Olga Regnier reinterpreta el arte desde lo femenino
La fotógrafa francesa Olga Regnier ha hecho un homenaje al surrealismo reinterpretándolo. Se trata de la “materialización de los sueños en la pintura”, dice la artista en la Galería de la Alianza Francesa, donde inauguró, anoche, la muestra visual La rosa meditativa (La rose médiative).
La pintura que da nombre a la exposición –realizada por Salvador Dalí, en 1958– aparece con un nuevo significado, encabezando una serie que incluye el retrato de su musa Gala.
Cada imagen surgió de distintas fotografías de Olga Regnier, las cuales unió con escenas clásicas. En El sol que se funde, ella conserva la esencia de La persistencia de la memoria (Dalí, 1931), esos relojes derritiéndose, pero lo femenino, el color, como estética híbrida, es su toque adicional.
“Los géneros son construcciones sociales”, explica la artista un par de días antes de que termine de montarse la serie. “En la publicidad aún vemos que para vender productos de limpieza en televisión, por ejemplo, aparecen amas de casa; mientras que para comercializar un carro mostrarán a un hombre. Esta exposición deconstruye, trata de desmitificar los estereotipos masculinos”, dice la fotógrafa.
Olga Regnier, fotógrafa francesa.
La Gran Odalisca (Dominique Ingres, 1814) aparece ‘liberada’ del espacio cerrado en que se pintó originalmente, “un yugo artificial impuesto por la sociedad”, en palabras de la creadora.
También hay apropiaciones de Olympia (Edouard Manet, 1856) en un juego de colores que deslumbra, pero el hilo conductor de la propuesta son los cuatro elementos (aire, tierra, agua y fuego) que revisten a David (1501-1504) de Miguel Ángel, el pintor que creó un arquetipo de la belleza masculina que se ve trastocado.
Cada elemento reúne escenas particulares a su alrededor y, según Regnier, representa la vulnerabilidad del hombre, cuya existencia depende de la naturaleza.
La muestra incluye modelos propios que empleó la fotógrafa, como el de Tatoo con golondrina, Nocturna u Osmosis, en los cuales la feminidad se muestra de forma directa.
El héroe pacífico es, en realidad, un antihéroe porque incluye una parte reptiliana (una iguana fotografiada en Guayaquil) y a un héroe de la cultura pop adornado con un collar de flores cerca del cual vuela un pájaro que representa la espiritualidad. La metáfora de la paz se completa con el rosa y oro en el casco del personaje central y ficticio.
El explorador galáctico conecta la propuesta con los ideales de los más jóvenes y un Europeo tatuado aparece entre la naturaleza, sin ser nativo. Lady Ga Ga hablando mariposas completa la serie de metáforas, una que insiste en que las mentalidades, de hombres y mujeres, deben cambiar para tener un trato horizontal.
Es la primera vez que La rosa meditativa se expone en la capital del país. (I)