La escritora presentó su libro en el ochoymedio
Marcela Ribadeneira juega con ‘Matrioskas’
En ‘Matrioskas’, de la escritora, editora y crítica de cine Marcela Ribadeneira, conviven personajes obsesivos, voraces, frenéticos. Todos ellos caminan coquetamente al borde de un abismo, ávidos de lanzarse y al mismo tiempo, de huir de él.
Como Nataniel, el protagonista de La constelación de la clepsidra, cuya fijación de detener el paso del tiempo lo reduce a una rabiosa rutina de construir decenas de castillos de naipes con estructuras imposibles. O el homónimo Matrioskas, en el que una mujer busca despojarse, con urgencia, de las capas de maquillaje y apariencias y recuerdos que la asfixian.
“Existe la misma violencia que hay cuando una burbuja se revienta, esa violencia del big bang, de una gran explosión. Los relatos son pequeños mundos que se terminan o que están a punto de ser descubiertos por los personajes”, asegura Ribadeneira al analizar cuál es el hilo conductor que le da sentido a su obra de relatos, publicado bajo el sello editorial guayaquileño Cadáver Exquisito, de la empresa de iniciativas culturales La Casa Morada.
La autora es una extremista cuando se trata del manejo del lenguaje. Las palabras deben ser precisas.La obra recopila textos que Ribadeneira fue montando en el blog del mismo nombre, en un intento de ordenar algunos escritos que habían quedado guardados gracias al recelo de la autora por darlos a conocer.
“Yo era muy desordenada para escribir, tenía textos por todo lado y me sentía realmente muy reticente a publicar mis textos literarios. El momento en que todo empieza es cuando abrí ese blog. Entonces subí textos que ya tenía, lo alimenté con cosas nuevas. Hay cuentos recientes, hay relatos que nacieron hace mucho, cuando estudiaba cine y cuya intención era convertirse en guiones”, explica.
La autora es una extremista cuando se trata del manejo del lenguaje. Las palabras deben ser las precisas, no pueden sobrar ni convertirse en ornamentos que diluyan la fuerza de una frase contundente. Sus relatos más cortos -algunos no superan un par de líneas- son los que tienden a quedarse en la memoria del lector, como La Infiel.
Su afilado ojo de editora también interviene en su proceso de escritura, que se compone de dos etapas. “Los cuentos surgen como una purga. Esa es la primera fase de la escritura, algo completamente visceral. A veces hay muy poco por pulir. Hay otros cuentos que moldeo mucho más, los corto, los mutilo, no tengo piedad con ellos, hasta que el relato me dice: ‘hasta aquí llegaste’”, explica la escritora nacida en Quito.