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Ecuador, 20 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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Mandela, seis facetas que forjaron el anti-apartheid

Al acto inaugural de la muestra Mandela: Camarada, líder, prisionero, negociador y personaje ilustre, programado para las 17:00 en la explanada del Centro Cívico –y que se extendió por casi tres horas– acudieron miembros de la comunidad afroecuatoriana, que montaron diversos shows artísticos de música y danza.

El grupo folclórico Reviviendo Tambores y el cantante Jackson Jickson –cuya música es “algo de mambo con reguetón”– fueron los encargados de abrir el espectáculo.

Durante la presentación de Jackson Jickson llegó a la explanada del Centro Cívico el canciller de la República, Ricardo Patiño, quien presidió el acto de apertura: la muestra es organizada por el Ministerio de Relaciones Exteriores, a través de su agregado cultural, Lucho Mueckay.

Una foto de 1977 lo muestra erguido, con el gesto de quien no se cansa de estar condenado a la cárcel

José Chalá Cruz, de la Oficina de Cooperación y Desarrollo Afroecuatoriano de la Presidencia de la República, subió a la tarima para realizar una exaltación del pensamiento de Mandela, y también se refirió al Ubuntu, una filosofía africana que es considerada uno de los principios fundamentales de la República de Sudáfrica de los años 90.

El Ubuntu –palabra zulú– profesa una relación de empatía entre seres humanos, y está basado en la noción de que “una persona es persona en función de las otras personas”.

Elsa Dry, embajadora de Sudáfrica en Ecuador, Perú y Bolivia, destacó que Mandela, quien empezó su camino político como un rebelde con armas, “fue capaz de transformarse y así transformar las instituciones estatales” de su país, al convertirse en “un hombre sin rencor y reconciliado con sus enemigos”, incluso luego de estar confinado a prisión en Robben Island durante 27 años.

Al acto también llegó Guillermo Ayoví Erazo, más conocido como Papá Roncón, folclorista esmeraldeño que recitó un poema dedicado a Nelson Estupiñán Bass, y se presentó junto al grupo Ochún, que interpretó, entre otras, el Andarele.

Patiño, entre tanto, exaltó la carrera de Mandela, que “trasciende la lucha racial para convertirse en una cruzada histórica de alcance mundial a favor de la democracia, la igualdad y la reconciliación de los seres humanos”. En ese sentido, nombró algunas de las acciones del actual gobierno con miras a alcanzar “el reconocimiento del pueblo afro como sujeto político”.

Una faceta relevante de Mandela es la promoción de la paz pese a estar preso por 27 años

Citó el artículo 11 de la Constitución ecuatoriana, que promueve “la adopción de medidas de acción afirmativa para la igualdad real, no teórica, discursiva, a favor de titulares de derecho que históricamente se han encontrado en situación de desigualdad”.

Además, se refirió a la promulgación en septiembre de 2009 del Plan Plurinacional para Eliminar la Discriminación Racial y la Exclusión Étnica y Cultural.

Habló también de la incorporación, desde 2012, de 168 terceros secretarios en la Cancillería, de los cuales el 16% pertenece a la comunidad afroecuatoriana, 28% a las nacionalidades indígenas, y 12% al pueblo montubio.

“Hoy es fácil ser mandelista, y la simpatía por este personaje ya es parte de la corrección política internacional”, decía Patiño, pero al mismo tiempo recordaba “los reproches del stablishment internacional al llamado a la acción directa de Mandela en el Congreso Nacional Africano”. Y resaltó la amistad histórica entre Fidel Castro y “Madiba” (título honorífico con que se conoce a Mandela, en referencia a su clan), y cómo éste agradecía a Cuba “por el solidario acompañamiento” en la Guerra de Angola. “Son hitos que no deben ser olvidados, pese a que no encajen en el relato mitificado del personaje”, dijo Patiño.

Recorrido

Luego del espectáculo, el Canciller hizo un recorrido por la exposición, acompañado por Emilia Potenza, curadora del Museo del Apartheid.

Potenza hizo de guía de Patiño, y explicaba paso a paso la historia de Mandela, desde su infancia hasta convertirse en el personaje mundialmente reconocido que es hoy.

Conformada por 37 paneles fotográficos en gran formato (1,5 m x 1 m), la muestra es un fragmento de la exposición completa, del mismo nombre, que se exhibe en el Museo del Apartheid en Johannesburgo (Sudáfrica) desde 2008, cuando Mandela cumplió los 90 años.

El extenso nombre de la muestra se debe a su armado: de forma cronológica se cuentan las distintas etapas de la vida de Mandela.

Como camarada, Mandela empezó a tomar conciencia política; como líder empezó a volverse una figura importante en el movimiento Anti Apartheid; como prisionero, durante los 27 años que estuvo encerrado en Robben Island; como negociador, cuando pactó el fin del apartheid con el gobierno sudafricano a inicios de los 90, y como estadista, cuando se desempeñó como el primer presidente negro de la historia de su país.
Uno de los hechos impresionantes en torno a Mandela es que luego de ser un prisionero político y sufrir el encierro durante casi tres décadas, al salir sus convicciones estaban centradas en promover la paz.

Una foto de 1977 –donde luce una delgadez que contrastaba con su aspecto antes de ser encarcelado– lo muestra erguido, con la expresión de quien no se cansa de estar condenado a la cárcel de por vida. Era una forma de resistir.

“Era el preso político más importante del mundo”, dijo Potenza, que agrega que la imagen fue captada en una época en que el gobierno sudafricano buscaba propaganda a escala internacional y había dejado a la prensa entrar a sus cárceles.

Otra imagen muestra tres momentos de una reunión de negociación a inicios de los 90 con Frederik de Klerk, presidente sudafricano de ese entonces, cuando Mandela ya había sido liberado.

La primera foto los muestra en primera instancia sin siquiera quererse ver. En una segunda imagen aparecen conversando reacios. Finalmente, ambos sonríen. Era la etapa del Mandela negociador.

“El Premio Nobel de la Paz llegó en un momento tenso de las negociaciones”, explicaba Potenza. Era 1993 y la Academia Sueca intentaba que las conversaciones no se malograran. Finalmente, en 1994, Mandela pudo participar en las elecciones, y ese mismo año fue el primer presidente negro de Sudáfrica.

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