamos luchando porque se reconozca cada vez más, pensamos que el pensamiento martiano es una opción, una alternativa a los problemas del mundo de hoy.

Es decir que, como catedrático, ¿usted le diría a un joven que quiera explorar la historia americana que los gestores de la revolución cubana fueron martianos antes que marxistas?

Sí, claro. Es que el socialismo científico se ha asimilado mejor en Cuba porque el terreno estuvo abonado; es más, yo diría que solo es muy importante conocer la filosofía científica porque te permite tener una guía para la acción. El socialismo, el marxismo no dan recetas, quienes hicimos de estos un dogma fuimos nosotros, los intérpretes del socialismo científico y de la filosofía marxista, que son una guía para la acción. Sin embargo, el pensamiento latinoamericano que tiene en Martí a una figura trascendental nos conduce inexorablemente, aunque no existieran las ideas del socialismo científico, a una revolución social porque es muy avanzado y está muy comprometido con las mejores causas. Martí lo escribió en los Versos sencillos (1891): “Con los pobres de la tierra / quiero yo mi suerte echar: / el arroyo de la sierra / me complace más que el mar”.

El tema del desarrollo y el cuidado del medio ambiente fue tratado por Martí, él fue un precursor de su defensa. Entonces, la mayoría de los compañeros que hicieron la revolución no eran marxistas, eran martianos. Los líderes de esos compañeros, como Fidel y Raúl (Castro) o Abel Santamaría (1927-1953) habían asimilado el marxismo.

Un grave error que le ha hecho mucho daño a América Latina y el Caribe, en otras épocas y que todavía persiste, es la tontería esa de difundir, defender y discutir sobre el trotskismo, el estalinismo, leninismo, cuando lo que deberían estar estudiando es el pensamiento latinoamericano, que es riquísimo y que no necesita de corrientes ajenas para hacer una revolución. Esto no significa que no haya que estudiar lo universal... Martí decía: “injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas”.

Un tronco que tiene sus raíces interconectadas: Martí dialogó con Eloy Alfaro (1842-1912)

Siempre. Alfaro fue uno de los grandes defensores de la independencia cubana y fue, además, muy amigo de Antonio Maceo (1845-1896), uno de los grandes de la Guerra de la independencia de Cuba. Alfaro fue el único gran político de Latinoamérica que siendo presidente se dirigió a la Corona española pidiéndole que se le concediera la independencia a Cuba. Mi libro está dirigido, fundamentalmente, a quienes quieran acercarse al pensamiento martiano y a los maestros, para quienes tiene un valor especial. (I)

La Habana será el escenario de un foro martiano

La frase “enseñar es crecer”, dicha por José Martí, fue destacada por el escritor y actual presidente de la Casa de la cultura ecuatoriana (CCE), Raúl Pérez Torres, durante la presentación del libro Educación y revolución en José Martí (IAEN, 2015), la noche del viernes pasado.

Martí se entrevistó con Eloy Alfaro y Antonio Maceo (1845-1896) cuando el ‘Viejo luchador’ se encontraba en medio del destierro. En esa reunión, según Pérez Torres, Alfaro “participó la necesidad de integrar destacamentos, voluntades liberales de los países latinoamericanos pero la fiebre revolucionaria de Martí no aceptó esa propuesta (...), a él le urgía la libertad inmediata de su patria, sin embargo, dijo para siempre que Alfaro era un gran luchador, ‘uno de los pocos americanos de creación’”.

Vicente Rocafuerte (1783-1847) fue otro de los presidentes ecuatorianos, además de Eloy Alfaro, que defendieron la independencia de Cuba.

El encuentro mundial de José Martí “Con todos y por el bien de todos” se dará en enero de 2016, en La Habana (Cuba); Pérez Torres confirmó la participación de la CCE en ese evento. El sacerdote y sociólogo belga François Houtart definió a Hernández Pardo como un misionero del llamado ‘Apóstol de nuestra América’. (I)

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