Martín Caparrós, el paradigma de la crónica, pelea "sinfín" contra la censura
"Estoy harto de la palabra crónica: me tiene cansadísimo. Se usa demasiado, no se sabe qué dice, se confunde, se enarbola, se babea. Pero de algún modo hay que llamar a todo esto (...)", decía Martín Caparrós cuando hacía el lanzamiento de "Lacrónica", en 2015, un libro cuyo título delataba ya el escozor que sentía el escritor por la manida palabra.
Así hacía catarsis el cronista argentino ante la insolencia de ciertos autores de llamar crónica a cualquier cosa. "Hay personas que se jactan de hacer crónicas", se lamentaba.
En ese tiempo la crónica entraba con furia en los diarios, en los blogs, en las revistas y él estuvo en todos esos espacios sacando la cara y desenvainando el birome por este género errante e híbrido, porque si hay alguien con licencia para realizar la taxonomía de la crónica es él.
¿Qué lo califica? El haber transitado por todos los géneros periodísticos, el haber sido traductor, el haber escrito más de una decena de libros pero, sobre todo, el haber deambulado más de veinte años por el mundo para contar “lo que ve la mirada”, no para admirar monumentos.
La crónica, decía el escritor argentino, demanda la primera persona, "pero no como un énfasis del yo, sino para conformar a un sujeto que mira". Una mirada posible, entre tantas, "que implica una decisión política, pues se desvía de la hegemonía informativa que promueven los medios desde un lugar desatendido o marginal porque la crónica será marginal o no será”.
Y de esa hegemonía informativa que se le atribuye a los medios -"antes eran diarios, ahora medios, y no sé qué significa esa palabra"- se vive desmarcando porque su estadía en los diarios ha sido siempre como una permanente exposición itinerante.
Hace poco partió del The New York Times (julio 2020), donde publicaba una columna de opinión "porque demasiado a menudo intervenían" o trataban de intervenir en lo que él escribía.
"Muchas veces esas discusiones llevaban a una situación en la que el editor me decía: 'o se publica como yo digo o no se publica' y una de las veces le dije no se publica y te vas a la puta que te parió y chau. Yo no encontraba ninguna razón para aceptar ese tipo de imposición o de censura, como quieras llamarlo, nunca las acepté y ahora viejo como estoy no iba a empezar", matizaba en una entrevista para Infobae.
Como sea, Martín Caparrós nunca ha dejado de publicar: cuando no estuvo en un diario daba pinceladas a alguno de sus libros o escribía para sus blogs, de modo que su producción literaria y periodística, con sello o sin él, ha sido prolífica.
Se licenció en historia en París, vivió en Madrid, Barcelona y Nueva York, dirigió revistas de libros y revistas de cocina, tradujo a Voltaire y a Shakespeare, recibió los premios Planeta, Herralde de novela, Rey de España de periodismo, y ha publicado varios libros.
El 16 de noviembre de 2017 fue nombrado Ciudadano Ilustre de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y actualmente vive en España.
Creó Página 12, en Argentina, con Jorge Lanata; ha escrito para los diarios El País (España) y The New York Times; ha publicado textos sin que pasaran por el tamiz de un editor en el blog "Pamplinas", y entre libros de novela y de crónica ha lanzado "Ansay o los infortunios de la gloria" (1984); "No velas a tus muertos" (1986); "El tercer cuerpo" (1990); "La noche anterior" (1990); "Larga distancia" (1992); "¡Dios mío!" (1994); "La Patria Capicúa" (1995); "La Historia" (1999); "La guerra moderna" (1999); "Extinción" (2001); "Un día en la vida de Dios" (2001); "Bingo!" (2002); "Qué país" (2002); "Amor y anarquía" (2003); "Valfierno" (2004, premio Planeta Argentina); "Boquita" (2005); "El Interior" (2006); "La Voluntad", (3 tomos 2007-2008); "A quien corresponda" (2008); "Una luna" (2009); "Contra el Cambio" (2010); "Los Living" (2011); "Argentinismos" (2011); "Comí" (2013); "El Hambre" (2014); "Lacrónica" (2015); "Echeverría" (2016); "Todo por la patria" (2018) y "Sinfín" (2020).
Le cuesta, ha confesado, trabajar con editores, pero también ha dicho que le encantaría hacerlo con alguien que le ladrara en cuatro idiomas cuando él dijera dos palabras de más; aunque remarca que Tomás Eloy Martínez (+), escritor y periodista argentino, guionista de cine y ensayista, siempre fue su editor platónico.
Cháchara, su nuevo búnker, es el lugar desde el que publica lo que le interesa sin ningún tipo de aduana o de filtro, y "Sinfín" (2020) es su último libro, obra distópica promocionada cuando el covid arreciaba, de ahí que el escritor dijera "yo creo que este libro se lo llevó la ola de la peste".
"Sinfín" es una novela ambientada en 2070 sobre la gran obsesión humana: la inmortalidad, un libro en el que el escritor argentino combina lo mejor de la escritura periodística y la ficción.
Actualmente Martín Caparrós, quien vino a Ecuador en 2011, bajo el auspicio de la Cámara de Industrias, es uno de los invitados a la Feria del Libro QUITO 2020, que arranca este 09 de diciembre.
Franco y autónomo, como ha sido siempre, estará con su palabra aguda, como lo hizo en el último Congreso de la Lengua, en Córdoba, en 2019, donde dijo: “lo mejor que tiene una lengua es que es incontrolable, mal que les pese a sus academias y a sus satélites. La lengua no les pide permiso y no espera para seguir reproduciéndose y recreándose todo el tiempo”.
Que "venga", entonces, a la FIL-Quito 2020, para que sus lectores lo vean y lo escuchen, sin cháchara de por medio, ni censura.