Muestra para salvar del olvido al creador de la signología funcional

Rescatar del abandono al padre de la signología funcional, el pintor Humberto Moré (Esmeraldas 1929-La Habana 1984), es la misión que se ha fijado el Núcleo del Guayas de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Con este fin ha organizado la exposición Memoria, abierta en la pinacoteca Manuel Rendón Seminario desde el 7 hasta el 31 de julio.

La muestra está integrada por 42 obras, las cuales marcan claramente el desarrollo del pintor, cuyo nombre real era Lalot Rivadeneira y que, en una especie de manifiesto de principios, en 1977, escribió: “Como toda proyección humana, la del artista está mejor definida cuando la tesis y la praxis se conjuntan y potencializan su mensaje, como los principios de la pincelada exaltada que no solo salva a Renoir del anonimato, sino que Rodin puede contar su mensaje. Además, como toda verdad que, siendo cierta, procrea más allá de su especie, Debussy cuenta su ‘Catedral sumergida’ en idéntico principio que la ‘Catedral de Rouen’, de Monet”.

En la sala es posible apreciar dibujos básicos realizados a lápiz y pluma, sobre papel y cartón, hasta retratos sobre óleo y acrílico; desde rostros figurativos hasta abstracciones que desembocan en lo que se ha dado en llamar la signología funcional, es decir, el uso de signos en beneficio de la imagen. Parte de esta muestra son ‘Desnudo’, dibujo hecho a pluma; ‘Familia’, también a pluma; ‘Ropa tendida’ y ‘Formas de mujer’, en acuarela; ‘Mona Lisa Signológica’; y ‘Alegorías’, en acuarela.

También destacan los cuadros de personajes históricos como Bolívar, Juan Montalvo, Francisco de Orellana, Jaime Roldós, Eugenio Espejo y el mariscal Antonio José de Sucre. Antes del ingreso a la sala se exhibe una instalación, la cual pretende ubicar a los visitantes en la época que vivió Moré. Allí se muestran pinceles, un caballete, un tocadiscos, libros publicados por el artista, un cuadro suyo realizado por Juan Villafuerte y cuadro de Villafuerte realizado por Moré.

De acuerdo con Robin Echanique, quien estuvo a cargo del montaje y la curaduría, “la idea es que las nuevas generaciones no se olviden de los grandes maestros y mantengan vivo su aporte a las artes plásticas”. “Moré vivió en una época en la que los artistas se dedicaban solo a crear, no eran críticos ni teóricos; sin embargo, él sí fue un creador de conceptos, que halló influencia en clásicos como Mondrian, y llevó su arte a la conceptualización hecha por él mismo”, comenta Echanique.

“Moré fue un hombre inteligente y múltiple en sus actividades de creador de las artes plásticas. Un hombre inconformista, lleno de criterios audaces, desafiantes, que analizó, revisó y planteó el proceso de las artes plásticas ecuatorianas”, afirma Echanique, para quien el artista esmeraldeño fue “un mago que se hizo desaparecer a sí mismo, pero dejó un profundo pozo rebosante de teoría y conocimientos”.

Para el pintor y fotorreportero guayaquileño Wladimir Torres, “las veladuras y la geometría en su trabajo pictórico son una impronta inmejorable. Cada obra suya es una fiesta que nos lleva de la mano desde la pasividad de un retrato hasta paisajes con atmósferas bien marcadas que hacen que el espectador interprete la obra y cree otra igual, según sus emociones”.

Edwin Yépez, recién graduado en Bellas Artes es uno de los que ha visitado la exposición. Yépez considera que “es muy importante este tipo de trabajo porque a Guayaquil le falta mucho saber de arte; la gente no sabe reconocer estilos ni a creadores”. Las obras pertenecen, la mayoría, a la reserva de la Casa de la Cultura, otras fueron facilitadas por Larissa Marangoni, la hermana del pintor, Jezabel Rivadeneira, y por la Galería Juan Hadatty. (I)