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El Telégrafo
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Marjorie Agosín, escritora chileno-estadounidense

"Mistral era una poeta que nunca se repetía"

"Mistral era una poeta que nunca se repetía"
Foto: Carina Acosta / EL TELÉGRAFO
14 de marzo de 2018 - 00:00 - Redacción Cultura

De Chile al mundo. 70 años del Premio Nobel de Gabriela Mistral es un libro bilingüe  que fue editado por  la escritora Marjorie Agosín y por Gloria Garafulich-Grabois, presidenta de Gabriela Mistral Foundation. Este trabajo revela obra inédita de la poeta chilena -en verso y prosa- y aporta con nuevas lecturas a su poesía que ha sido catalogada de profética.

Marjorie Agosín presentó el libro en Quito y conversó con EL TELÉGRAFO.

De las múltiples ediciones que se han hecho de Mistral, ¿cuál el mayor valor de este trabajo?

Junto con Gloria queríamos que Gabriela renaciera después de los 70 años del Premio Nobel. Además, su obra  había sido devuelta a Chile luego de que su albacea (Doris Dana) falleció. En estas circunstancias, nos dimos cuenta de que había miles de cosas de Gabriela que nadie conocía: poemas inéditos, cartas, textos.

¿Qué nos revela esa obra inédita de Mistral?

Creo que en el libro se va a conocer su relación con los escritores internacionales más importantes, su presencia histórica en el mundo y su lucha por los derechos humanos. Se verá a una Gabriela política y polémica, que tuvo una relación muy profunda con su albacea. Sin embargo,  aunque mucha gente quiera catalogar a Gabriela sexualmente, creo que eso no es tan importante como lo que ella nos ha dejado.

Su sexualidad sí es importante.

Sí, está dentro de lo que fue ella, pero yo pienso que Gabriela se enamoraba de las personas, no del sexo, iba más allá de lo que llamamos hoy ser gay. Lo que sí prefería era vivir entre mujeres porque se sentía cómoda, en un refugio.

¿El libro descanoniza la imagen de maestra con la que se ha insistido en leer a Mistral?

Este libro tiene algunos poemas famosos sobre el trabajo de Gabriela como maestra rural, pero también muestra a una mujer más compleja, conocedora de la literatura universal, de la mitología griega. Muestra una Gabriela que representa los más altos valores de la poesía. Creo que ella se nutre de escritores de todas partes del mundo y también vivió entre guerras: le tocó ver parte de la Guerra Civil Española y de la Segunda Guerra Mundial. Ella se nutre de la historia. Tiene poemas maravillosos como ‘La mujer del soldado’ o ‘La extranjera’, y todos estos poemas los escribió en Europa. Después se va a Brasil y tiene una amistad muy cercana con el gran escritor austriaco Stefan Zweig, que se suicida y ella está ahí. Creo que ella escribió lo que le tocó vivir.

¿Cómo siente que se le lee en el extranjero ahora?

Creo que es leída como una visionaria, como una voz profética que presagia la Segunda Guerra Mundial, una voz de los derechos humanos. Es leída de una forma distinta, porque ya no es la maestra, mujer soltera, sino una poeta que vive dentro de la historia, que rompió este mito de la Gabriela que nunca se casó, que no tuvo hijos y que solo fue profesora. A Chile le convenía esa imagen, porque como era una mujer muy pobre, que no pertenecía a la aristocracia chilena -aunque igual poseía poder-, la tenían que poner en algún lugar y la pusieron como maestra.

¿Era feminista?

Siempre estuvo preocupada de los derechos de las mujeres, de los niños, de las grandes causas de la época en que le tocó vivir, y su preocupación, en realidad, era hacia los marginales. Y además ella fue una mujer que no perteneció a ningún partido político, no tenía mucho dinero, y le costó abrirse camino, pero lo logró. En Chile hay un movimiento feminista muy importante que la reivindica, también las universidades. Ahora en Chile hay grandes problemas con el territorio de la Araucanía y creo que Mistral simboliza un poco la reivindicación del indigenismo en Chile. Entonces está ocupando muchos lugares, está naciendo en muchos lugares.

¿Cómo caracterizaría formalmente su trabajo?

Es una poeta preocupada por una estética de la belleza. Tiene un lenguaje un poco arcaico que hace que su poesía sea más bella y hermética, porque ella vivió entre campesinos y su poesía es muy melódica, oral. Pero también habla de la tierra, de la arcilla, de lo que es Chile. Tiene un repertorio inmenso. Nunca se repitió. Por ejemplo, tú lees a (Pablo) Neruda y él es bastante repetitivo, pero Gabriela no.

¿Y por qué –a pesar de esas características en su poesía–se lee más a Neruda hoy?

Creo que Neruda tuvo el apoyo del Partido Comunista y él es un hombre. Es muy difícil, incluso en el siglo XXI, que las mujeres triunfen. Mira los Premios Nobel, son muy pocos dados a mujeres, quienes siempre tienen un lugar marginal en la literatura.

¿Cómo era la relación entre Neruda y Mistral?

Lo que se sabe de las biografías es que Gabriela era una especie de maestra de Neruda, le prestaba sus libros, lo apoyaba, pero Neruda era un poeta más materialista de las cosas, y ella era más de la tierra, muy telúrica. Y Neruda, yo creo que se forjó una carrera literaria apoyada en su política. En cambio, Gabriela no, ella era libre y, para mí, era una poeta más extraordinaria, mucho más difícil de leer. Lo que no quiere decir que Neruda fuera un mal poeta. Y a lo mejor Neruda la bloqueó un poco, sin querer. Porque todo el mundo se enamoró de su poesía, que es mucho más fácil…

Además de telúrica, una poeta que escribió de todo...

Gabriela escribía sobre lo popular; están sus adivinanzas, poemas para niños. Yo creo que todos los poetas chilenos son herederos de Mistral, incluso Neruda. Es curioso que siempre se la ubica con Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou, Delmira Agustini o Victoria Ocampo –que si bien no era poeta, era parte de su generación–Creo que ellas eran las grandes poetas de América, gestadas en los años 20 y 30 del anterior siglo. (I)  

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