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El Telégrafo
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La apuesta nacional para los Premios Óscar es "A Son of Man"

Las tomas cenitales abundan en el largometraje que tiene como objetivo mostrar la naturaleza del país al mundo, según sus productores, que describen su trabajo como una “narrativa híbrida”.
Las tomas cenitales abundan en el largometraje que tiene como objetivo mostrar la naturaleza del país al mundo, según sus productores, que describen su trabajo como una “narrativa híbrida”.
Fotos: Tomadas de paracasfilms.com
25 de septiembre de 2018 - 00:00 - Redacción Cultura

En una sala con casi todas las butacas ocupadas se esperaba el estreno de A Son of Man (La maldición del tesoro de Atahualpa). Entre los espectadores que fueron al cine Ochoymedio de Quito la semana pasada, permanecía el enigma de quién es el director, puesto que la obra se había presentado como dirigida por Jamaicanoproblem.

Luego de un texto que advertía que los actores son reales (“incluso el loro, la llama y la cabra”), esa curiosidad dejaba de ser tal pues esta obra “sin guión ni actores” —como se presentó— tiene, en su primera escena, a uno de sus protagonistas sobre una embarcación, presentándose a sí mismo y a la historia, la de su familia (los Fernández-Salvador) en una proyección que empieza con un halo de realismo mágico que se perderá en la alegoría de una ciudad portuaria y los paisajes —muchos— que sirven para el resto del relato.

La voz en off de Luis Felipe Fernández-Salvador soltará una fábula básica, la de 1492, “cuando Nuestro Señor creó este continente” de conquistadores y salvajes en que “Pizarro, en 1533, secuestra al salvaje Atahualpa, emperador de los Incas que a cambio de su libertad ofreció todo el oro de su imperio pero antes de que pudiera pagar su recompensa, la Santa Inquisición lo condenó a muerte”. El oro y las esmeraldas hicieron que su escondite, El Dorado —materia de tantas historias—, se situara en una región recóndita, en Ecuador.

El director Luis Felipe Fernández-Salvador (Jamaicanoproblem) en la primera escena de la película A Son of man.

Pero el de la identidad del director-actor natural no es el único acertijo que fracasaba a ojos de quienes ya han visto esta película: En el sitio web de la productora Paracas Independent Films se anuncia, en inglés, que “en lo profundo del corazón de la jungla ecuatoriana de los Llanganates” está el tesoro y, durante la proyección, el hallazgo tendrá a los expedicionarios (Luis Felipe, su hijo Pipe y una tripulación variopinta) siguiendo el curso de los ríos hacia el mar hasta que, por una especie de epifanía, Pipe “invierta” el camino que tomó Francisco Pizarro y decidan subir a las montañas.

“Tú y yo somos la casta de los conquistadores”, le dice Luis Felipe a Pipe —a quien ya ha hecho pasar por las manos de una prostituta en la ciudad portuaria—, con quien cumplirá el sueño de su padre fallecido, Andrés, mientras cae en la demencia.

Pipe, quien ha llegado de Estados Unidos, hará un nuevo relato en inglés, uno que completará Lily (interpretada por la productora Lily Van Ghemen), su diva y acompañante de periplo, de quien no se sabrá si es un ánima que les habla de forma casi onírica y que viaja a hombros de uno de los miembros de la especie de “tribu” que solo los abandonará al final.

“¿Cuál es la imagen de país que quieres proyectar?”, le preguntó un espectador al director, quien respondió que una de sus motivaciones era trascender el relato personal. La producción tomó una década y Fernández-Salvador ratifica que se hizo sin guión.

El viaje del héroe
“Hay un descubrimiento en la película, un cierre emocional”, le dirá Jamaicanoproblem a un grupo de periodistas luego de una nueva proyección. “No hay droga, balas, tierra que te roben... es una historia hecha para el mercado internacional, que tiene una narrativa híbrida. Queríamos hacer un puente entre el mundo hispano y el norteamericano” (sic), insistirá.

Pipe hará el descubrimiento aludido caminando casi exhausto junto a su padre —el de la ficción y la realidad—, enfundado en una chompa que lleva el escudo de Captain America en la espalda. Con ese símbolo caerá desde una liana a un riachuelo y hasta peleará con uno de sus compañeros.

Tres días antes de que Fernández-Salvador hablara con la prensa, la productora Lily Van Ghemen le dijo a este diario que otra de las motivaciones de la película es “mostrarle al mundo que Ecuador  es más que un país en que se puedan contar historias sobre crímenes, pobreza o violencia. Este filme tiene la misión de introducir al planeta en la diversidad natural del país, la cual es incomparable, prístina y está en lugares como Los Llanganates o el Yasuní”.

Andrés Fernández-Salvador fue, hace 10 años, el personaje real al que enfocó su hijo Luis Felipe, quien ha explicado que su “narrativa inmersiva en expediciones” se ha producido con miras a participar en los Premios Óscar, para lo cual contará con apoyo de la Academia de las Artes Audiovisuales y Cinematográficas del Ecuador y el Ministerio de Turismo. 

Datos:
-Luis Felipe Fernández-Salvador y Pablo Agüero encabezan el equipo de Paracas Films que produjo "A Son of Man". El primero ha citado como sus referentes a Alfred Hitchcock y a Werner Herzog. La postproducción les tomó doce meses.
-10 años tomó la realización de la película, sin actores ni guión. Según su director hubo 600 horas de material.
-Carlos Larrea Crespo, viceministro de Turismo, contó que esa cartera de Estado tiene una comisión fílmica que apoya esta producción: “Es parte de la promoción turística que merece nuestro país”.

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