Orquesta toca a otro compás como invitada
Palabras del maestro Reinaldo Cañizares, presidente de la Fundación Orquesta Sinfónica de Guayaquil; María Luisa Caputi de Cuesta, presidenta de la Fundación Sociedad Femenina de Cultura, y de Mario Canessa, cónsul honorario de Italia en Ecuador, precedieron al VI Concierto de Temporada 2011-2012 de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, el 17 de junio, en el Centro de Arte. Antes de llenarse de música, el teatro principal del centro se copó de gente que escuchó atentamente cómo se destacó el alto nivel que ha alcanzado la sinfónica convirtiéndola en una de las instituciones musicales y culturales más importantes de la ciudad y del país, su repertorio de esa noche mostraría la influencia que tuvo la música en el desarrollo político de Italia y ante todo la fructífera presencia italiana en la sociedad ecuatoriana.
Bajo la batuta del director titular, David Harutyunyan, la orquesta alcanzó nuevamente niveles interpretativos y demostraciones de técnica que a veces ni los críticos especializados pueden encontrar defectuosos. Se lucieron no exclusivamente, el concertino alterno Ecuador Pillajo, el oboísta Jorge Layana que actuó como solista en una de las once piezas interpretadas, Tetyana Makeyenko en el arpa, Ekaterine Poukhiria en el clavicémbalo y la sección de violas encabezada por Zorik Bazinyan y Fanny Viteri. Todos ellos dotaron de nuevas texturas y exquisitos tonos a las composiciones de Giacchino Rossini, Gaetano Donizetti, Giuseppe Verdi, Pietro Mascagni, Marcello Benedetto, Vincenzo Bellini, Tomaso Albinoni y Ruggiero Leoncavallo; oberturas de importantes óperas en su mayoría, unos intermezzos, un adagio y el segundo movimiento de un concierto.
Cada pieza se sentía como un final, pero era apenas el comienzo para algo más grande y mejor; en especial la primera –Obertura de la ópera Una italiana en Alger, de Rossini- y la última –Obertura de la ópera Nabucco, de Verdi, tocada en seguidilla de su otra obra, Obertura de la ópera I vespri siciliani-. Lo mismo ocurrió con la interpretación de Concierto en Do Menor para oboe- segundo movimiento, de Benedetto, con Layana como solista y el clavicémbalo a cargo de Poukhiria. La orquesta no paró el in crescendo hasta salirse de las gráficas, llenando el teatro, al que regresaron luego de 2 años para su primer concierto de temporada 2011-2012 –el 15 de abril-, de un sonido redondo.
Aunque tenía una ligera competencia de unas pruebas de karting en la pista cercana al Centro de Arte y de algunos celulares de la audiencia. La orquesta se ganó una nueva ovación de pie y regaló a su público y su ciudad una serie de destacadas interpretaciones de música italiana.
Para este concierto se aunaron el gusto y el conocimiento del director titular de la orquesta sobre la música italiana y la ópera, el regreso de Layana a las filas de la Sinfónica de Guayaquil –aunque nunca la dejó oficialmente- y el acople de timbres entre cuerdas, en especial violas, y vientos metales, además de percusión con contrabajos, cellos y vientos, que resumidos generaban uno de los sonidos más excelsos que han alcanzado las interpretaciones de ópera en la ciudad, en los últimos tiempos. El concierto se organizó como una celebración especial de los 150 años de la Unidad de Italia y los 65 años de proclamación de la República de Italia.