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El Telégrafo
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Priftis, el cultor de la izquierda ecuatoriana

Priftis, el cultor de la izquierda ecuatoriana
07 de septiembre de 2013 - 00:00

Vangiel Prifti, mejor conocido en nuestras tierras como Evangelista Priftis, había nacido en 1886 en la isla griega de Corfú y a los 26 años decidió emigrar a América atraído por las mejores oportunidades económicas y de ascenso social del nuevo continente. Fue así que como primer destino eligió a la ciudad de Buenos Aires, a la que arribó en agosto de 1912: allí se ocupó de distintas actividades comerciales mientras se involucraba con el movimiento anarquista porteño. En busca de mejores horizontes, a los seis meses se trasladó a la provincia argentina La Rioja, en el noroeste del país, donde permaneció hasta 1916 con un negocio de venta de frutos al detalle. Se radicó luego en Santiago de Chile y posteriormente en Antofagasta, en donde fundó y administró un hotel aprovechando el intenso tránsito de mineros existente en aquella ciudad. Continuando con su vida trashumante, en mayo de 1918 dirigió sus pasos a La Paz, capital de Bolivia, y posteriormente a Lima, Perú, donde continuó desarrollando distintas actividades comerciales.

En 1921 Evangelista Priftis llegó finalmente a Ecuador y gracias a la creación de un nuevo hotel, el Jiboli, se estableció por un tiempo en Guayaquil. Fue en esta ciudad donde el inmigrante griego comenzó a evidenciar una cada vez más activa labor política, si bien cabe imaginar que desde su estancia en Buenos Aires, haya estado vinculado a distintos grupos “internacionalistas” e “idealistas” como él mismo prefería denominar a los militantes libertarios. Por medio de su activismo tardó en vincularse a distintas organizaciones populares locales, principalmente de signo anarcosindicalista. Así fue como entró en contacto con el Centro Gremial Sindicalista y también con el cuerpo de editores del periódico El Proletario, uno de los más activos por esta época, estableciendo amistad con algunos de sus referentes, principalmente, con Luis Maldonado y Manuel Antonio Echeverría, junto con los primeros representantes del pensamiento marxista en el país. Como activista participó en la fundación de la Federación de Trabajadores de la Regional del Ecuador y fue uno de los animadores de las huelgas de los trabajadores ferroviarios, electricistas y transportistas urbanos que tuvieron lugar entre octubre y noviembre de 1922. Asimismo, fue partícipe de las grandes movilizaciones obreras que surcaron a Guayaquil y que concluirían de manera sangrienta en la masacre del día 15 de noviembre. Su reconocimiento y prestigio militante influyeron también en la formación del Comité Pro Organización Obrera que había comenzado a operar en el principal puerto ecuatoriano en los últimos meses de 1924.  

Como activista apoyó la creación de la Federación de Trabajadores de la Regional del EcuadorEn compañía de varios compañeros, el activista griego llegó a Colombia en diciembre de 1924 y ya en Cali se vinculó activamente con distintos núcleos obreros, aprovechando el ambiente generado por una huelga de mineros. Asimismo, abogó por el establecimiento de relaciones más profundas entre los anarquistas y socialistas de Ecuador y de Colombia, impulsado para ello la difusión de El Proletario. Presionado por las autoridades de Cali para abandonar la ciudad, en enero de 1925 llegó a Bogotá donde continuó con sus labores políticas, principalmente, con la articulación entre los núcleos ecuatorianos y colombianos, promoviendo ahora el acercamiento con la Unión Sindical y el Grupo Sindicalista Antorcha Libertaria. Más tarde  fue designado como secretario de la Unión Obrera de Girardot desde donde impulsó la sindicalización de las trabajadoras de las riberas del Alto del Río Magdalena y la conformación de la Sociedad de Obreros Independientes de Aipe. En el mes de abril, radicado ahora en la ciudad de Neiva, contribuyó a la creación de la Sociedad de Obreros Libres cuyo lema general era “sin política, sin fronteras” y, de manera clave, abogó por la organización de centros feministas paralelos a la organización obrera. Como uno de los principales líderes de las protestas y movilizaciones obreras acaecidas en el departamento de Huila entre fines de junio y principios de julio de 1925, el “Griego” (como ya era popularmente conocido en nuestros países) fue encarcelado por encontrarse ilegalmente en Colombia y por desarrollar actividades perniciosas contrarias al orden público nacional. La presión pública consiguió liberarlo en octubre, aunque debió esperar todavía dos meses más para poder abandonar el país de manera legal y de nuevo regresar a Guayaquil, pese a los reparos iniciales por parte de sus autoridades.  

Lo último que sabemos de Evangelista Priftis es que a pocos meses de retornar a Ecuador volvió a actuar políticamente junto con varios de sus antiguos compañeros de lucha, invitado esta vez a formar parte del núcleo fundacional del Partido Socialista Ecuatoriano. En este sentido, en mayo de 1926 no solo participó en la creación de esta organización, como representante por la provincia de Manabí, sino que también formó parte de su primer Consejo Ejecutivo. Con posterioridad a esta acción, el rastro del “Griego” se pierde en la historia.    

La ideología de Evangelista Priftis puede ser vista como un caso de eclecticismo típico de las corrientes de izquierda de la época, en la que confluían autores anarquistas así como socialistas y comunistas, y en el que se rendía tributo a Bakunin y a Kropotkin tanto como a Marx, Engels y Lenin, a quien incluso aconsejaba honrar como “inolvidable apóstol” y “reconocer y aplaudir su obra magna y sublime”. Más allá de esta ambigüedad, Evangelista Priftis debe ser recordado como un activista que en una época altamente compleja para la militancia política radical laboró por la unidad de la izquierda y del movimiento obrero, tal como se revela en la siguiente expresión pronunciada en un acto político en 1925: “Nosotros los Ydealistas [sic], los que nos esparcimos por todos los frentes, predicamos: la unión y la organización proletaria y el amor a la humanidad entera. Hay que establecer la ygualdad [sic] y la fraternidad ynternacional [sic]. Nuestra misión, pues, es el mejoramiento moral y material del obrerismo sin distinción de gremio o trabajador”.

ERRATA

Cultura
Nota del autor: ”Por un error involuntario y de mi exclusiva responsabilidad, el día 5 de septiembre de 2013   diario EL TELÉGRAFO publicó un artículo que no era de mi autoría. Pido disculpas a los lectores por esta lamentable equivocación”. La página de donde se tomó el citado artículo pertenece al Grupo Libertario Vía Libre.

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