Las críticas siguen contra la reedición de Mi lucha
La polémica llega hasta el punto de que su publicación ha estado prohibida desde el final de la II Guerra Mundial. Mein Kampf (Mi lucha), el programa político e ideológico que redactó el líder del nacionalsocialismo Adolf Hitler durante su estancia en prisión, en 1924, tras una intentona golpista, acaba de ser reeditado en Alemania, desde la visión crítica de un grupo de prestigiosos investigadores germanos encargados de su nueva presentación. Pero a tenor de la reacción que ha suscitado, Mi lucha sigue siendo el libro más controvertido de la historia.
El motivo de esta reaparición de la ‘Biblia’ nazi se debe a que el estado de Baviera, heredero de esta obra, perdió los derechos exclusivos que poseía desde hace 70 años, aunque jamás pudo evitarse ediciones ilegales fuera de Alemania y el acceso a su contenido a través de internet.
Con una tirada que llegó a los 12 millones de ejemplares durante los tiempos del dictador nazi, Mein Kampf describe minuciosamente los objetivos de Hitler y del nacionalsocialismo antes de que sucedieran, desde la anexión de Austria por Alemania o la invasión del este de Europa con el objetivo de ampliar el “espacio vital” del pueblo germano, a una feroz crítica de los judíos que supuso el precedente velado de lo que más tarde sería su exterminio en los campos de concentración. Demasiada carga explosiva para un país que aún sigue preguntándose cómo no previeron semejante atrocidad cuando todo lo que contaba el libro sucedió ante sus ojos.
Esta es la razón que ha empujado a las actuales autoridades alemanas a permitir su difusión con mucho recelo y en una versión escrupulosamente revisada por historiadores y politólogos del Instituto de Historia Contemporánea de Baviera (IfZ). La justicia germana ya ha anunciado que actuará sin miramientos “contra la reimpresión inalterada” de Mi lucha, pues consideran que la única obra que escribió Hitler, 700 páginas plagadas de violentos insultos racistas, fomenta el odio contra las minorías. Si antes era contra los judíos, ahora lo es contra los árabes, que en el último año han sufrido más de 900 ataques xenófobos, la mayoría producidos por activistas del movimiento islamófobo alemán Pegida, en claro ascenso desde el inicio de la crisis de los refugiados.
Sin embargo, la ministra de Educación alemana, Johanna Wanke, y la Asociación Federal de Maestros, son partidarios de que la edición revisada de este libro se estudie en todos los centros de secundaria del país. Su argumento es el opuesto al que muchos piensan. “Su lectura puede ayudar a inmunizar a los jóvenes contra el extremismo político”, explicó Wanke, que aún debe convencer al gabinete de Ángela Merkel para incluir esta obra como una de las lecturas de estudio obligatorio en el próximo curso.
Sea cual sea la decisión final del Gobierno de Berlín, la nueva versión de Mi lucha, que ya se exhibe en las librerías de todo el país, incluye más de 3.700 comentarios de los correctores a pie de página, donde se acosa sin piedad las aseveraciones incendiarias escritas en 1924 por Hitler. “No hay una sola hoja del libro original que no esté acompañada de una o varias explicaciones de reprobación”, comenta a este diario un ciudadano alemán residente en Madrid que acaba de adquirir un ejemplar de la obra en un establecimiento de Frankfurt.
Obviamente, quien ha reaccionado con total indignación a la reedición del panfleto nacionalsocialista ha sido el Gobierno de Israel, el cual aseguró que seguirá prohibiendo su venta y exhibición “por razones históricas, éticas y morales”.
En Israel aún viven 180.000 supervivientes del Holocausto, según datos de la Fundación para el Bienestar de los supervivientes de la Shoah, ‘la catástrofe’, que es como los judíos denominan al exterminio sufrido durante la II Guerra Mundial. Para las comunidades judías de Alemania, Mein Kampf no debería ser leído en las aulas “porque ayudará a difundir el pensamiento del mayor genocida de la historia”, señala Josef Shuster, presidente del Consejo judío alemán. Pero sus editores, el grupo de expertos que ha revisado y puntualizado cada comentario de la obra original de Adolf Hitler, responden que el mayor peligro no es que termine convenciendo a los lectores de las ventajas del nazismo, sino “que se banalice su contenido como materia del pasado que nada tiene que ver con los alemanes de hoy en día”. (I)