Pintura del alma es la síntesis de la obra de Félix Aráuz
En la galería virtual www.pictorica.com se especifica que con el maestro Félix Aráuz se encuentran cuatro signos recurrentes en diferentes planos temporales: los infantes, los paisajes, los bodegones y los floreros. Se lo define como un artista que siempre está demostrando una gran sensibilidad y apertura de ideas, sin embargo, se puede notar que lo más importante del pintor no es su filiación a uno u otro movimiento, lo que el público podrá comprobar o negar hasta el 30 de junio que se mantiene abierta la muestra La pintura del alma.
La exhibición plantea revelar el cambio que ha vivido el artista guayaquileño en los más de 50 años que lleva dedicados a la pintura. Consta de más de sesenta obras en las que retoma el color negro para darle vitalidad a sus cuadros, dispuestos esta vez en la Pinacoteca Manuel Rendón Seminario, de la Casa de la Cultura, Núcleo del Guayas (9 de Octubre y Pedro Moncayo, piso 1). En su diccionario biográfico, el cronista Rodolfo Pérez Pimentel describe al artista como un ser con un gran mundo interior que ha desvelizado reiteradamente para sacar sus fantasmas, aberraciones, monstruosidades y exponerlos a través de su arte, lleno de luz.
Niños con flores, paisajes, flores, mujeres desnudas de manera informalista son parte de esta obra, en la que Aráuz utiliza motivos abstractos para aprovechar lo que ha sido su tendencia toda la vida: el expresionismo figurativo y el abstracto. Hay varios temas que el artista pinta, pues -como él dice- no se quiere encasillar en ninguno, por eso pinta niños, que son ternura; paisajes y flores, que reflejan calma; y las mujeres, porque simplemente nacieron de su inspiración interna.
Para Robin Echanique, director de la pinacoteca, Aráuz desarrolló su personal estilo desde sus inicios en la escuela de Bellas Artes, como admirador de Rouault, artista francés de las fuertes figuras de gran materia en donde destacan los enérgicos delineados con gran plasticidad. “Sin embargo, Aráuz, sin abandonar completamente su primera influencia, incursiona en el abstraccionismo matérico para pasar a un neo expresionismo de connotaciones aproximadas al Art-Brut, con unas expresivas criaturas macro encefálicas de rostros absortos y enormes ojos desolados”, indica Echanique.
Para el también pintor, en esta muestra predomina el fuerte empaste del artista con gran colorido y con mucha libertad y decisión, en donde sobresalen las flores, bodegones y niños casi abstractos, que utiliza como pretexto para darse a una nueva dimensión de intensidad cromática, jugando con los espacios y volúmenes con ricas texturas.
Lejos de la obra de Aráuz que se incluye en la muestra de arte Caballos de Colores, el objetivo principal de la exposición es mostrar una evolución, condensar todo el proceso de cambio vivido por un artista plástico. Hay un cambio pictórico que no se puede ignorar y que se percibe en esa idea de que la absorción de todos los colores del espectro de la luz (el negro) dote de vitalidad a las nuevas obras.
En sus inicios, Aráuz utilizaba mucho los colores fríos como el azul, verde y el café, para luego mover su paleta hacia los tonos intensos, de gran colorido, como el naranja, rojo y amarillo, que son los que predominan en La pintura del alma. Solo hay un cuadro, Personaje, que tiene una figura grotesca fuerte, una persona que está escribiendo angustiada, a lo que el pintor replica que simplemente se trata de algo simbólico suyo. La pintura del alma es una muestra en acrílico y material mixto que abre sus puertas al público gratuitamente y trae a colación a uno de los principales creadores locales que ha impregnado a la plástica con algo de su universo.
“En esta muestra, el negro lo utilizó como base, para después, con los otros colores, darle forma y textura al cuadro, y al final el color negro desaparece”, explica Aráuz. El pintor espera que el público entienda, en esta muestra, los cambios que han surgido en su vida como artista, por eso retoma el color negro como base principal de sus pinturas.