Manta vivió diez días intensos de artes escénicas
Pese a la situación económica que atraviesa el país, la edición 31 del festival internacional de teatro de Manta (FIM) se desarrolló durante 10 días con grupos de reconocida trayectoria.
Compañías nacionales y extranjeras de España, Portugal, Argentina, Uruguay y Venezuela mostraron obras de alto nivel; la constante fue el predominio de los movimientos corporales, la música y los monólogos que rompieron, en algunos casos, la cuarta pared (es decir, interactuar con el público).
Los grupos participantes llegaron con una variada propuesta desde el teatro experimental, en el que fusionaron recursos audiovisuales con el texto. Los actores lo hicieron con propuestas etnológicas, títeres y muñecos.
Nixon García, director del festival, explicó que el FIM presentó toda una gama de ofertas para que el público vaya conociendo que el teatro es mucho más que texto y que una puesta de escena convencional. “Es un espacio de indagación creativa y artística donde la dramaturgia corporal fue parte principal en este festival”, señaló.
Teatro del Cielo de Guayaquil presentó en el FIM la obra Contra la Ley de Isaac, dirigida por Martín Peña. Está basada en los años 40. (foto)
Quimera, del grupo anfitrión La Trinchera (con 36 años de trayectoria), fue la obra que abrió el telón del FIM. Trató los temas de la migración, la identidad y el patriotismo que se viven en una frontera imaginaria.
La actriz mantense e integrante de La Trinchera, Rocío Reyes, explicó que para el grupo fue importante el FIM “porque pudimos también estar presentes con una puesta en escena, producto de Nixon García”.
La obra Dead Hamlet fue llevada a las tablas por 10 españoles del grupo Sennsa Teatro Laboratorio.
A través de un montaje metafórico del lenguaje escénico y poético, esta obra –como “anillo al dedo”– tocó el acontecer político que se manifiesta en el mundo y que, a pesar de los años de la obra de Shakespeare, aún se mantiene latente mediante esa “corrupción” en la que surge la interrogante ¿ser o no ser?
Espada de Madera, de Quito, puso en escena El Bicho, monólogo que interactuó con marionetas donde su alter ego “Cronciencia” y “El ciego” eran símbolos de manipulación. El grupo Teatro del Cielo de Guayaquil recreó en las tablas una historia de finales de los 40 denominada Contra la Ley de Isaac, en la cual el desplazamiento escénico de sus integrantes –con efectos logrados mediante los gráciles movimientos del cuerpo– contó un asesinato.
Un hombre muerto a puntapiés fue una obra basada en el cuento del lojano Pablo Palacio, que está por cumplir un siglo. En este monólogo el actor Aarón Navia (argentino), interpretó una breve escena teatral en la literalidad del texto original.
Marcos Marchán, empresario de Manta, es un entusiasta de este tipo de arte que cree en la iniciativa del grupo La Trinchera al que apoya para que el FIM se desarrolle año tras año.
Le agradó la variedad escénica y la calidad que presentaron en el festival.
El organizador del FIM resaltó la presencia de jóvenes, adultos mayores y personas con discapacidad, lo que le dio a este festival características inclusivas en cuanto a la participación del público.
Aarón Navia, argentino radicado en Guayaquil, interpretó el cuento “Un hombre muerto a puntapiés”,
del lojano Pablo Palacio. (Foto)
Los mismos artistas reconocieron al finalizar sus obras la importancia de este festival; destacaron la calidez de la ciudad, el trato de los organizadores y el recibimiento del público.
“Hay que valorar que es un festival que cada año ha crecido en todo sentido. Cada vez los grupos son mejores, hay buenas propuestas, el público no se aburre”, comentó Libertad Regalado, asistente fiel del festival y gestora cultural que trabaja en Manta. (I)