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Este evento se realizará en managua del 11 de febrero al 17 de mayo

María José Argenzio lleva su crítica del linaje local a la X Bienal de Nicaragua

La muestra Nobleza obliga presenta una serie de banderines con figuras que aluden a lo local, trabajadas con bordados a mano con hilo de rayón.
La muestra Nobleza obliga presenta una serie de banderines con figuras que aluden a lo local, trabajadas con bordados a mano con hilo de rayón.
Cortesía
29 de enero de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

María José Argenzio (Guayaquil, 1977) reemplaza la espada que se usa en los escudos de la heráldica europea por el arco y la flecha o la cerbatana. Los castillos del medioevo por una choza; la flora y la fauna de Europa por el cóndor o un palmito. Sustituye las armas de una tradición foránea, replicada en una élite mestiza que intenta deslindarse de su posición de local a través del linaje.

Argenzio resignifica con sarcasmo una práctica aún contemporánea, para comentar desde el arte la cultura del ‘copia y pega’ con la que sobreviven algunos ecuatorianos, una herencia de los europeos que se construye ideológicamente desde una élite aburguesada.

“Fui desmantelando parte del diseño de la heráldica porque mucho de mi trabajo tiene que ver con esta negación de la sociedad ecuatoriana a sus raíces indígenas y esta afición por lo noble”, dice Argenzio.

La serie con la que la artista alude a la falsa promesa de patentar la nobleza a través de un escudo fue parte del trabajo que presentó en la muestra Nobleza obliga, en septiembre de 2015, en la galería La Caja Blanca, en Palma de Mallorca.

Aquella ciudad está poblada de los escudos que Argenzio resignifica, en medio del escándalo que provocó la corrupción del caso Iñaki Urdangarín, esposo de la infanta Cristina y hermana del Rey de España, Felipe de Borbón. La forma en la que la corona se desvinculó del caso en el que la infanta usó la influencia de la corona para negocios ilícitos de su cónyuge fue quitarle su título de noble, desconocerla. La nobleza obliga, diría Argenzio.

En ‘More Nobilium’ una caja de madera guarda un papel enrollado con figuras de armiño trabajadas en orete, sobre un papel transparente como aquellos que sirven para replicar una información en otro. Alude a la idea de la cultura del ‘copia y pega’. Estos elementos tradicionales de la manufactura ecuatoriana se combinan con el tallado de la madera, con el símbolo de la flor de lis, el cual se conecta con la heráldica de la nobleza española, aquella que le fue quitada a la infanta Cristina.

Con los banderines y la pieza ‘More Nobilium’, Argenzio será la única participante de Ecuador en la décima edición de la Bienal de Nicaragua, que se llevará a cabo del 11 de febrero al 17 de mayo. Este encuentro, que tiene como sede a Managua, fue curado por el mexicano Oliver Martínez Kandt, actual director del espacio independiente Parallel Oaxaca y curador asociado en Komplot, en Bruselas.

En 2011, cuando la artista presentó la exposición individual Just Do It, en el Museo Municipal de Guayaquil, el historiador de arte Rodolfo Kronfle señalaba en su blog Río Revuelto que las preocupaciones principales de Argenzio “radican en entender el presente de la situación política y económica de su país, a la vez que pretende una mirada crítica a su entorno social particular”.

La obra de María José Argenzio está atada por una serie de problemáticas que aluden a la memoria histórica de Ecuador, mantienen un diálogo con el contexto local de los espacios en los que presenta su trabajo y, además, resignifican categorías tan debatidas hoy en día a través de sus enfoques sobre el género.

Su línea de trabajo se fortaleció -como pasa con muchos artistas locales- viendo a Ecuador desde afuera, cuando obtuvo un MFA en Bellas Artes en el Goldsmith y su transición entre Londres y Ecuador.

A esto se suma un cuestionamiento continuo sobre el contexto en el que se mueve, viniendo, por ejemplo, de una familia italiana-ecuatoriana en la que también hay una heráldica en el hogar.

En 2011, Argenzio presentó con Just do it su segunda exposición individual, 25.000. Se trata de una obra en la que una serie de monedas están cubiertas de pan de oro, representando al sucre en la transición entre el dólar y una moneda con la que su simbología creaba una idea de representación local.

En el video-performance 7.1 kilos, que vio la luz también en 2011, Argenzio retoma la imposición de la infancia en la academia de ballet, una disciplina que con gran belleza y delicadeza guarda también la imposición de una tradición elitista, en el caso de Ecuador, en donde la figura femenina se ajusta a un molde. En el video se presenta a sí misma bailando con las clásicas zapatillas de esta danza, atadas a piedras que representan el peso de la disciplina y la imposición del modelo. De a poco las piedras se van cayendo como una forma de liberarse de la carga.

Argenzio presentará en Nicaragua 20 piezas de Nobleza obliga, una selección en la que se mantienen además de la naturaleza conceptual, prácticas estéticas de los años anteriores, como el recubrimiento de las piezas y el acompañamiento de la obra con trabajos manuales.

Los banderines, como en Palma de Mallorca, se instalarán de tal forma que con su presencia modelen la idea de estar a la entrada de un castillo del medioevo, de nobleza triunfal. Argenzio siempre trabaja con madera de guayacán, tallada por maestros de Ibarra. Los banderines tienen bordados de artesanos locales. La artista considera que la sociedad ecuatoriana maneja aún una realidad colonizadora.

“Cuando vinieron los españoles creyeron que los indígenas no tuvieron alma, y creo que nosotros todavía tenemos eso dentro”, dice. Tiene planificado viajar el próximo fin de semana, mientras tramita el traslado de su obra, que no ha podido posibilitarse a través de la Embajada de Ecuador en dicho país.

Hasta tanto envía un correo electrónico que permita movilizar su trabajo mediante una institución que apueste por el trabajo de una artista local. “Si no creemos que podemos ser Francia, donde se genera más culturalmente que en la industria automovilística, vamos a seguir fritos. Necesitamos, como todos los gremios, plata, y hemos vivido siendo ignorados”, añade Argenzio. (I)

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