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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Morricone disparaba primero

Dirigió la orquesta Roma Sinfonietta, en el Royal Albert Hall, el día en que cumplió 75 años.
Dirigió la orquesta Roma Sinfonietta, en el Royal Albert Hall, el día en que cumplió 75 años.
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El maestro italiano Ennio Morricone fue de los compositores mejor conocidos por hacer que el espectador aguardara el momento de la aparición de su nombre en los créditos de películas como “El bueno, el malo y el feo”; “Érase una vez en el Oeste” o “Hasta que llegó su hora”.

Como un discípulo de la modestia, Morricone no solo estuvo tras bastidores en un género que forjó el séptimo arte durante la segunda mitad del siglo XX, el Western, sino que obtuvo los mayores reconocimientos de su carrera de forma tardía. En 2015 trabajó con el único director capaz de traer ese género al presente, Quentin Tarantino, y ganó el Óscar.

El segundo, pues en 2007 le habían dado uno honorífico. Ha fallecido a los 91 años por las complicaciones derivadas de una reciente caída en la que se rompió el fémur.

Dejó una carta de despedida, que ayer leyó su abogado y amigo, Giorgio Assumma, luego de confirmar la noticia de su muerte a la agencia ANSA.

“Yo, Ennio Morricone, he muerto. Lo anuncio así a todos los amigos que siempre me fueron cercanos y también a esos un poco lejanos que despido con gran afecto”, decía quien firmó más de 500 soundtracks.

Al final, envió un mensaje especial para Maria Travia, su esposa, con la que compartió su vida desde que la conociera a mediados del siglo pasado.

“A ella renuevo el amor extraordinario que nos ha mantenido juntos y que lamento abandonar. Para ella mi más doloroso adiós”, sentenció. A ella ya le había rendido tributo cuando recibió su segundo Óscar. Entonces también saludó al “estimado John Williams”, otro de los nominados, por la séptima entrega de Star Wars y una trayectoria admirable.

Sobre ese día, el periodista argentino Roberto Herrscher, ha descrito que se trataba de dos genios en duelo, “tal vez los Mozart y Beethoven o los Verdi y Wagner de nuestro tiempo”. Morricone fue más efectivo “se nos mete sutilmente, como una melodía que podemos cantar nosotros. O silbar”.

Ya había trabajado antes con Tarantino, en la exquisita Kill Bill. Y con Pedro Almodóvar se juntó para ¡Átame!, solamente.

Tenía una personalidad avasalladora, lo cual se nota más en el género musical tras las películas: si le pedían melodías conocidas, rechazaba cualquier encargo. Reducía las opciones de los directores enviando las obras casi al final y con Sergio Leone rodó largometrajes como “Por un puñado de dólares”, a partir de la música ya escrita. Era el primero en disparar y así lo confesó en una entrevista a Daniel Verdú, de diario El País: “Muchos necesitaban acostumbrarse, a veces mis obras eran un golpe inesperado. A veces tan solo un mes antes del estreno, el director no tenía siquiera la opción de rechazarla”.

“Respeto la opinión de Clint Eastwood, pero con Donald Trump no estoy de acuerdo”, fue su declaración al saber que el actor y amigo suyo, protagonista de filmes que sonorizó, también expresaba su opinión política sin ambages.

Vinculado al antiguo partido comunista italiano, se ha dicho que esa fue la razón de que durante muchos años la Academia le negara el reconocimiento . En “Novecento”, Bernardo Bertolucci hizo con él un retrato de Italia de huellas fascistas y un comunismo latente, y luego venció al olvido, tempranamente, gracias a “Cinema Paradiso”. (I)

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