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El Telégrafo
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Noticias que alegran y estimulan más otros asuntos mortificantes

Noticias que alegran y estimulan más otros asuntos mortificantes
05 de mayo de 2013 - 00:00

Amanece como cualquiera de estos días: lloviendo. Sin poder evitarlo, veo el Arca de Noé, y pienso en la mosca que ayer daba vueltas a mi alrededor, y se me paraba en donde le daba la gana: en la nariz, en una oreja, en la boca, en cualquier parte de mi piel que estuviera expuesta.

Menos mal que no estaba calato porque era peor que una pulga en mala parte.

Tenía que morir, y murió. De todos modos, al arca no habría entrado.

Llueve cojonudamente. No sé cómo será eso, pero así llueve. No cojudamente, que eso sería una llovizna. Algo brilla a lo lejos. No es nada, apenas un relámpago. Entre tanto, el Papa recibe a Rafael Correa y le dice que lo ve fresco como una lechuga.

La gira europea de Correa no fue un simple paseo sino un viaje de promoción del país, de trabajo pues. ¿Sería a eso a lo que se refería el Papa, a que a pesar del trabajo se lo veía fresco y descansado? ¿Le aplaudía su acercamiento a Europa, su no va más de croupier a los EE.UU., su línea bolivariana en Sudamérica, sustituyendo al verde por el maduro?

A esta buena noticia se agregan otras, no tan importantes, pero sí tan significativas y estimulantes.

Por ejemplo, jugando como local, Ecuador le ganó en la Copa Davis a Chile, y conservó sus aspiraciones de volver al grupo mundial, aunque nos toca ahora como visitantes jugar con Suiza, cuyo equipo lo encabeza nada menos que Roger Federer (un tenista extraterrestre), lo que le da a la confrontación un fuerte color de hormiga.

Sin embargo, los partidos se ganan jugando y Campuzano y Emilio Gómez van hacia arriba. No dudamos que harán una buena presentación.

Campuzano está ganando en la primera y segunda vuelta de los torneos en que participa; De Emilio Gómez esperamos que llegue a los niveles (o casi) que llegó su padre (difícil pero no imposible).
De pronto, la FIFA coloca a la Selección Ecuatoriana de Fútbol en el top ten mundial. Así, Ecuador es el décimo mejor equipo de fútbol del planeta.

Hay quienes piensan que es exagerado, pero cabe señalar que la FIFA no le regala nada a nadie, que el equipo está jugando bien, que ganamos como visitantes en Portugal, que vamos segundos en la clasificación sudamericana para ir al Brasil, que el 4-1 a Paraguay fue contundente, en fin, que Ecuador está muy OK, que España y otros países quieren partidos amistosos con nosotros, hasta hace poco acostumbrados a enfrentamientos con El Salvador.

Es dable destacar que en estos tiempos, Ecuador es un exportador de futbolistas, y que hay estrellas de nuestro balompié en México, Gran Bretaña, URSS, Italia, Emiratos Árabes, Holanda, Argentina, Brasil, incluso en China, etcétera.

“DOS PREMIOS EN EL EXTRANJERO PARA PELÍCULA NACIONAL”, dice el titular de El Universo del 20 de abril, y agrega “Lérida, España (EFE/AP) La produccion ecuatoriana “Mejor no hablar de ciertas cosas”, dirigida por Javier Andrade, consiguió ayer el premio al mejor filme en la XIX Muestra de Cine Latinoamericano de Cataluña, así como el galardón Obra Social la Caixa, a la mejor dirección”. Cineastas brasileños, mexicanos, uruguayos y argentinos obtuvieron premios en otras categorías.

Hay éxitos aparentemente muy chiquitos, pero que igualmente nos estimulan.

Seis ecuatorianos corrieron (y terminaron) a pesar del atentado, la maratón de Boston sin sufrir heridas y otros daños.

También en USA, un compatriota no se dejó robar en su tienda, enfrentando al delincuente con un bate de béisbol y moliéndolo a palos.

Hay cosas que molestan, como el desconocimiento culinario de nuestro país en otros ámbitos. A tal punto que nuestros cronistas gastronómicos no saben ni escribir cebiche y lo grafican seviche. Las choclotandas se han hecho humo (humitas) y se elaboran empanadas de viento, extraña y sugerentemente conocidas como empanadas brisa hedionda. El caldo de bolas es riquísimo, pero que feo nombre tiene. Y por ahí andan el caldo de manguera, el de tronquitos, etcétera. Solo nos queda el yaguar locro, en quichua, porque sería mal negocio llamarlo sopa de sangre.

Y así andamos de tumbo en tumbo, de tambo en tambo, sin que pare de llover.

Vamos a acabar ahogándonos y a terminar flotando como la cabeza del náufrago que hablaba.
Aparece un señor con su chullo ojo sangrando. Es mi tío Julio César, el tuerto, se dice la cabeza del naufrago, al que mataron en Valparaíso, hundiéndole un yatagán en su ojo de cíclope, por andar con mujer ajena.

En el gran silencio solo se oía la risa del ahogado.

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