Pedro Sánchez recrea su niñez desde la pintura
El artista guayaquileño Pedro Sánchez Quimí se sentía demasiado cansado para terminar el último cuadro de su muestra, Carta al pasado.
Para que su tutor de tesis y curador, el artista Saidel Brito no lo reprendiera recurrió a aquel gesto de los niños en la escuela, cuando les piden a sus padres hacer una justificación escrita. Esta carta es parte de la exhibición.
Abierta en la Casa Cino Fabiani, en el barrio Las Peñas, hasta esta semana, la muestra es una alusión a la infancia. El autor usa su registro personal para enfrentar pasajes vergonzosos y reconstruir aquellos en los que la imagen que lo rodea pasa desapercibida, el fuera de campo activo.
Lo hace con aquella fotografía en la que corría porque no quería salir en el cuadro, o en la que, como el resto de sus compañeros de la escuela de monjas, curiosamente mixta en los 90, se toma una foto en el panel en el cual el cuerpo de la Virgen María se completaba con la cara de sus compañeros.
En cuadros de gran formato alude al recuerdo que tiene de la foto que se encontró en su archivo personal.
Trata de desconfigurar las imágenes a través de la pintura para recrear la escena de su memoria, donde los protagonistas están casi borrados.
En los cuadros de pequeño formato utiliza los libros sagrados, con los que aprendió a leer y escribir, para recrear los escenarios de la escuela.
Para Brito, esta muestra se trata de enfrentar la pintura como lenguaje, de manera que se conecte con archivos, imágenes, recuerdos, fotografías de la infancia.
Piensa que a través de estos pasajes que marcaron ciertos códigos de la historia del autor, “él intenta narrar su pasado para que quepamos nosotros. Es una especie de autobiografía social”, dice Brito.
A través de imágenes fragmentadas por el ingenio de la pintura, el color, los formatos “crea una especie de universo recurrente que da vuelta sobre los recuerdos. Un olvido potente e intencional, en esa relación entre el encuentro y el olvido su obra encuentra una brecha lúdica, que le vuelve a dar un sentido a la pintura como lenguaje”, agrega Brito.
Para Sánchez se trata de un ejercicio de apropiación de sus recuerdos en el que lo último que quiere es repetir la foto. Busca pensar en lo que había de fondo, la anécdota que regresa a su memoria ahora.
“Capto esas escenas que no fueron tan feas para llevarlas al escarnio público; eso es lo que me interesa en esta expo”, dice el autor en un recorrido por su trabajo.
Para Brito, la obra de Sánchez puede empatarse con la búsqueda de otros autores locales, como el pintor Carlos Figueroa. “Esta es una antinarración en la que uno puede poner palabras y fragmentos de su propia historia”, señala el artista cubano radicado en Ecuador.
Piensa que en esta fragmentación, en el formato intimista que tiene la muestra “todo termina diluyéndose, así como nuestra relación con ella”.
El curador considera que pese a la frescura que carga la pintura del autor se evidencia una solidez, la exploración de su trabajo en los últimos años. (I)
Pedro Sánchez Quimí es parte de la generación de la próxima promoción de graduados de la UArtes que inició su carrera en el ITAE.