Frisone: "Ya me siento premiado, esto no es para mí sino para el país"
Desde su llegada a Ecuador, en 1984, Roberto Frisone intensificó su trabajo en el cine. En su país de origen (Italia) se dedicaba al cine comercial, pero fue allí que se interesó por contar historias, aunque de otra forma.
Él es el director de arte de la película La mala noche, dirigida y producida por Gabriela Calvache, y se siente satisfecho de las 10 prenominaciones que tuvo a los premios Platino.
Sin embargo, el filme dio otro paso cuando de esas 10 fue seleccionado con seis en la llamada short list y entre estas figura Frisone como Mejor director de arte.
Su carrera es larga, pues tiene en su haber la construcción, dirección y diseño de arte de 40 películas. Actualmente es docente de las materias Diseño de producción y Dirección de arte en la Universidad de las Artes en Guayaquil.
¿Cómo fue que llegó a participar en La mala noche?
La propuesta vino de la directora Gabriela Calvache. Fue en 2016, ella me conversó de la película que quería trabajar y que era una coproducción con México. Aunque ya se había hablado con Bárbara Nique para que dirigiera artísticamente la película, al final decidieron trabajar conmigo.
¿En qué se basó para dirigir artísticamente la película?
Se hizo una investigación y la escritura del guion se tardó como ocho años, Gabriela en ese tiempo siguió de cerca la prostitución y la trata de personas. Hubo mucho material que procesé minuciosamente porque cada elemento debe transmitir la misma historia que estamos contando, todo tenía que coincidir.
¿Cómo fue el trabajo de arte?
Fue complejo, hay diferentes cuartos de hotel en la película, también en la logística, cada locación implica mover toda la compañía, significa costo y tiempo, pero encontramos una casa muy grande con muchas habitaciones en la que el mismo productor mexicano me preguntó si podíamos armar diferentes interiores de hoteles y eso nos ayudó bastante en gastos y movilización.
¿Cuántos hoteles se grabaron en la casa?
La casa está ubicada en las afueras de Quito. Ahí hicimos el estudio del proxeneta, armamos los cuartos donde estaban presas las prostitutas y la niña; también están los corredores en los que hicimos varias escenas. Armamos cinco cuartos de hoteles y obviamente hubo que adecuarlos. Tuvimos mucho trabajo para diferenciar el uno del otro.
¿Qué trabajos realizaron en ese sentido?
Tuvimos que hacer toallas de los hoteles, los logotipos, diferentes bordados, levantar una pared interna, tapar con paredes falsas para que no se notara que era una casa.
¿Qué tan difícil fue hacer cine en Ecuador?
En otros países existen compañías que alquilan vestuarios para cine, eso aquí no lo hay y tuvimos que alquilar muebles que obviamente tampoco son para cine. En otros países hay tiendas que venden escenografías. Hubo que hacer una habitación para el guardia que recibía a las prostitutas, pues ese espacio no existía en la casa.
¿Cuál fue su equipo de trabajo?
Estuvieron Claudia Hidalgo y Camilo Suárez, quien contrató dos maestros para construir algunos escenarios. Además contamos con estudiantes de la Facultad de Cine de la Universidad de las Artes.
¿En qué trabajaron los estudiantes de cine?
En la escenografía principalmente, ayudaron a conseguir utilería, otros colaboraron en el vestuario, y como asistentes de cámara.
Su esposa y sus hijas son ecuatorianas, ¿también se dedican al cine?
A mi hija mayor sí le gusta, ella es guionista y trabaja en ello, ahorita está trabajando con el equipo de National Geographic, en temas de naturaleza y ecología.
Mi esposa es antropóloga y labora en eso también. Mi hija la menor es comunicadora social y está en México ocupada con el tema de derechos humanos.
¿Qué expectativas tiene para su nominación?
Ninguna, no creo que me pueda llevar el premio a la casa, tampoco sé si la película podrá llegar a estar en los tres primeros lugares. Está Almodóvar y hay películas producidas con millones y la de nosotros no tuvo tanto presupuesto como las otras que están en la competencia.
Pero soñar no cuesta nada.
La verdad, no imaginaba llegar a tantas nominaciones, no lo esperaba y estoy muy feliz, pues esas mismas ya son un premio, así que los ecuatorianos por ahí ya estamos premiados.
¿Y si gana el galardón?
Yo ya me siento premiado, ahora si me lo dan estaría mucho más feliz. Sería fantástico y maravilloso, más que para mí, para el país. Creo que el tema y la trama de la película ayudan mucho.
¿Usted siempre quiso participar en La mala noche?
Sí, en un inicio la obra iba a ser dirigida por una mujer mexicana, por ser una película precisamente de mujeres. Pero finalmente me la dieron a mí y creo que este es mi aporte a la lucha de las causas justas, como el feminismo, y los hombres deben sumarse de verdad a esta causa desde su campo con sus acciones, como en mi caso.
¿Cómo se siente tras haber participado en la película?
Muy orgulloso, pues la guionista, la fotógrafa, la directora, son mujeres, y este tema es para hacer una denuncia de lo que sucede en la actualidad. Estoy muy contento del camino que ha recorrido la película en la carrera por los Platino, pues así ha podido tener una mayor difusión internacional. Creo que necesitamos de este tipo de documentos para que la gente actúe.
¿Qué fue lo que más le gustó de la dirección de arte de La mala noche?
Siempre hablamos de los dos personajes en una mujer. Es esta diferenciación que se debe marcar para que el público entienda –o el macho que va a consumir el cuerpo– que hay una historia detrás.
¿Qué hizo para llegar a ese punto?
Bueno, en la propuesta de diseño dije que no quería flores, porque expresan vida, felicidad y ganas de vivir, pero en la película no hay eso.
¿Tuvo apoyo en esas caracterizaciones de los personajes?
Sí, y mucho. En el trabajo de diseño de producción en todas las películas ningún elemento es casual, porque armamos sets y ambientes para que se narre bien la historia. Nuestro trabajo no debe ser solamente estético, bonito, debe ser lo que hay que transmitir. (I)