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El Telégrafo
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“Pienso que cada uno es una biblioteca andante”

“Pienso que cada uno es una biblioteca andante”
17 de octubre de 2012 - 00:00

Junto al stand de Editorial El Conejo, en un pequeño quiosco que dice literatura nacional, está a la venta “Bilocaciones”, el último libro de Álex Lima, un guayaquileño que vive en el estado de Nueva York, donde ejerce la docencia y el periodismo cultural. Sus procesos creativos oscilan entre el estar aquí y allí, entre dos lenguas, entre dos culturas, a la par que se sumerge en una investigación sobre la literatura colonial ecuatoriana, sobre todo en Juan Bautista Aguirre, más conocido como un historiador.

¿Cómo inició su investigación de la literatura colonial?

Estoy culminando mi doctorado y en 2007 precisamente en un congreso en la Universidad San Francisco de Quito sobre literatura colonial ya oficialmente me adoptaron los colonialistas, que no son muchos. Es una especialidad muy reducida porque no muchas personas se atreven y es muy difícil, no es solamente tener conocimiento de literatura,  también de las ciencias, de filosofía, de teología y esta gente... era increíble lo que sabía.

Muchos dicen cómo es que Espejo sabía todo esto, en el siglo XVIII los jesuitas ya tenían todas estas herramientas, todo este currículo, estaban al día en todo por mucho que se decía que se prohibían ciertos libros en la Colonia. Tenían el dicho: “lo que no se aprendía en el aula, se aprendía en la biblioteca” y la biblioteca de los jesuitas después de la expulsión es lo que se convirtió en la primera biblioteca nacional de la que Espejo fue el primer director. Pero así me interesé por el tema.

¿Cómo fue su establecimiento en el extranjero?

Soy originalmente de Guayaquil y cuando tenía 15 años mi familia decidió mudarse a Nueva York, EE.UU., donde vivían mis abuelos desde los 70. Llevo pues allí más de 21, 22 años. Ya tenía el gusto por la lectura y la literatura como justamente lo revelé en uno de los poemas que leí en un recital en el primer día de esta feria del libro, es sobre cómo empecé a escribir. Como todo niño recitábamos poemas para las fechas cívicas y nos los daban a todos a memorizar y llegó un punto en el cuarto grado en  que el profesor directamente me dio el libro a mí para que yo declamara ya el resto del año. Así fue como comenzó el gusto por la poesía. Ya consciente de escribir, preparaba discursos de oratoria y ya en EE.UU. quizá a pesar de la nostalgia, empecé a escribir de forma consciente poesía.

Una de sus participaciones en la FIL es para hablar precisamente de literatura colonial, ¿ha influenciado este tipo de escritos en  su obra?

Sí, precisamente el último libro que se titula “Bilocaciones”, parte de un concepto de Juan Bautista Aguirre, en su libro de la física, que es una enciclopedia ilustrada en la que combina la filosofía con la ciencia, con la geografía y la botánica, porque no había distinción entre las disciplinas y precisamente a través de aquello me enteré del fenómeno de las bilocaciones, que se reserva para los santos.

Una bilocación muy famosa es la de San Martín de Porres, que estaba enclaustrado, pero muchos dicen que estaba a la vez ayudando a los enfermos en un hospital. Pero también existe esta bilocación imaginaria y yo vivo esta bilocación Guayaquil-Nueva York, pero mi mujer es madrileña, entonces vivo una bilocación Nueva York-Madrid, vivo constantemente desplazado y llega un momento en que muchas partes del mundo son iguales y no sabes dónde estás y te descoloca un poco eso, pero creo que es la realidad de millones de personas hoy en día.

¿Dónde reside en Nueva York y cómo lo influencia en su obra?

Bueno yo crecí en Brooklyn, ahora vivimos en Long Island, precisamente a una hora de Manhattan. El simple hecho de escribir en castellano en EE.UU. ya es un acto político, el simple hecho de escribir ya es un acto político, lo hago desde una ciudad inagotable, que siempre está reinventándose, pero que, si no tienes cautela, te consume.

¿Además de su doctorado a qué dedica su tiempo?

Pues enseño en una universidad tanto lengua como literatura castellana y a chicos de último año de bachillerato, del High School, cursos que les dan horas de universidad mientras todavía están en el colegio y también soy editor de la revista de cultura Híbrido. Ayudo y colaboro con antologías, otra cosa con la que estoy colaborando ahora es con Wilfrido Corral en una antología que saldrá en inglés de escritores, de narradores, latinoamericanos del siglo XXI, porque allí para que se conozca tiene que estar en inglés, aunque los especialistas saben diferentes lenguas.

¿Cómo vive el acto creativo?

Hablábamos en el conversatorio del 11 de octubre, yo personalmente no creo en la inspiración, creo que cada uno de nosotros somos una biblioteca andante, con lecturas, con vivencias, buenas y malas, con bastante influencia visual, bastante influencia de la música y llega un momento en  que todo esto se combina sea por un olor, sea por algo que alguien dice y ahí surge el momento poético. Si lo ves desde el punto de vista científico es una conexión de axiomas que se conectan, está la chispa y salió. Y también vivir en dos lenguas, en dos culturas, a veces hay malentendidos,  incluso dentro de las mismas variedades del castellano a veces hay malentendidos, pero allí está la oportunidad poética.

¿En qué trabajaba antes de “Bilocaciones”?

El libro “Inverano”, que más o menos empieza la idea de estar en diferentes sitios y como en realidad, dice un poema, no importa de dónde eres y en todos lados vas a encontrar centros comerciales que están organizados de la misma forma. “Inverano” era la idea de estar entre un invierno-verano y qué es lo pasa aquí, el clima es constante, en cambio allí no, todos los días tienes que ver el tiempo, entonces estar en constantes fluctuaciones de tiempo, de idioma, de cultura se vuelve tu modus operandi y tienes que saber los códigos para todo, del diario vivir. He publicado dos libros de poesía, estoy a punto de publicar un tercero que será bilingüe, algunos poemas se me ocurrieron primero en inglés y otros en español, entonces en la carilla izquierda irá el original y en la carilla derecha, la traducción que yo mismo he hecho, a veces la traducción es mejor que el original.

Tengo otro sobre el lenguaje, pero eso me va a costar un poquito más, porque hay que trabajarlo y es precisamente sobre las posibilidades de la superposición de diferentes lenguas y variedades, por ejemplo, lo que saco de los estudiantes, en vez de decir “me como los huevos”, escriben “me como los jueves” y ese es el momento poético; y luego va hacia las variedades del castellano por ejemplo un bicho, para un pueblo pequeño es una palabra ofensiva, en España es un niño, y ya la última parte es un inglés hispanizado, pero ese me va a tomar bastante trabajo terminarlo porque es lengua pura y dura, lenguaje puro y duro.

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