"La Misa Popular Ecuatoriana" resuena en el mundo
Hace ocho años el maestro guayaquileño Juan Carlos Urrutia terminó de componer la Misa Popular Ecuatoriana como una forma de protesta. Cuenta que cuando se habla de Misa Criolla Latinoamericana resuena la obra del argentino Ariel Ramírez interpretada por Mercedes Sosa o dirigida por José Carreras.
Esta obra nace de la Teología de la Liberación, un movimiento que mira hacia la izquierda y hacia los pobres y recorre otros planteamientos desde el catolicismo –como lo hizo Ernesto Cardenal– y a pesar de usar distintos rasgos del folclore latinoamericano, para Urrutia se reconoce como una obra eminentemente argentina.
En su Misa Popular Ecuatoriana, Urrutia usa la estructura del rito ordinarium para trabajar sus cinco primeras partes con ritmos autóctonos. El “Ten piedad”, es un yaraví; el “Gloria” es un albazo con un danzante; El “Credo” tiene un sanjuanito y un Yumbo; el “Santo” es una bomba y el “Cordero de Dios” suena como un fox incaico.
“Cada ritmo es elegido de acuerdo con su naturaleza misma”, cuenta Urrutia desde una entrevista en Zoom, herramienta que usa frecuentemente en estos días para su ensayo con el Coro de la Casa de la Cultura, del cual es director.
Urrutia quería que no importara dónde, cómo ni cuándo se escuche, que cualquier ecuatoriano la reconozca y diga “esa es mi música”. Por eso dejó de lado cualquier tema con influencia europea, como el pasillo.
Urrutia ha sido el principal promotor de esta obra en el país. Bajo su dirección se estrenó en marzo de 2012, en el Festival de Música Sacra que se realiza en Quito. En 2018, la obra fue llevada a Filipinas dirigida por el maestro Fernando Gil Estrada, quien tras recibir una invitación para dialogar sobre obras latinoamericanas, decidió llevar el arreglo de cuerdas que le pidió a Urrutia.
Gil considera que esta pieza es la mejor representación de los ritmos folclóricos de Ecuador. “Cuando la montamos la producción sonora se amplificó, el Auditorio Mayor de la Universidad de Filipinas, en Manila, estaba repleto. Alcancé a trabajar la parte teórica con todo el coro”, cuenta.
Hace un año la volvió a montar con todas las entidades de cultura de la Universidad de Guayaquil con instrumentos académicos. “La alegría de la gente, no solo de los coros, fue brutal, el empaste que se logró fue perfecto”, rememora Gil.
Hace dos años la musicóloga Daria Khval con la dirección de Pilipenko Nina Vladimirovna, Doctor en Artes, estudió esta obra en detalle para su tesis sobre el Movimiento de la Misa popular latinoamericana. El trabajo fue premiado a fines de abril en el XXX Concurso Internacional de investigación, realizado por la Academia Gnessin en Moscú Rusia, con el Primer Lugar.
"Lo más importante de esta misa son sus ritmos. El compositor dramatiza su composición con ritmos. No con melodía, no con armonía. Los ritmos son el centro de esta narración", dice la musicóloga Khaval sobre la obra de Urrutia, mientras confiesa que realmente está fascinada con la representación que tiene de los ritmos de Ecuador, con un valor especial para la región y el mundo.
La contralto Pamela León cantó la Misa Popular Ecuatoriana hace varios años. “Aún recuerdo lo inevitable que me resultaba vivir en la piel, el sentir indígena. La composición del maestro Urrutia logra trasladarnos, a través de géneros como el albazo, el yaraví, la bomba, a lugares portentosos de nuestra serranía. Es un viaje musical por toda nuestra región interandina, sin deseos de retorno”. (I)