¿Qué calidad de periodismo cultural estamos ejerciendo?
Las pocas ganas que mostró John Malkovich para responder a preguntas como “¿ha probado la guatita?” o “¿podría dar algún consejo a los actores ecuatorianos?” ha desencadenado una serie de opiniones que ponen en evidencia la forma de ver al periodismo cultural.
El miércoles 29, un post titulado “I get paid a lot for commercials”, escrito por el periodista Jorge Delgado, circuló con celeridad en las redes sociales, y las reacciones no se hicieron esperar. El texto narraba cómo se fue desarrollando la rueda de prensa hasta llegar a la ahora famosa pregunta del mondongo.
El hashtag que se generó en Twitter, #PreguntasAMalkovich, recogía la visión general del público frente a esta rueda de prensa. “¿Puede decir Co-Co-lón? #PreguntasAMalkovich”, decía un tuitero; “¿Qué le pareció Oswaldo Segura en el papel de Sholoman? #PreguntasAMalkovich”, decía otro.
Poco después, otro periodista, Eduardo Adams, subió en su canal de YouTube un video donde se alcanza a ver la última parte de la rueda de prensa (cuando le preguntan a Malkovich por el asilo a Julian Assange y le piden que pronuncie la palabra “guatita”).
Con esa exposición, las manifestaciones, marcadas por un tono humorístico, encontraban también otro lado: el de la “vergüenza ajena”, expresión que se hizo eco rápidamente entre la audiencia.
Precisamente, ese fue el título del post de Rubén Darío Buitrón, editor de diario Expreso, en su blog: “El caso Malkovich y la vergüenza ajena”, aunque la nota va por otro lado, y se centra en la reacción entre periodistas, a la que ha llamado “visceral y cruel”.
Denise Nader, profesora de Comunicación de la Universidad Casa Grande, coincide en ese punto. “Esos errores son la oportunidad perfecta para ver cómo somos de intolerantes con cosas irrelevantes. Es ingenuo discutir sobre la ‘gravedad’ de que Malkovich ‘nos vea como unos ridículos’ solo por una pregunta desubicada”, dice Nader, y agrega que “creemos que es importante señalar a una periodista porque no hizo las cosas bien ‘como yo hubiera podido hacerlas’. Ése parece ser el sentir de quienes opinan”.
Eso, desde el mundo de la comunicación. Pero otros personajes involucrados en el ámbito cultural, también se han referido a la prensa y su desempeño.
Curiosamente, el mismo día de la rueda de prensa con Malkovich, El Telégrafo publicó una entrevista al crítico de arte Rodolfo Kronfle, que reprochaba el hecho de que la prensa cultural ecuatoriana no fuera especializada, responsabilizándola en parte de un “déficit de audiencias”.
En una nota de El Comercio, se citaba a Ramón Barranco, director artístico del Teatro Sánchez Aguilar, donde se presentó Malkovich. El español, ante la pregunta de qué opinaba sobre la rueda de prensa, respondió que “es el periodismo cultural que hay”.
Esto lleva el debate a otros temas. Ricardo Rivadeneira, crítico de televisión de Radio City y de El Universo, explica que hubo una línea difusa entre el periodismo cultural y de farándula con respecto a la visita de Malkovich para presentarse en “Las variaciones de Giacomo”.
“Pienso que la nota que cubrieron no fue ‘producción internacional inédita en Guayaquil con actuación de John Malkovich’, sino ‘actor de Hollywood está en Guayaquil’”, dice Rivadeneira, y apunta también que los medios, al ser un negocio, necesitan brindar contenidos vendedores (“el saludito, la guatita”) para generar recursos que les permitan invertir en otros tipos de temas, artísticos por ejemplo.
Lo último es puesto en perspectiva por José María León, editor de GKillCity, quien cita al estudio “The Long Tail” (La Larga Cola), del escritor Chris Anderson, que establece que los contenidos culturales “vendedores” representan un 47% del consumo, frente al 53% de los especializados o de nicho.
