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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Magia de Irán y soledad de Grecia quieren premio

Dos filmes muy diferentes que bajan el listón de estrellas que había presentado el Festival de Venecia hasta este momento pero que no desentona con el buen nivel visto hasta ahora, son Alpis, del griego Yorgos Lanthimos, y Poulet aux prunes, de Marjane Satrapi y Vincent Paronnaud. Ambas películas, una representante de la soledad e incomprensión y la otra de fábula y la magia, se proyectaron ayer. 

Dureza e incomprensión en la búsqueda de una salida a la soledad en la cinta de Lanthimos, una película compleja y por momentos incomprensible que podría dar en la diana de los premios de Venecia frente a la dulzura y la nostalgia que destila el trabajo de Satrapi y Paronnau, cuya belleza formal también podría conseguir algo en esta 68 edición de la Mostra.

Tras el éxito de Persépolis en 2007, con nominación al Oscar incluida, Satrapi, junto a Paronnaud, vuelve a adaptar al cine otra de sus novelas gráficas, en este caso "Poulet aux prunes" (Pollo con ciruelas), que cuenta la historia del romántico hermano de su abuelo, un personaje que ya aparecía en su filme anterior. Con una estética preciosista y totalmente deudora del dibujo, los directores construyen una historia en los años 50 en Teherán y que han tratado de que sea muy universal.

Tras la historia de una joven iraní durante la revolución islámica de Persépolis, Satrapi ha llevado al cine un proyecto a medio camino entre el cuento y la fábula sobre un amor imposible.

Una película que los directores no han querido que fuera totalmente realista. "Lo hacemos todo con el objetivo de mostrar las cosas en común entre todos, como el amor. Una historia que pasa en Irán pero que podría ocurrir en cualquier lugar", precisó la directora.

Nombres tan conocidos como son desconocidos los de los protagonistas de Alpis, el nuevo trabajo del griego Lanthimos tras la sorpresa que supuso su Canino hace dos años, que también logró una nominación al Oscar. Repite Lanthimos con su exploración de la soledad pero desde un punto de vista diferente.

En este caso "Alpis" (Alpes) cuenta la historia de un grupo de gente que se dedica a consolar a personas que han perdido a un ser querido sustituyendo al fallecido. Complicada de narrar y sin artificios de ningún tipo, emociona por momentos pero también se pierde en un laberinto mental.

Cuando empezó a preparar el filme, Lanthimos y su coguionista, Efthimis Filippou, pensaron en personas que escribían cartas o llamadas de teléfono a otros haciendo pensar que eran muertos.

"Nos dijimos que la historia debería de ser sobre estas personas y no tanto sobre quienes pierden a alguien y lo lloran. La historia está contada desde el punto de vista de personas que entran en esta vida distinta y huyen de la suya, haciéndose pasar por otros", explicó el director en rueda de prensa.

Una historia en cierto modo relacionada con su anterior trabajo, un parecido que el realizador ha querido descartar. Un filme que no se ha realizado como metáfora de la situación actual de Grecia, como explicó ante una pregunta. "No tiene que ver específicamente con Grecia, sino que se podría ambientar en cualquier parte del mundo.

Por supuesto que aparece que el dinero es una necesidad y la gente hace lo que sea por conseguirlo. Pero este no es el hecho que lleva al filme".

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