El Muna no tiene plan de contingencia actualizado
Una escultura de Alice Trepp recibe a los visitantes del Museo Nacional del Ecuador (Muna). En la parte del Edificio de los Espejos que da a la Avenida Patria la figura en yeso de María Luisa Ogonaga Ocampo mantiene la pintura acrílica, óleos y pigmentos de su acabado a la vista de los transeúntes y de un guardia.
Tras la puerta del Museo, otras piezas de la serie “La Carga”, de Trepp, se esparcen por el repositorio custodiadas por cámaras que también vigilan bienes como el báculo que usó el expresidente Gabriel García Moreno y que fue forjado en plata, oro con brillantes, esmeraldas, rubíes y zafiro.
Una toma de corriente sube por una columna cercana, hacia el techo que en la segunda planta es más bajo, lo cual hace que sea menos frío y más caluroso en el tercer piso.
Junto a la sala de “Paisajes sonoros” hay una manguera de bomberos empotrada en una vitrina de vidrio que dice “Gabinete contra incendios”.
Entre otros equipos de seguridad hay sensores de humo, alarmas, extintores, pulsadores de alerta y un sistema de tuberías de conducción de agua presurizada para la alimentación de cajetines contra el fuego.
La escultura en madera tallada, encarnada y policromada de San Isidro Labrador (autor anónimo) data del siglo XIX y reposa sobre un pedestal blanco. La figura sostiene una hoz en una mano y un báculo en la otra. Dos bueyes y un arriero alado la acompañan sin cristales alrededor.
Hay un área lúdica en el segundo piso, allí hay objetos que pueden tocarse, junto al diorama inmersivo recreado por Wilson Orellana a partir del “Club estrafalario”, cuyo original es una obra decimonónica, óleo sobre lienzo, del artista José Agustín Guerrero.
Los ojos de los guardias que custodian el lugar son los principales celadores de las piezas expuestas.
La estructura se mantuvo
El Museo Nacional, que se reabrió el 18 de mayo de 2018 (Día Nacional de los Museos y fecha de su apertura luego de dos años y medio de intervención), mantuvo la disposición general de las salas hasta antes de ser intervenido, explica vía telefónica el arquitecto Roberto Cárdenas, quien es miembro del área de museografía del Muna.
“El uso del espacio en el museo es el que se tenía antes del Hábitat III, se ha mejorado y adaptado a un nuevo discurso”, dice el especialista que conforma el equipo técnico junto a 10 personas y que dentro del Muna trabaja con otros 10 elementos de seguridad. “No tenemos actualizado un plan de contingencia”, admite, “el plan que usamos es el que estaba vigente antes de la remodelación”.
En casos de emergencia, la prioridad es el rescate de los visitantes, luego se activarán los mecanismos para proteger las piezas patrimoniales. “Si hubiera un evento telúrico, luego de que la gente sea puesta a buen recaudo, el equipo técnico definiría las medidas a tomar con los bienes”, concluye. (I)