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La propuesta documental busca expandir una fase preliminar

Pepe Mayo busca la transgresión de los 60 y romper la asimetría

Pedro Intriago (izquierda) y Pepe Yépez (derecha) encaminan el proceso documental de la revista sesentera. Foto: Eduardo Escobar.
Pedro Intriago (izquierda) y Pepe Yépez (derecha) encaminan el proceso documental de la revista sesentera. Foto: Eduardo Escobar.
29 de septiembre de 2014 - 00:00 - Redacción Cultura

Por debajo de las mesas, a la entrada de la escuela, a escondidas o en algún parque cercano al centro de estudios se ubicaban los puntos de difusión de la revista de historietas ‘Pepe Mayo’, un pasquín que se ajustó al bolsillo de toda una generación de púberes que vivieron entre los años 60 y 70 en distintas ciudades de Ecuador.

La revista, de pocas páginas, era una serie de historias con figuras transgresoras y planos en los que el cuerpo y su vinculación sexual con el otro podían ser objeto de estudio para caricaturistas. A esto, sin duda, contribuyó un contexto en el que el sexo se pensaba como un tabú. La propuesta clandestina de ‘Pepe Mayo’ era un medio de comunicación curioso para aprender lo que no llegaba a las aulas y menos aún al centro de la conversación familiar.

Aún quedan algunas reminiscencias del boom que circuló durante esos años  para aprender del cuerpo del otro, de la gracia con la que se comentaba su nombre en los años siguientes y sobre todo algunas incógnitas, siendo la principal de todas: ¿Quién era su autor?

Pepe Mayo era el personaje de la historieta, de las distintas narraciones clandestinas y a pesar de que quienes fueron testigos de su difusión comentan que hasta hubo presos por ser propietario de un ejemplar, nunca se supo quién la hacía y hay un montón de teorías y especulaciones al respecto.

Pedro Intriago y José Yépez -más conocido por su trayectoria cinematográfica como Pepe Yépez- iniciaron una investigación de este personaje y la época en la que se enmarcó su difusión con una conversación en una cafetería de la ciudad. Pensaban en la sección de ‘Erotopías’, una muestra que integró la Feria del Libro Arte y Erotismo que se desarrolló en Guayaquil 2013 y que recogía más de 6.000 años de arte erótico en el país.

El proyecto de investigación documental Las aventuras de Pepe Mayo se presentó de forma preliminar a la convocatoria para la realización del documental en Guayaquil ‘Eros, Cultura y Civilización 2013’ que planteó el Ministerio de Cultura y Patrimonio. En esa ocasión ganó por considerarse, según el jurado, “el proyecto que más trasciende la coyuntura de la Feria del Libro para generar su propio universo poético, hilando los momentos de la feria con el erotismo en la ciudad”. En ese momento, la propuesta fallaba en cumplir con el objetivo central: encontrar a Pepe Mayo y sus cómics. En el camino de esa búsqueda ya se aventuraba una plasticidad y un personaje rico y se pronosticaba la posibilidad de un proyecto más extenso.

Este 2014, en busca de posibilidades por ampliar los rastros de un personaje que para Intriago y Yépez “se ha convertido en una leyenda urbana”, plantearon el proyecto al concurso de fondos concursables que anualmente entrega el  Consejo Nacional de Cinematografía  (CnCine) en la categoría de Investigación y Escritura de Guión.

En la primera llamada los resultados no fueron favorables, pero siguieron trabajando para presentar el proyecto en la segunda convocatoria en la que sí fueron parte de la lista de ganadores.

Sin duda, los 4 proyectos que se presentaron en esa categoría tuvieron algo de suerte, pues a diferencia de las convocatorias anteriores, en esta los 2 jurados nacionales y los 2 internacionales decidieron por ‘unanimidad’, según el acta de premiación, luego de una consulta al CnCine, entregar un ‘apoyo’ más en la categoría, sin que se afecte el presupuesto para las otras.

Hasta el momento, los realizadores no han encontrado registros físicos de lo que fue ‘Pepe Mayo’, pero se topan con historias de testigos de esos folletos en papel periódico barato que van haciendo esta investigación más dinámica.

“Se vuelve muy interesante el personaje y la película, la idea es tratar de encontrar al autor, al personaje ficticio. La gente relaciona mucho al autor con el propio personaje como si hubiera sido algo autobiográfico, pero al final esto termina siendo un pretexto para hacer cine y hablar de una época maravillosa”, comenta Pepe Yépez, a lo que agrega que “es verdad que con el paso del tiempo los seres humanos tenemos tendencia a embellecer los recuerdos, pero si analizas todas las cosas que pasaron en esa época, no es casualidad que Pepe Mayo haya aparecido en ese momento”.

Hacer cine en el país aún es una apuesta complicada, a pesar de que se puedan encontrar historias como la de esta caricatura, que además, no han recibido la suficiente documentación.

Sobre los desafíos que aún enfrenta el quehacer cinematográfico en el territorio, comentaba hace poco el cineasta Victor Arregui en una entrevista a un medio argentino, durante su participación en la Competencia Internacional de ficciones de Unasur: “Nuestro desafío es crear más fondos para que la empresa privada entre no solo en cine, sino en cultura”.

La percepción de Arregui se ha generalizado en la medida de la demanda de realizadores. A esto se suman las críticas a la entrega de fondos concursables en la medida en que este incentivo que otorga el Consejo Nacional de Cinematografía de Ecuador se vuelven cada vez más reñidos, con aspectos por mejorar.

Uno de estos es que gran parte de los proyectos premiados responden a las propuestas que se hacen desde Quito -que hasta hoy son mayoría-, ciudad en la que se ha desarrollado una buena parte del sector cinematográfico del país, con escuelas y una plataforma de actores y realizadores que se va profesionalizando con el tiempo.

Para Intriago y Yépez, estos son aspectos innegables. Sin embargo, para los realizadores de ‘Pepe Mayo’  hay aspectos que el CnCine debe mejorar, como moverse evadiendo costos de traslado de los postulantes a los fondos en las entrevistas preliminares, y permitir que parte del jurado nacional tenga eje de acción fuera de Quito.

Desde 2008 hasta 2013 funcionaba en Guayaquil una mediateca en el Ministerio Zonal a cargo del CnCine. En ella era posible consultar 4 cajas de libros sobre guiones, producción de material audiovisual y conceptos cinematográficos. Pero se cerró por una disminución presupuestaria al CnCine y una propuesta de la Universidad de las Artes, inaugurada a inicios de 2014, para unir las mediatecas.

La propuesta aún está en proyecto, junto a la oferta que entregaba la mediateca a Guayaquil. Según Juan Martín Cueva, director ejecutivo del CnCine, la idea sí sería reactivar algo en Guayaquil y en Cuenca, “pero depende del presupuesto”, comenta Cueva.

“Sí es un problema que el cine nacional termine siendo el cine quiteño y haya otras miradas de realizadores que vivimos en la periferia de la capital que tenemos cosas que decir también”, comenta Yépez. Reconocen que la acción de asociaciones no ha sido suficiente. “Los realizadores de la periferia hemos tenido menos oportunidades, entonces necesitamos más facilidades ahora que los que ya las han tenido, y es una forma de eliminar la asimetría (...) Es un problema nacional y se necesita políticas para irlas solucionando”, comentan.

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