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Ecuador, 21 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Museo de Arte Colonial repasa la historia de las academias en Quito

Los paisajes, el estudio del cuerpo humano y el arte costumbrista destacan en los cinco salones de la muestra.
Los paisajes, el estudio del cuerpo humano y el arte costumbrista destacan en los cinco salones de la muestra.
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Con el surgimiento desde el siglo XIX de los liceos, escuelas y academias de Bellas Artes en el país, la pedagogía convencional sobre la educación artística cambió y estos espacios abrieron el camino para el arte moderno en Ecuador. Guiados por los preceptos de las escuelas  europeas y la Ilustración, esta nueva manera de formación creativa sacaba a los artistas de sus talleres particulares o colectivos, y los sintonizaba con las tendencias modernas que circulaban en el mundo.

En el Museo de Arte Colonial (en la esquina de las calles Cuenca y Mejía) se exhibirá hasta el 30 de julio la muestra Academias y Arte en Quito, que repasa la presencia de estos lugares desde 1849 a 1930. Más de 200 obras –que abarcan la  escultura, pintura, dibujo, fotografía y archivos diversos- componen esta exposición que refleja el virtuosismo de los alumnos, maestros y directores que pasaron por la academia de Bellas Artes en la capital.  

Ximena Carcelén, coordinadora  del museo, durante una visita guiada por los cinco salones y el patio que acoge la muestra, dice que fueron los presidentes -como Gabriel García Moreno o Alfredo Baquerizo Moreno- quienes impulsaron la aparición de las academias de Bellas Artes mediante la emisión de reglamentos educativos, la incorporación en las mallas curriculares de materias vinculadas a la música y la pintura, y dando becas a los artistas para que viajaran a Europa.

“Quito se había caracterizado por ser una especie de emporio en el desarrollo de la artes en la época colonial; se exportaban muchas obras en ese entonces. Por lo tanto, ellos, los presidentes, querían una modernización también en las artes”, añade Carcelén, la curadora de este trabajo junto con la investigadora Trinidad Pérez, quien desarrolló su tesis doctoral justamente sobre este tema.

En el primer salón de Academias y Arte en Quito se observan pinturas de Ramón Salas y dibujos de Juan Agustín Guerrero, uno de los fundadores de la Sociedad Escuela Democrática Miguel de Santiago. También se exponen cuadros en los que se retoma el tema del paisaje para mostrar cómo era la geografía, la vivienda, la movilización y los grupos humanos del siglo XIX. En las obras resalta el costumbrismo, el arte figurativo y la necesidad de los artistas por exponer a través de la pintura una suerte de mirada etnográfica de la sociedad.

Hay una pintura en óleo sobre tela de temática mitológica hecha por Ramón Vargas que correspondía a su examen de grado. En este salón se exhiben retratos de los directores que tuvo la escuela de Bellas Artes, como el de Víctor Puig (quien vino de España para enseñar litografía),  Pedro Traversari (quien mayormente trabajó en la música); José Gabriel Navarro, Luis Cadena y Juan Manosalvas; estos dos últimos viajaron a la academia de San Luca, en Italia, becados por García Moreno. Luis Cadena también fue director de la academia de Bellas Artes en Chile y luego retornó al país.

La gran mayoría de las obras que se exponen son del fondo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE). Otras instituciones como la Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit (que tiene el Fondo José Gabriel Navarro) o la Facultad de Artes de la Universidad Central (que absorbió a la escuela de Bellas Artes) prestaron algunas piezas. El Museo de Arte Colonial recurrió a colecciones privadas para completar la muestra.

En la segunda sala se aprecian  yesos que vinieron de Barcelona en 1908. Se trataba de réplicas de esculturas clásicas, griegas y romanas que sirvieron de modelos para que los estudiantes aprendieran sobre las proporciones corporales.

En el siguiente salón, que es el que más contiene obras, están dibujos de Luis Cadena, quien trabajó con modelos al natural en distintas  actitudes y poses. Se presentan cuadros tempranos de Camilo Egas, quien retrató con altivez a los indígenas, escapando de la mirada de dolor con la que el arte indigenista mayormente los representó; paisajes deslumbrantes de Juan León Mera Iturralde; pinturas iniciales de Víctor Mideros, antes de que se volcara a los temas religiosos; esculturas de Luis Mideros; y dibujos de Joaquín Pinto, quien a pesar de no haber viajado al extranjero y ser esencialmente autodidacta, fue uno los máximos pintores del siglo XIX.

De Luigi Casadio, quien vino como profesor de escultura y de quien se dice que con él surgió el arte indigenista en Ecuador, hay una pintura titulada ‘Madre india’, elaborada, como en los cuadros de Egas, desde una mirada respetuosa.

“Bajo el influjo del racionalismo ilustrado, las academias de Bellas Artes promoverían una serie de métodos a través de los cuales se pudiera inculcar en los estudiantes lo que se consideraba eran las reglas universales del arte, las que una vez dominadas, permitían que la producción visual pudiera ser considerada arte”, dice Trinidad Pérez en un texto del catálogo de la muestra. 

 En el patio del museo se ven litografías que ilustraron las portadas de las revistas de la Escuela de Bellas Artes, una escultura de Jaime Andrade y hay una fotografía ampliada de 1928, en la que aparecen Luigi Casadio, Oswaldo Guayasamín, Eduardo Kingman, Jaime Andrade, Piedad Paredes, entre otros.

En el penúltimo salón hay dibujos de Juan Manosalvas, José Gabriel Navarro y obras de alumnos cuya identidad es desconocida. Y la última sala está dedicada a la obra de América Salazar, una de las artistas más destacadas de la época. De ella se exhiben esculturas, pinturas y un retrato que le hizo su amigo Luigi Casadio. (I)

Datos

Presidentes como Francisco Robles, Gabriel García Moreno, Leonidas Plaza Gutiérrez, Eloy Alfaro o Alfredo Baquerizo Moreno impulsaron el desarrollo de estas escuelas.

Desde España e Italia llegaron a Quito destacados maestros de bellas artes como José González Jiménez, Víctor Puig, Luigi Casadio, Harold Putman Browne, de Estados Unidos, y Paul Alfred Bar, de Francia.

La muestra estará abierta hasta el 30 de agosto y contó con la cocuraduría de Trinidad Pérez, quien realizó su tesis doctoral sobre las Academias y Escuelas de Bellas Artes en Ecuador, de 1848 a 1925.

Del último cuarto del siglo XIX y las dos primeras décadas del siglo XX se presentan trabajos de Juan Agustín Guerrero, Ramón Salas, Juan León Mera Iturralde, Camilo Egas, Eugenia Mera de Navarro, Víctor Mideros y Antonio Salguero, entre otros.

De los trabajos que más destacan en la exposición están las obras de Joaquín Pinto, un artista autodidacta, y los retratos y esculturas de América Salazar. Diversas instituciones públicas y particulares prestaron sus obras para esta muestra. (I)

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