Mujeres difíciles, arte que se gesta con el feminismo
“Yo no creo ser feminista”, escribió la artista Irene Domínguez Jervis antes de empezar el año anterior los talleres de “Mujeres Difíciles: Encuentro Educativo y Artístico sobre Feminismo en el Ecuador”, coordinado por Saskya Fun Sang como parte de su proyecto de titulación de maestría en el Instituto de Artes de Chicago (IAC).
“Bueno, creo que sí soy feminista en ciertas cosas”, fueron las palabras de Irene luego de esa experiencia que congregó a un nutrido grupo de mujeres artistas, quienes a través de diálogos produjeron obras –en cerámica y tejido– que reflexionaban sobre la violencia de género, la feminidad y el feminismo como medio de liberación social.
Mujeres Difíciles se gestó a partir de una convocatoria pública en la que se seleccionó a 19 artistas de diversas generaciones y registros.
Ellas compartieron lecturas feministas; asistieron a conversatorios con Diana Gardeneira, Romina Muñoz y Pamela Pazmiño; y desarrollaron talleres para producir piezas que ahora se exhiben en la galería Más Arte.
“El rato que te reúnes con un grupo de mujeres en un espacio donde se sienten seguras, sus experiencias difíciles comienzan a brotar, se genera comunidad. Espacios como estos son importantes porque además difundes información que se vuelve educativa”, reflexiona Saskya, artista guayaquileña que reside en Estados Unidos desde 2014, cuando empezó su licenciatura en el IAC.
En esta muestra se exhiben los trabajos en cerámica y tejido de las 19 participantes, más dos piezas de Saskya y obras significativas de las tres artistas invitadas.
De Diana Gardeneira se presenta “Yo sí te hago todo” (2017-2018), proyecto de arte colaborativo que genera espacios de diálogo sobre violencia de género, a partir de las cifras del último censo que revelaron que el 60,6% de las mujeres en Ecuador ha sufrido violencia.
La artista despliega largas telas sobre las que se adhieren pequeños retazos de tela que representan una historia de violencia machista.
En el videoarte Inseminartis (2017), Pamela Pazmiño va narrando los procesos de invasión médica sobre los cuerpos femeninos.
Sobre su obra –a propósito de una muestra compartida que tuvo con Saskya hace dos años–, Pamela decía que “pretende realizar una serie de analogías visuales de los procesos microscópicos, macroscópicos y biotecnológicos –como son los exámenes intravaginales, el control del peso, de la maternidad, la fertilización artificial o la anticoncepción medicada–. Así las mujeres somos sometidas sistemáticamente a la exploración y la vigilancia de nuestros cuerpos”.
Las obras de Diana Gardeneira (foto), Romina Muñoz y Pamela Pazmiño, quienes participaron en conversatorios, son expuestas en la muestra.
Romina Muñoz presenta varios registros visuales de su serie “Verde, Verde, Púdrete: Estrategias de Desarrollo en los Rincones”, que fueron publicaciones hechas en su Instagram, entre 2016 y 2017.
Este trabajo despliega comentarios críticos e irónicos de procesos conflictivos en el sistema político y educativo ecuatoriano, como la absorción del Instituto Técnico de Artes del Ecuador (ITAE) por parte de la Universidad de las Artes, o el rampante autoritarismo del correísmo.
“Romina fue mi profesora en el ITAE, un sitio muy masculino en ese tiempo, y ella fue una de las dos únicas mujeres profesores. Ella para mí es una mujer difícil, es muy vocal y hace escuchar su opinión donde esté”, dice Saskya, quien para este encuentro siguió el modelo de “concientización iniciado en los años 70, en el que las reuniones entre mujeres para difundir información y autoeducarse se volvieron parte crucial de la lucha feminista
Obras expuestas
Paula Arias, Nathaly Benavides, Clío Bravo, Raffaella Descalzi, Irene Domínguez, Jénnifer Freire, Kasumi Iwama, Ibeth Lara, Julissa Massiel, Camila Morejón, Alexandra Moshenek, Fernanda Murray, Ángeles Ortiz, Isadora Parra, Santiago Quevedo, María del Carmen Ordóñez, Andrea Rojas y Andrea Vivas son las artistas participantes del encuentro.
Para construir sus piezas, ellas leyeron un glosario feminista que interpelaba a la violencia de género. Luego, cada una eligió una palabra o frase de la cual nació su obra.
En la muestra (foto) se exhiben las piezas en cerámica y tejido que las 19 participantes desarrollaron durante los talleres prácticos del encuentro.
Así, por ejemplo, Clío Bravo seleccionó “Feminismo Historiográfico y Curatorial” y presentó un tejido en el que se cuestionaba la idealización del cuerpo de las mujeres, construida a partir de una mirada masculina.
Jénnifer Freire trabajó con el concepto de “mansplaining”, que “describe la situación en la que el varón explica algo a una mujer desde una actitud paternalista, asumiendo que ella no posee conocimientos adecuados sobre el tema”. La artista recrea en cerámica color terracota una lengua que se asoma violenta.
Fernanda Murray pensó su propuesta desde el “lenguaje sexista” y ejecutó su pieza de cerámica a partir de la frase
“Qué macha que eres”. Kasumi Iwama eligió “mirada masculina”, concepto “acuñado por Laura Mulvey para dar cuenta de la objetivación a la que se somete a la mujer en los medios audiovisuales”.
Para ello, la artista trabaja con las actrices de Hollywood, quienes suelen ser representadas desde una mirada pasiva y sumisa.
Andrea Z. Rojas escogió “sororidad”, que es la “hermandad entre mujeres que se alían para apoyarse y combatir la discriminación”, e hizo una tejido que recrea la melena de una mujer fuerte. (I)