Piñeiro retrata las contradicciones
Marcada por la historia de su país, Argentina, Claudia Piñeiro, devuelve una mirada a su pasado, a su infancia y adolescencia, en “Un comunista en calzoncillos”, una novela con tintes autobiográficos, “pero con todas las mentiras necesarias para que merezca la pena ser leída”.
“Los escritores tenemos la posibilidad de cambiar esas cosas, esas que, cuando contamos algo real, no tendrían que ser dramáticas. A veces los personajes no tienen un aspecto dramático interesante y hay que dárselo”, explicó Piñeiro.
Pero en “Un comunista en calzoncillos” (Alfaguara, 2013), la escritora pone “claramente por delante” lo autobiográfico, más que en sus anteriores novelas, aunque también aparecen cosas que son ficción y que nunca sucedieron.
En la novela, que presentó hace unas semanas en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, Piñeiro recupera la memoria de “la ruptura entre la infancia y la adolescencia”, una etapa de la vida de la protagonista en la que la relación con su padre alcanzó “la máxima complicidad”.
Padre e hija aparecen en la fotografía que ilustra la portada del libro, en una imagen retrospectiva en la que sonríen alegres saliendo del mar, tomados de la mano, durante unas vacaciones en la ciudad costera de Mar del Plata.
“La relación de la niña con su padre marca una parte de la novela, que se compone de dos rupturas paralelas: la humana y la histórica, la del paso de la democracia a la dictadura militar argentina, una etapa llena de contradicciones”, indica.
Entre diciembre de 1975 a junio de 1976, el relato gira en torno a la ideología del padre, “un hombre que se decía comunista, a pesar de no ser ni militante ni revolucionario, ni nada”, y al choque que constituye para la protagonista el ir descubriendo que fuera de su casa había gente que pensaba de otra manera.
La relación hija-padre marca una parte de la novela, compuesta de dos rupturas: la humana y la histórica
“Él decía que tenía esa ideología, pero se quedaba en su casa, en calzoncillos -de ahí el título del libro-, tomando mate y comiendo”, señala la escritora.
Mientras la relación entre hija y padre se fortalece, la pequeña se enfrenta a las contradicciones de una sociedad en la que los secretos, la censura y las sospechas crecen día a día entre los vecinos del pueblo de Burzaco, su pueblo natal, en la periferia sur de Buenos Aires.
El país vive, mientras tanto, la caída del gobierno de Isabel Perón, el 24 de marzo de 1976, y la llegada al poder del dictador Jorge Videla.
“Me sorprendió que la publicación del libro haya casi coincidido con la muerte de Videla. Me impresionó por esas cosas del azar”, señala Piñeiro, quien asegura que recibió la noticia del fallecimiento del exdictador con “satisfacción”.
“No la viví con alegría, porque nadie se alegra de la muerte de nadie, pero sí con la satisfacción de que muriera en prisión, cumpliendo una condena por los crímenes que había cometido y siendo juzgado”, dice.
Para Piñeiro, “la historia de un país influye absolutamente en un escritor, aunque haya algunos que digan que no”. “Nosotros estamos en un país que tenemos esa marca, y lo que somos hoy es producto de lo que hemos vivido en años anteriores. Me parece imposible escaparse para escribir de los hechos trascendentales de la historia de Argentina. Es muy difícil aislarte”, asegura.
Autora de títulos como “Las viudas de los jueves”, Premio Clarín 2005, “Tuya” (Alfaguara, 2008) y “Las grietas de Jara” (Alfaguara, 2009), Piñeiro llevó ya “Un comunista en calzoncillos” hasta España.
“Allí salió hace poquito y hay alguna posibilidad de ir a Galicia a presentarla, porque en ella hay muchas cosas que tienen que ver con esa tierra, ya que mis padres vienen de allí. Pero todavía no están cerradas las fechas”, explica.
En América Latina, la escritora visitará próximamente la Feria del Libro de Bolivia.