Maldito Karma, un regalo secreto
Cuando el destino decide que debes dar un regalo, aquel que lo recibe puede aceptarlo de muchas formas, en mi caso, hace un par de navidades, recibí con sorpresa cinco regalos correspondientes a cada uno de mis sentidos. Una idea original, ¿verdad? El correspondiente a la vista fue este libro, Maldito Karma de David Safier, una historia entretenida con un fundamento real y otros tantos fantásticos que hicieron de mis momentos de lectura una verdadera aventura para el disfrute de mi imaginación.
Ideado para causar agrado a mi sentido de la vista hizo que no solo su lectura fuera un regalo. Las reflexiones posteriores también han sido gratas, tanto que muchos de mis puntos de vista han cambiado. Aparte de cumplir con su misión de ser un regalo para la vista, este libro se ha convertido en un presente para mi sentido del humor.
De lectura rápida y divertida, este regalo, con Kim Lange como protagonista, es merecedor de una (o varias) reflexiones sobre cada una de nuestras acciones.
Kim es una periodista treintañera con buena posición en el ‘mundillo” de la televisión alemana, tanta que dicho ‘status’ ha superado su sentido familiar y el de su matrimonio. La muerte la encuentra de manera repentina, y es que no a todo el mundo le llega su fin de la mano de un lavabo de una estación espacial rusa en la azotea de un hotel. Lastimosamente a Kim sí. Y será porque estaba con su amante que el karma, esa fuerza espiritual que condiciona nuestras reencarnaciones, hizo de las suyas.
A partir de este momento comienzan una serie de aventuras derivadas de sus reencarnaciones (hormiga, hámster, lombriz, ardilla, perro…). Para reconciliarse con su karma, Kim tendrá que ser capaz de encontrar el sentido a su existencia y de ahí poder ser merecedora (nuevamente) de un cuerpo humano.
Que todas nuestras acciones nos lleguen a pasar factura no es una creencia aislada porque llámese religión, cultura, conciencia o ‘vocecilla interior’ eso que conocemos como karma siempre está a la orden del día, ¿una solución? Acumular buen karma o buenas obras para que el camino no esté lleno de contratiempos.
Para palpar el sentimiento y el sentido de este libro es importante dejarse llevar y así poco a poco la reflexión sobre nuestras prioridades y valores irá llegando. No somos el centro del universo pero desde luego ese entorno que hemos creado es fundamental a la hora de conocer nuestro karma.
La gran lucha entre el bien y el mal y cada una de las acciones del día a día de la hormiga, el perro o la ardilla Kim hará que comprendamos que vivir no tiene porque ser una labor dantesca, pero si la película que, con cada uno de nuestros actos, va rellenando el gran libro de la vida.
Reflexionar con la lectura de este libro es verdaderamente algo espontáneo, hace que se recuerde aquello de “uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde” o “a vivir que son dos días”. De la mano de la fantasía podemos hacer acto de conciencia, sentirnos más humanos (o no) y recapacitar acerca de las prioridades de nuestra vida.