'Mujeres de otros mundos', un ciclo de cine que recorre el país

Las mujeres del Sahara Occidental tienen los párpados remarcados por el negro intenso de sus pestañas; las cejas que bordean los ojos claros resaltan su piel quemada. Hablan español porque fueron una colonia de España. Son árabes y visten túnicas largas que cubren sus cabellos como establece su guía, el islam, la religión que siguen. Hablan de Saharaui -su territorio- como un lugar que conocieron, pero que solo se lo contaron sus padres.

El territorio al que declaran su pertenencia está atravesado por ocho muros defensivos, cuya extensión supera los 2.720 kilómetros. Aquel límite que divide el territorio de norte a sur es un poco menos largo que la Muralla China y fue construido por Marruecos con financiamiento de Arabia Saudita. Aquella división les impiden ver el mar que les pertenece, con todas las especies marinas que lo habitan; pero cuando hablan de él danzan como si cada día se bañaran en sus aguas.

Las mujeres saharauis viven en campamentos de refugiados al igual que 200.000 personas, aquellos que desde que inició el conflicto con los países colonizadores no se quedaron del otro lado del muro, dominado hace 40 años por Marruecos para explotar sus campos de fosfato o la importación de su arena blanca a las playas europeas.

“Todos estamos viviendo de la ayuda que nos proporciona el otro mundo, no estamos viviendo de nuestra tierra, de lo que hay en ella por todas las guerras que existen. Aquí no hay aviones ni pistolas cada día, pero a veces preferiríamos eso”, dice una de las mujeres que habitan los campos de refugiados en un documental que se ha rodado en este territorio. Los registros visuales son parte de la campaña que lleva la República Democrática de Saharaui para que Marruecos cumpla con la realización de un referéndum a través del cual se defina el estatus de este territorio.

Aquel pacto, planteado por una misión de las Naciones Unidas, lleva 25 años sin concretarse y convierte al territorio en el único país de África aún colonizado. “Hasta el momento se respeta solo el alto al fuego debido a la falta de voluntad política de Marruecos de permitir que se realice el referéndum y que se aplique la decisión de la comunidad internacional”, dijo el embajador del país africano en Ecuador, Ali Salem Sidi Zein.

El embajador presentó un cortometraje sobre la vida de las mujeres en los campos de refugiados de Saharaui, en el marco de la muestra de ‘Mujeres de otro mundo’ de la distribuidora 8D, impulsado por Ochoymedio. Este ciclo es parte del catálogo que llegará a distintas provincias del país, luego de proyectarse en Guayaquil, donde Ochoymedio retomó la programación menos esporádica, y en Quito, donde se encuentra su sede.

El siguiente punto de proyección  es Manabí, donde, aún se coordinan los lugares y fechas, pues tras el terremoto que asoló a la provincia el pasado 16 de abril, la infraestructura de espacios, como Museo de Arte Antropológico y Contemporáneo (MAAC) de Manta quedó afectada.

Dentro de la selección llamada ‘Mujeres de otros mundos’, el retrato se repite: las mujeres tienen un trato restringido y diferenciado de la población masculina. En cada país árabe, a pesar de las fronteras que marcan sus territorios, aparecen personajes como Wadja, una niña que en su entrada a la adolescencia reúne, por todo tipo de recursos, el dinero que necesita para tener una bicicleta. Aunque en su país, Arabia Saudita, no es bien visto que una mujer maneje una.

En ‘La piedra paciente’, dirigida por Atiq Rahimi, una mujer, de quien nunca se dice su nombre, recorre su vida personal desde la infancia, su sufrimiento, sus frustraciones, su soledad, sus sueños, sus deseos, mientras tiene como obligación cuidar del esposo que le fue asignado y que vive en estado vegetal tras una pelea.

‘Relatos iraníes’, otro de los integrantes de esta muestra, es un filme coral en el cual las historias que se narran se hilan según los personajes que las identifican. En cada uno se cruza la lucha universal de los sectores pobres o discriminados del mundo, por hombres o mujeres.

La última cinta de esta serie es la etíope ‘Difret’, del director Zeresenay Mehari. El relato se construye a partir de la búsqueda de una abogada que se enfrenta a las autoridades para crear una red de ayuda a mujeres y niños. Como bandera de su lucha aparece Hirut, una adolescente de 14 años a quien secuestraron y violaron cuando regresaba del colegio y que, en su defensa, mató a sus raptores antes de escapar, pero por lo cual podría ser condenada a muerte.

Ochoymedio en Guayaquil

La programación de Ochoymedio vuelve a abrirse espacio en la ciudad, pero esta vez con “películas bajo el brazo, tocando puertas, ya no estamos enfocados en un solo sitio, con lo cual tampoco tenemos una sola audiencia”, dijo Billy Navarrete, quien está a cargo de la programación en distintas salas.

La muestra de cine ‘Mujeres de otros mundos’, por ejemplo, se realizó en la sala de la Casa de la Cultura, donde Jorge Suárez ha cultivado a un público que frecuenta la cinematografía de Hollywood en sus primeros años. Aquí “tal vez el público está más lejano a la programación que hacemos, pero eso no significa que no esté interesado pues con ‘Mujeres de otros mundos’ tuvimos la sala llena, entre 200 o 150 personas y los foros se extendieron hasta por 30 minutos”, agregó Navarrete. En la próxima parada está un ciclo en la Galería Mirador, de la Universidad Católica, y la programación del Festival Eurocine. (I)