“Pienso que es importante hablar de racismo en Ecuador”
La pintora Lisa Helena Torske Lombeyda se siente ciento por ciento guarandeña, aunque su apellido sea noruego y, como ella dice, por alguna casualidad de la vida nació en Quito en 1982.
Por cuestiones de sus estudios universitarios también vivió en Miami entre 2002 y 2009.
Lisa expondrá desde este miércoles 1 de junio, a las 19:00, una muestra con 47 de sus obras, que ha sido organizada por la Sede Nacional y el Núcleo de Bolívar, en el marco de la Galería Nacional Virtual de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y sus plataformas digitales (Facebook, YouTube y web).
La exposición lleva el sugerente título de Poesía gráfica del inconsciente social, una denominación concebida por los curadores, que la autora atribuye al hecho de que sus pinturas tienen que ver mucho con el lenguaje gráfico que utiliza.
¿Por qué se dice que sus obras juegan con el antagonismo de una gráfica inocente y poética que contrasta con temáticas sociales?
Mis pinturas suelen tener varias capas. A primera vista hay mucha ternura, inocencia, la gráfica usa algunos elementos simples, muchos de ellos utilizados en la cultura pop: estrellas, arcoíris, nubes, coronas, animales, colores fuertes y colores fosforescentes; suelo pintar muchas niñas (para mí las niñas son un símbolo de inocencia y de fuerza juntas).
Pero los temas que trato en mi trabajo son totalmente antagónicos con la parte gráfica de la obra. Suelo explorar temas como la migración, el maltrato a las niñas, las mujeres, el racismo, la desigualdad.
Yo creo que la gráfica que uso es una manera de acercarme a quien ve mi obra y a través de la liviandad del humor y la inocencia tocar temas más complejos.
¿Qué temáticas se reflejan en esta exposición?
Ecuador es un país muy complejo, lleno de contrastes, de gente cálida, hermosa, de muchos colores. Tenemos una calidez natural para tratarnos. Pero debajo de esa superficie hay muchos problemas graves en nuestra sociedad a los que casi siempre preferimos ignorar.
Nos llamamos país pluricultural, pero no nos aceptamos los unos a los otros. Decimos respetar a las mujeres y adoramos a la Virgen, pero los niveles de maltrato a las mujeres y a las niñas son uno de los más altos en la región.
Millones de ecuatorianos han tenido que migrar, pero no aceptamos a los migrantes que llegan a Ecuador en situaciones extremadamente difíciles.
Aún no hemos aprendido a criar a nuestras niñas en iguales condiciones que a los varones. Yo siempre he estado fascinada por el comportamiento humano; en mi trabajo trato de explorar, de desarmar y entender cómo se mueven los hilos para ser la sociedad que somos.
¿Qué influencia ha tenido en su trabajo el hecho de convivir con indígenas y otros grupos sociales?
Yo crecí en Guaranda. Esta ciudad es mi hogar, es mi punto de referencia en el mundo, es mi familia.
La población de la provincia de Bolívar es mayormente indígena. Mi mamá y mi papá, desde que yo me acuerdo, siempre tuvieron grandes amigos indígenas, siempre nos visitaban, nuestra mesa estaba siempre llena.
Nos invitaban a sus casas y nos ofrecían siempre lo mejor que tenían. Mientras crecía esa era mi realidad, pero ya de mayor me fui dando cuenta de que esa no era una realidad generalizada, que la mayoría de mestizos no les trataban a los indígenas como iguales, nunca les invitaban a comer en la misma mesa, tampoco tomaban sus opiniones con seriedad.
Darme cuenta de esa realidad fue doloroso y por eso pienso que es importante hablar del racismo en el Ecuador. Creo que el arte tiene el poder de transmitir mensajes que llegan más allá de lo intelectual, que pueden mover emociones, pueden llegar a mover ideas que están arraigadas a nosotros y ojalá sensibilizarnos para mejorar.
¿En cuántas exposiciones individuales y colectivas ha participado?
Colectivas, en Ecuador, Alemania y Estados Unidos, principalmente, y cinco individuales en Alemania, Ecuador y Bélgica. (I)