Mozart suena en los Andes
Las analogías que se pueden tejer entre La Flauta Mágica de Mozart –con libreto en alemán de Emanuel Schikaneder– y la cosmovisión andina son inagotables.
Aunque la historia se centra en la conquista del amor de Tamino a Pamina –quienes deberán sortear obstáculos para consumar su relación–, La Flauta Mágica resalta los eternos binarios que abundan en las culturas andinas: la luna y el sol; la tierra y el cielo; la racionalidad frente a la intuición.
El proceso de adaptación de este trabajo duró dos años y la traducción al español –con varias palabras en quechua– estuvo a cargo de Chía Patiño, quien es la directora del Teatro Nacional Sucre, institución donde se presentará la obra del 21 al 24 de junio (su estreno fue la anterior semana).
La dirección musical de esta puesta en escena está a cargo de Carmen-Helena Téllez. El diseño escénico lo hizo la colombiana Liliana Duque y el diseño de vestuario le correspondió a Felype De Lima, quien viajó a Otavalo para hacer una investigación cultural de la indumentaria andina.
En el escenario resalta el diseño de luces realizado por Carlos Alzueta y las marionetas confeccionadas por Alejandra Prieto, quien las ejecutó con la técnica japonesa del bunraku, lo que les permite tener mayor movilidad.
La Flauta Mágica se complementa con la participación de las agrupaciones delTeatro Nacional Sucre: Orquesta de Instrumentos Andinos; Coro Mixto Ciudad de Quito; Escuela Lírica; Coro Juvenil y Coro Infantil. (I)