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‘Dejar de pagar arriendo’ es uno de los objetivos del autor galardonado

Montoya consolida una tradición histórico-literaria

La obra de Montoya (i) abarca la novela, el cuento, el poema en prosa, el ensayo y la crítica literaria. Foto: Cortesía del autor
La obra de Montoya (i) abarca la novela, el cuento, el poema en prosa, el ensayo y la crítica literaria. Foto: Cortesía del autor
04 de agosto de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

El inconfundible acento antioqueño que tiene el escritor Pablo Montoya Campuzano (Barrancabermeja, 1963) quizá ha sido escuchado por pocos lectores latinoamericanos pero dejó un discurso memorable sobre la tribuna del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg), el domingo pasado.

“Debo manifestar a los miembros del jurado, al Celarg y a los venezolanos mi entera gratitud. Su gesto, a la vez magnánimo y temerario, ya que se ha premiado a un escritor completamente desconocido en el panorama hispanoamericano, me conmueve y me honra”, concluyó el autor de Tríptico de la infamia (Random House, 2014), la obra galardonada que está construida a partir de una continua confabulación de los géneros literarios.

El escritor radicado en una casa de Envigado, un municipio aledaño a Medellín en el que vive pagando un arriendo —al igual que un 35% de la población de esa ciudad—, “le apuesta al diálogo que establece la novela como bodega, como espacio donde confluye el ensayo, la poesía, el cuento...”.

Una técnica que ya ha sido esbozada por narradores como William Ospina (Padua, Tolima, 1954), el cuarto autor colombiano que ha recibido este reconocimiento. Gabriel García Márquez, Manuel Mejía Vallejo y Fernando Vallejo fueron sus antecesores.

Sobre el autor del realismo mágico y sus diferencias frente a lo real maravilloso del cubano Alejo Carpentier, Montoya le dijo a este diario, en una entrevista hecha vía telefónica, que se trata de “dos propuestas que se emparentan mucho, la una surge o es deudora de la otra en el marco de la estética que propone Carpentier en El Reino de este mundo y, luego, surgieron una serie de exponentes de lo mágico. García Márquez no fue el primero, fue quizás el que llevó eso a su máximo esplendor: recordemos que hay un (Juan) Rulfo que también lo practicó o Miguel Ángel Asturias... Lo real maravilloso es una postura que tiene que ver con los aportes del surrealismo y que consiste en decir que la realidad americana es motivo de maravilla, pero esta puede ser de tipo natural, cultural, histórica. Es hacerle entender al lector que la realidad pasa en situaciones que son mágicas, que es posible, tanto para los personajes de una novela como para otros, cotidianos, asumir una actitud celebratoria del fenómeno que se está describiendo”. 

Tras recibir la noticia del premio, hace menos de un mes, Montoya, soltó una frase categórica: “el artista es el único elemento sensato que existe, o uno de los pocos, en medio de estas crueles sociedades por las que hemos tenido que atravesar tanto en Europa como en América”, y ese principio se reforzó en su alocución de hace dos días.

“La labor del artista es necesaria: iluminar algún pedazo de ese territorio en brumas que siempre, a toda hora, está circundándonos”, sostuvo Montoya Campuzano, antes de hacer una confesión: “Sé que llevo en mi sangre y también en mi conciencia una cierta inclinación hacia la desesperanza. Hasta tal punto que muchas veces, y esto me lo ha enseñado el tránsito por Voltaire, he concluido que ser optimista en estos tiempos es ser ingenuo, o estar atrapado en las trampas de la sociedad de consumo, o en esas otras que tejen los populismos políticos, religiosos y culturales (...) Soy un escritor fascinado por observar el lado oscuro de la humanidad. Pero no he caído, al menos en los libros que he escrito hasta hoy (...), en la fascinación de la catástrofe, ni me he arrojado, enardecido y vociferante, al túnel del nihilismo”.

Enseguida, devino una pregunta poco retórica que el colombiano contestó a su manera. “En estos tiempos modernos, ¿hemos superado esas dos trabas enormes, el dinero y la religión, para que podamos tener un digno bienestar?”, le planteó al auditorio venezolano.

Finalmente, hizo un recorrido por el territorio de la historia: “Desde la Colonia hemos sido un territorio sometido por el contrabando y la rapiña, se ha instalado el narcotráfico. Y de esta confabulación han surgido las bestias del paramilitarismo y las bandas criminales. Nuestra geografía se ha llenado de muchedumbres que huyen porque implacablemente se les ha despojado no solo de sus seres queridos, sino de la tierra, el paisaje y hasta de la lengua misma”. (I)

Puede revisar la nota: “El artista es el único elemento sensato que existe en sociedades crueles”, en el siguiente link http://goo.gl/AE9TOf.

Datos

Tríptico de la infamia es una lectura de la historia del arte renacentista, sus pinturas, museos y algunas novelas históricas escritas en el siglo XVI sobre europeos y americanos.

El proceso de su escritura duró 4 años e incluyó 8 meses de investigación y viajes del autor, quien estuvo en París, Francia, donde pasan muchas acciones de la novela que transita por la historia de los siglos XVI, XIX.

Artes y literatura tejen las 4 novelas de Montoya. Piensa que a “Jorge Luis Borges, autor de Historia universal de la infamia, le faltó para que su compendio fuera más cabal referirse a coordenadas colombianas”.

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