La OSG reprodujo sinfonías del cine estadounidense
Los ajustes en la afinación de los instrumentos de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil (OSG) en manos del violinista Ecuador Pillajo, marcaron el inicio del concierto que conmemoró el aniversario 67 del Centro Norteamericano (CEN) en el Centro Cívico, la noche del pasado viernes.
La entrada de su director Dante Anzolini arrancó los aplausos de un estimado de 300 espectadores del recital que rindió homenaje a piezas norteamericanas escuchadas en diversas películas de Hollywood y que rememoraron parte de la cultura e historia política de Estados Unidos.
Como es ya una costumbre del ítalo-argentino romper el hielo entre el público y sus músicos, convirtió el preámbulo de cada sinfonía en una charla lúdica donde explicaba el contexto de la época respecto a las composiciones y sus autores.
Fanfarria para el hombre corriente, melodía escrita por el inglés Aaron Copland, fue el primer tema que sonó en los instrumentos de viento (trompetas, trombones, timbales y tuba) con un matizado ritmo al compás de la batuta de Anzolini.
La interpretación logró emular la tensión de la guerra vivida en la Segunda Guerra Mundial, y que el autor la creó a partir de la petición que le hiciera su colega Eugene Gossens, director de la Orquesta Sinfónica de Cincinnati, sobre una fanfarria.
Esta solicitud la recibieron también otros compositores británicos sumando 18 piezas que luego usó como apertura en cada recital de la temporada de conciertos de 1942 a 1943. Este fue un éxito que se desplegó a los compositores norteamericanos convirtiéndose en el tema principal del cuarto movimiento de la Tercera Sinfonía de Copland.
En la tercera intervención, el cuerpo de violines y chelistas entró con marcada sincronización y fuerza en la pieza de Leonard Bernstein, “Candide”. Una de las composiciones orquestales interpretadas con frecuencia por directores estadounidenses del siglo XX por su fama alcanzada a partir de la obertura para opereta titulada “Candide”, basada en la novela sátira de Voltaire.
La suavidad de la melodía “Adagio for strings”, la obra más popular de Samuel Barber, estremeció al público que no despegaba la mirada del vibrato que los violinistas pulsaban sobre sus arcos.
Esta pieza que comienza con una larga línea melódica en los primeros violines y se acentúa por las violas, destaca por sus fuertes registros que llegan a un clímax electrizante y es atenuada con breves silencios. Su popularidad la debe a su uso en películas famosas, como El hombre elefante (1980) y Platoon (1986), hasta ser interpretada por el DJ Tiesto con arreglos electrónicos.
Aaron Copland regresó a las partituras de la OSG con la suite de Rodeo de la cual Anzolini eligió las piezas “Midnight Waltz” y “Hoedown”.
Conocida por ser la música de la coreografía de Agnes de Mille para el Ballet Ruso de Montecarlo y premiada en 1942, el director detalló que su composición estuvo inspirada en la cultura del rodeo rememorando al típico vaquero estadounidense.
La segunda parte del concierto celebró a George Gershwin con su suite Porgy and Bess, con arreglos de Morton Goud.
Son once sinfonías que evocan el estilo de vida de los afrodescendientes de Carolina del Sur, en Estados Unidos, de la década de 1930.
La conocida “Summertime” fue parte de esta composición que tomó 25 minutos y sonó impecable en manos de los 80 instrumentistas de la OSG, quienes fueron aplaudidos de pie por un entusiasta público que cada viernes puede apreciarlos en forma gratuita. (I)