Nuevo Mariano Aguilera: un museo, un disco y una página web
La música andina como método para fortalecer la cultura Quichua-Caranqui en Imbabura y la creación de un museo de réplicas arqueológicas en la comunidad La Pila en Manabí son un par de los proyectos becados por el Premio Mariano Aguilera.
El primero, según Raymi Guatemal (Kuyllur Escola encabeza la propuesta), está enfocado en “la necesidad de generar procesos culturales” e incluye un grupo musical para el que han trabajado 54 niños provenientes de tres comunidades imbabureñas.
El proyecto ganó en la categoría de Nuevas Pedagogías del Arte y se titula “Kipiku de saberes musicales”. La palabra kipiku designa a una maleta en que se llevan los saberes, el conocimiento transmitido por generaciones.
La música fue grabada en un disco por infantes imbabureños que, al igual que sus vecinos, han dejado de aprender la lengua ancestral de sus padres. La idea es que luego de haber elaborado algunos instrumentos como la palla, el modelo de enseñanza se replique en lugares aledaños. Las comunidades Quichua son 16 en total.
“Museo Histórico y Artesanal La Pila” de Pamela Cevallos surgió cuando la investigadora de colecciones de arte se preguntó sobre el origen de los bienes museales.
“Cuando vemos los objetos en museos aparecen desprovistos de la historia sobre el lugar del que salieron”, recordó la artista que llegó a La Pila, donde la población se vinculó a la extracción y comercio de piezas arqueológicas. Además, se convirtieron en artesanos de réplicas.
El valor del oficio de quienes recrean el arte precolombino está afectado en relación a lo patrimonial, dice la investigadora, quien descartó una exposición temporal para crear un museo permanente cuyas colecciones se consolidaron a través de donaciones de ceramistas. Cevallos reunió sus documentos, algunos del archivo del Banco Central, sobre el lugar, y los llevó al repositorio.
La beca sirvió para implementar el museo abierto desde el 9 de junio de 2018.
La Sala de Proyectos
En abril de este año, los becados presentaron un primer corte de su trabajo en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito (CAC), que acoge desde hoy sus propuestas terminadas.
Sobre los avances previos, Pablo Ayala cuenta que anticipar una muestra de un trabajo categorizado en investigación (presentó Memorias y perspectivas de lo colectivo. Entre la gestión cultural y las prácticas artísticas contemporáneas junto a Paola de la Vega) fue un reto. “No es fácil exhibir una investigación de unas 150 hojas en una sala”.
El periodo que abarcaron estos investigadores fue de 2000 a 2007 y tuvo que ver con los colectivos culturales que se crearon.
“Una de las dificultades fue conseguir sus archivos o entrevistar a sus gestores, pues muchos se han desarticulado o están en proceso de desaparecer”.
Otro de los montajes basados en textos fue el ganador en la categoría Edición y Publicación, que Pablo Almeida presentó como “Al zur-ich más que un proyecto, un recurso estratégico. Historia del encuentro de arte y comunidad Al Zur-ich” y que va de 2003 hasta 2017.
“Laboratorio Disonancia”, de Patricio Dalgo, también entra en las pedagogías del arte y su autor contó que representaron cuatro proyectos destacados de los últimos diez años. “En el laboratorio rehicimos las piezas para el contexto actual, sin necesidad de tutores al momento de ver la muestra”.
Pamela Cevallos (micrófono) trabajó en el Museo de La Pila, en Manabí, que se abrió el 9 de junio pasado.
Foto: Álvaro Pérez / El Telégrafo
Este año los becados tuvieron el acompañamiento de un comité curatorial-editorial. Los curadores fueron Ana Rodríguez, Pascale Laso y la jefatura del premio estuvo a cargo de Romina Muñoz y Silvana Sarmiento.
Muñoz recalca que la llegada a sala es “un punto de partida dirigida al público que no está al tanto de los proyectos”. El programa incluye una parte pedagógica.
La Creación Artística
El metraje encontrado (una película hecha a partir de otros videos) que Javier Izquierdo tituló “Barajas”, tiene a cuatro personajes reales que fallecieron juntos en un accidente aéreo, en 1983: Manuel Scorza, Ángel Rama, Marta Traba y Jorge Ibargüengoitia y reúne imágenes de sus obras que reflexionan sobre el arte contemporáneo.
“Un martes cualquiera” es el proyecto de Francois Laso que retoma los archivos fotográficos ocultos de la matanza de Aztra, ocurrida hace 41 años en el sector de La Troncal, en Cañar.
“Un jardín propio. Narrativas ilustradas sobre medicina tradicional de la Sierra y Oriente” es liderado por Rafaela Palacios, quien visitó el Oriente para investigar a los Záparas. “Los bloques concesionados a empresas petroleras se relacionan con la conservación de las plantas y atraviesan su lenguaje, uno que tiene tres hablantes en una comunidad de 600”.
El trabajo de los ganadores fue acompañado por las tutorías de Ana Rodríguez, Pascale Laso, Xavier Andrade y Jorge Izquierdo. (I)