Madrid se convierte en la capital del pasillo
Los ecos melancólicos y nostálgicos del pasillo ecuatoriano resonaron en Madrid gracias al primer Festival de Pasillo Ecuatoriano, organizado por la Embajada de Ecuador en España.
El anfiteatro del edificio del sindicato UGT en Madrid acogió esta gala, con un auditorio lleno de público, la mayoría era de personas ecuatorianas.
La multitud se congregó formando una larga cola deseosa de escuchar la música de su tierra.
El festival se estructuró en formato de concurso, al estilo de ciertos programas televisivos, y contó con la participación de trece finalistas que cantaron los temas emblemáticos Faltándome tú, Collar de lágrimas o El alma en los labios.
El evento, que se celebró para que coincida con la festividad del Día Nacional de la Cultura, comenzó con un discurso de la embajadora ecuatoriana en España, Aminta Buenaño, en el que destacó la importancia de promover la cultura y costumbres de su país más allá de las fronteras.
El festival fue conducido por los presentadores Claudia Oñate y David Pérez, ambos ecuatorianos, que dieron paso a las interpretaciones de los músicos.
El primer premio recayó sobre el Trío Señorial, compuesto por los ecuatorianos Walter Quispe, Giovanni Arévalo y Ramiro Arce.
Los tres músicos, que era la primera vez que se presentaban en un concurso, hace quince años residen en España y no podían ocultar su felicidad.
En palabras de Giovanni Arévalo, “es un orgullo llevar el pasillo fuera de las fronteras del Ecuador” y todos los integrantes destacaron lo importante de la repercusión de su victoria.
Fue el grupo más jaleado del festival y con sus Cantares del alma levantó al público de sus asientos entre gritos y aplausos.
El segundo premio fue para Viviana Huaca, ecuatoriana residente en Barcelona, que interpretó la canción El aguacate y el tercero para Ángel Tomalá y su Oración del olvido.
Entre los miembros del jurado se encontraba el embajador de Cuba en España, Alejandro González Galiano,así como la agregada cultural de la Embajada de Bolivia y varios músicos profesionales.
En el abarrotado auditorio flotaba en todo momento la nostalgia por la tierra distante, aquello se observaba en los rostros de las personas congregadas en el sitio.
La inquietud de los niños y los llantos aislados de los bebés contrastaban con las miradas perdidas y los ojos entornados de los mayores, mientras recitaban en callados murmullos a veces, y en emocionados gritos otras, los cantos tan arraigados y familiares de su Ecuador.
Aunque predominaron las sonrisas tampoco faltaron las lágrimas. El momento más emotivo fue cuando, una vez terminadas las interpretaciones y con todos los concursantes en el escenario, se puso el video con los mensajes de apoyo y felicitación de los familiares de los músicos en Ecuador.
Madres y hermanos que tienen años que no ven a sus familiares recordaban con cariño los momentos vividos y mandaban su apoyo entre bendiciones y alguna petición de una madre cariñosa a su hijo para que “llame más”.
Familias enteras acudieron a la celebración en la que estuvieron algunos españoles como Antonio, un señor de mediana edad, que asistió al evento acompañado de su pareja, Mónica, una ecuatoriana que vive seis años en Madrid.
Antonio confesaba que acudía a la cita “en blanco”, ya que era la primera vez que conocería este tipo de música.
Ecuatorianos de toda España estuvieron también presentes en la cita. Marcela Pérez llegó de Valencia, junto con sus tres pequeños hijos y cuatro primos de Madrid, para ver cantar a su marido, Gonzalo Pilaquinga, que interpretó la conocida melodía Lamparilla.
Marcela defendió esta iniciativa ya que, según ella, “en España hay cantantes muy buenos” y añadió que es una buena manera de que los jóvenes “no se olviden de las características de su cultura”.
Por momentos, con ese punto de tristeza que transmiten estos ritmos, y aunque el ambiente era cálido y familiar, daba la sensación de que estas canciones se disfrutarían mejor tomando un trago de ron en alguna taberna destartalada del puerto de Guayaquil o en un patio de una humilde vivienda de Quito.
Antes del concierto se degustó comida típica ecuatoriana. También hubo felicitaciones y muestras de apoyo a través de grabaciones de video a los participantes por parte de artistas ecuatorianos consagrados, como los Hermanos Miño Naranjo, Grace Ramírez y Marlon Valverde.
Asimismo, hubo presentaciones de danza tradicional ecuatoriana, caracterizadas con los típicos trajes brillantes, interpretadas por los miembros del Ballet Andino Quitus.