Pepe Yépez radiografía la tradición en documental
La noche del viernes, en el MAAC Cine, el cineasta José Yépez -más bien conocido como Pepe Yépez- presentó su documental “Años viejos”, durante la duodécima edición del festival Encuentros del Otro Cine (EDOC), que entra a su última semana de exhibiciones.
El documental, realizado con la colaboración de los investigadores de la Universidad Casa Grande, Tina Zerega y Carlos Tutivén, hace un retrato de las personas que anualmente, a lo largo de la calle 6 de Marzo, se dedican a fabricar monigotes que a la postre son quemados para recibir el nuevo año.
Son varios los personajes que aparecen y diversas las historias que se cuentan. Del mismo modo, aborda la selección de los personajes que serán convertidos en monigotes y las distintas técnicas empleadas para la elaboración de los años viejos.
Monigotes de personajes como Hulk o La Roca (de Los 4 fantásticos) cuyos detalles son cuidados hasta la exhaustividad, muestran la destreza de algunos con el aerógrafo.
En esa narración sobre técnicas y personajes salta a la vista la relación entre los fabricantes y la política, o, en el caso de los más jóvenes -con formación artística en algunos casos-: las industrias culturales.
Hubo un momento de la historia de Guayaquil en que la industria cultural se hizo un lugar con fuerza en la calle 6 de Marzo. Yépez preguntaba a un joven artesano callejero -como se autodefinieron algunos- si elaboraba a alguien de la política. La respuesta fue que prefería no hacerlo, “porque no se lo merecen”.
El documental, rodado entre 2004 y 2007, también aborda la constante tensión que existe entre quienes mantienen la tradición de los años viejos de varios metros con la fuerza pública, y cómo esta tensión se intensifica en la zona de la regeneración urbana.
Son varias tomas en las que se puede ver a la gente corriendo con maletines llenos de camaretas, cuya venta está prohibida, tanto en el centro de la ciudad como en el estadio Modelo.
Se muestran diálogos con la Intendencia de Guayaquil y el Cuerpo de Bomberos que sugerían no encender, por cuestiones de seguridad, a los monigotes monumentales -que en algunos casos sobrepasan los 10 metros de altura-. Uno de los fabricantes exclamaba: “Pero si el chiste es quemarlo”.
Luego de la proyección del filme, el director acudió al frente del auditorio (cuyas tres cuartas partes estaban ocupadas por el público) para participar en un foro, en el que Yépez explicó que el acto de elegir a los personajes que irán apareciendo en la obra, es algo “instintivo”, luego de que le preguntaran cómo había tomado esa decisión.
En cambio, Tutivén -que extendió al público la recomendación de pasar un año nuevo en este barrio- se refirió al aspecto antropológico de la tradición. Describió la sensación de estar ahí como tribal, en un ritual donde está presente “el sacrificio y la purificación”.
Yépez, que forma parte del colectivo Memoria Ciudadana, obtuvo en abril un premio en el festival Encuentros del Cine Latinoamericano en Burdeos, Francia, por su documental “Nariz del Diablo”, estrenado en 2012.
