Mujeres destejen e hilan la historia con su arte
Dos pabellones, la sala educativa y un corredor del Centro de Arte Contemporáneo (CAC) acogen las más de 40 obras de mujeres que se han reunido a través del tejido, una práctica que ha estado relegada al quehacer doméstico, pero que las artistas reivindican y la usan como estrategia de resistencia.
La muestra denominada Destejer la historia. Los hilos de la memoria, que es parte de la convocatoria que hace el Tercer Encuentro de Mujeres Arte Ecuador, tuvo como curadora de esta edición a la venezolana radicada en España Leyla Dunia y estará abierta hasta este 25 de noviembre.
En el texto curatorial de la exposición, Leyla Dunia señala que el tejido se constituye “como un lugar de poder en tanto vehículo para el intercambio de saberes, un espacio para la dignificación del trabajo manual y un acto de resistencia en el que la misma acción de tejer se convierte en el vehículo para crear y subvertir el sentido de su propio confinamiento”.
La curadora agrega que “antes que rescatar la figura resignada de Penélope, pensamos en la desobediencia de Antígona, redefiniendo las relaciones categóricas de artesanía y labor restringidas al ámbito femenino, y explorando las posibilidades artísticas del textil desde la práctica estética contemporánea”.
La exhibición incluye el trabajo de artistas emergentes y de mediana y larga trayectoria, quienes participaron en una convocatoria abierta. También presenta obras póstumas y han invitado directamente a determinadas mujeres.
Ibeth Lara, Tania Lombeida y Pamela Pazmiño fundaron en 2009 La Emancipada, colectivo de arte visual encargado de organizar el Encuentro de Mujeres.
La muestra es de acceso libre y permanecerá abierta hasta el próximo 25 de noviembre.
En una entrevista con este diario, Lombeida decía que “el tejido ha sido considerado un arte menor. Intentamos repensar el tejido como una técnica posible en el arte contemporáneo. Creemos que estas técnicas manuales que eran consideradas de la clase media, relacionadas a la clase manual, pueden reivindicar la producción actual del arte, no por el hecho de que es manual y estén asociadas solo a la mujer podemos relegarlas. Creemos que se puede pensar en una estética y hablar desde otro discurso”.
El tema propuesto por la curadora (la venezolana Leyla Dunia) para este tercer encuentro fue Destejer la historia. Los hilos de la memoria.
El recorrido
La muestra arranca con una suerte de homenaje a Cecilia Benítez, artista ecuatoriana fallecida hace ocho años, quien desarrolló investigaciones sobre los tejidos, costumbres y vestimenta de las comunidades andinas del país. Tres grandes tejidos de Benítez se exponen.
Artistas jóvenes como Clío Bravo cuestionan la noción de musas en el arte ecuatoriano, interpelando los trabajos de Oswaldo Guayasamín, Eduardo Kingman, Jaime Andrade y Diógenes Paredes.
Consuelo Crespo, artista de consolidada trayectoria, utiliza la cerámica como medio (generalmente identificado con la mujer) para hacer figuras de barro que le permiten vaciar el poder del hombre. Proyecta la imagen de hombres incompletos, que se van deshaciendo.
Obras como las de Fernanda Murray o Saskya Fung Sang trabajan con la lana como material base de sus composiciones abstractas sobre el cuerpo femenino. “El tejido ha sido una estrategia para seguir produciendo”, señala Eduardo Carrera, curador del CAC, durante una visita guiada por la muestra.
El resto de expositoras son Ana Fernández, Katya Cazar, Diana Valarezo, Shirma Guayasamín, Patricia Mayer, Mariola Kwasek, Ana Vela, Andrea Vivi Ramírez, Deborah Morillo, Diana Escobar, Pamela Hurtado, Magdalena Pino, Paula Barragán, entre otras. (I) et