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Mientras recibía un homenaje, el docente criticó la llamada ‘guerra global contra el terrorismo’

Mattelart: "el antiterrorismo volvió global a la seguridad nacional"

“Es la primera vez que tengo tanta unanimidad frente a mis investigaciones”, dijo Mattelart en su homenaje.
“Es la primera vez que tengo tanta unanimidad frente a mis investigaciones”, dijo Mattelart en su homenaje.
Daniel Molineros / El Telégrafo
09 de junio de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

Antes de llegar a América Latina, a inicios de los sesenta, el sociólogo europeo Armand Mattelart trató de ver, “como buen belga, acostumbrado al África”, si le podía ser útil a ese continente. “Durante ese periodo de descolonización, era difícil que me recibieran porque los africanos se necesitaban a ellos mismos para emanciparse”, dijo el teórico de la comunicación durante el homenaje que el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (Ciespal) le hizo el pasado martes.

Chile fue, entre 1962 y 1973, la residencia de un joven Armand. En ese país se casó, en 1963, con una francesa, Michèle, quien es coautora de varios de sus estudios, como Historia de las teorías de la comunicación (Paidós, 1997).

En la ceremonia de entrega de la medalla de oro de Ciespal a Armand Mattelart, otro sociólogo, paisano del autor, fue el encargado de presentarlo. El sacerdote François Houtart había sido determinante en la llegada de su colega a este continente y recuerda que, en los sesenta, mientras Mattelart terminaba un estudio “sociorreligioso” sobre Latinoamérica, “padecíamos ya el virus que nos obligaba a venir a esta región del mundo”.

Houtart —a quien han llamado 'cura rojo' o 'papa antiglobalización' en respuesta a su interpretación social de lo que debe hacer la Iglesia Católica— le aconsejó a su amigo aceptar la propuesta de la Pontificia Universidad Católica de Chile de visitar esa nación, sin saber que, unos años después, al ascenso presidencial de Salvador Allende le sobrevendría una de las dictaduras militares más cruentas de la historia latinoamericana.

Para 1974, de vuelta en Francia, Michèle y Armand trabajaron en la realización de la película La Espiral que retrató las circunstancias que habían puesto a Chile en la vía al socialismo hasta el golpe de Estado perpetrado por Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973. “El suyo es un trabajo a cuatro manos”, recalcó Houtart, repitiendo una frase recurrente de Mattelart, quien ha trabajado incansablemente con su esposa. “Podemos decir que Michèle merece la mitad de esta medalla de oro”, la cual es la máxima distinción académica de Ciespal y la que han recibido personajes como Jesús Martín-Barbero.

La formación cristiana influyó en la obra de Mattelart, quien enfocó sus investigaciones demográficas en barrios populares con fines emancipatorios, “así comenzó a entender la importancia de la comunicación y empezó sus estudios sobre medios de comunicación en Chile y su influencia política”, contó François. “También tuvo contactos con movimientos de izquierda, el MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), en particular”, señaló el nonagenario sociólogo y sacerdote que se desempeña como investigador en el Instituto de Altos Estudios Nacionales del Ecuador (IAEN).

El exilio aquejó a los Mattelart sin que sus teorías se ausentaran de Cuba, Nicaragua o Venezuela. Sus análisis veían a la comunicación inserta en un ‘hecho social total’, que está en constante diálogo pese a las desigualdades. El capitalismo como paradigma universal —explicó Houtart—, que absorbe la comunicación a través de su lógica, es una de las constataciones de Armand, quien se opuso a la doxa marxista, al dogmatismo de esta doctrina, sin alejarse de Antonio Gramsci, Walter Benjamin o Bertolt Brecht, como lo demuestra en el libro Pensar sobre los medios: comunicación y crítica social (Fundesco, 1987).

En ese marco crítico, y dentro de una dimensión histórica, se inscribe también el último libro del sociólogo belga —y de André Vitalis—, De Orwell al cibercontrol, que será presentado mañana, a las 18:00.

Emanciparse siendo vigilados

Las revelaciones del exempleado de la CIA, Edward Snowden, bastarían para demostrar cómo ciertos países se convierten en blanco de la cibervigilancia, según Armand Mattelart, quien considera que “el paradigma político antiterrorista volvió global a la seguridad nacional de EE.UU.”.

Durante una rueda de prensa previa al homenaje que recibió en Quito, este diario le preguntó a Mattelart ¿cuál es el espacio para las liberaciones sociales en la era de internet, en la que el control de la información privada se ha extendido? Desde el 11 de septiembre de 2001 (11-S) existen dinámicas globales, explicó el sociólogo, con la expansión de sistemas de cibervigilancia que nos tocan a todos.

“Es evidente que al viajar en avión, por ejemplo, estamos afectados por legislaciones aplicadas después del 11-S, del atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York”, dijo Armand. En otro nivel estaría, dependiendo del lugar en el mapa geopolítico que se encuentre, la manera en que se incorporan realidades globales en función de realidades concretas: “en América Latina no se puede hablar de vigilancia sin tomar en cuenta lo que la geopolítica llama disciplinamiento global, a través de planes socioeconómicos que ya conocemos”.

Un análisis de lo local, regional y global haría posible un diálogo, advirtió el autor de Un Mundo vigilado (Paidós, 2007). “No se debe decir que algo como el 11-S y sus consecuencias son realidades exclusivas de Estados Unidos o de la Unión Europea. Eso tiene que ver con nuestra comunicación y tenemos que encontrar modos de resistir a las formas del cibercontrol”.

La autodeterminación informacional de los individuos, entendida como el ejercicio de sus derechos en el ámbito de la comunicación, sería el objetivo emancipatorio en la era de las redes informáticas. En ese marco, Mattelart nombró a la estrategia adoptada en 2014 por el gobierno de la entonces presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, para protegerse de la captación y explotación de datos ciudadanos como “innovadora” porque “ahí, el marco civil adoptado para internet es producto de un intercambio entre el gobierno, la sociedad y las empresas que manejan la información”.

En Europa también hubo medidas para conservar su poder de control y sanción sobre la manera en que se tratan los datos personales de los ciudadanos -dijo el excolaborador del periódico francés Le Monde diplomatique- pese a la pugna de diversas y conocidas transnacionales de la información.

“El derecho a la vida privada tiene una importancia social porque es uno de los fundamentos esenciales de la democracia; sin respeto a esto se desvanece otro derecho inalienable, el de la creación y reflexión de las personas. Tomar una distancia del determinismo técnico y sus lógicas hará posible el ejercicio de un papel crítico en ciudadanos autónomos”, dijo Armand Mattelart, quien no descarta que “la resistencia construiría un proyecto de sociedad opuesta a lo que hoy inspira el individualismo ultraliberal (...) Es interesante notar que el antiterrorismo se ha instrumentalizado y aplicado más allá del campo para el cual estaba previsto, controlando todo”.

El 7 de junio también se inauguró la Cátedra Armand Mattelart en Ciespal, cuya línea de investigación será la Economía y Políticas de Comunicación, dado el aporte de los planteamientos que el autor ha hecho en la comunicación. (F)

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