Si bien en los últimos años, Ecuador ha demostrado notables avances en el tema de las capacidades especiales (la Misión Solidaria Manuela Espejo, por ejemplo, ha tenido un eco positivo a lo largo del continente), existe otro sector que requiere la misma atención: los niños con altas capacidades.

El tópico, desde luego, ha sido poco abordado en nuestro país, por lo que es común, incluso, confundir algunos conceptos como ‘superdotado’, ‘talentoso’ ‘precoz ’o ‘altamente creativo’, creyendo que son lo mismo, cuando hay una serie de características que los diferencia.  

Pero más allá de los conceptos, lo importante radica en el impulso que un niño con altas capacidades requiere en su formación, pues a pesar de que este pueda leer a los 4 años, hablar varios idiomas a los 6 o usar una guía de programación a los 8, sigue siendo un niño, y como tal, no puede —no debería—, entre otras cosas, dejar de jugar. Peor aún: hacer de su habilidad una carga, aunque su parte lúdica siempre genere algo tangible: un invento, un registro, cualquier aporte.

Conciente de ello, la doctora Fanny Alencastro, directora del Instituto Fundación Sueño Mágico, en su esfuerzo por abrir espacios de discusión académica e investigativa en esta área, realizó, durante la última semana de octubre el VIII Congreso Ecuatoriano de Desarrollo del Talento Científico Infanto Juvenil ‘Vive la Ciencia Ecuador’.

El evento —que se llevó a cabo en la Casa de la Cultura Ecuatoriana— contó con la participación de especialistas nacionales como Mercedes Albán, Cira Valverde y Elisa Espinosa; e internacionales (mediante videoconferencias) como Silvia Sastre y Riva de España; Julián Maiello de Argentina y Renata Maiao de Brasil.

No obstante, los niños también presentaron sus disertaciones. Temas como  El arte o La evolución de los insectos —además de un par de intervenciones musicales y pictóricas— dejaron a todos, literalmente, con la boca abierta.

Un campo muy amplio de explorar

Fanny Alencastro lleva 38 años evaluando, guiando y generando este tipo de espacios como una militante a carta cabal, por ello no vacila en decir que hallar un niño superdotado es descubrir una mente en potencia, lo que podría resultar de gran beneficio para la sociedad.

“Mi vida es la superdotación. Ellos te muestran cosas que jamás hubieses imaginado, y sabes que en cualquier área que el niño se encamine será una persona excepcional”.

En ese sentido, la psicopedagoga considera que el Congreso cumplió con su objetivo: estimular la obligación de los padres y de los maestros para apoyar a los niños con altas capacidades intelectuales.

“Un alumno superdotado aprende en forma diferente y requiere una enseñanza que se ajuste a su ritmo de aprendizaje. Si se le niega esa educación, le estamos coartamos la posibilidad de desarrollarse acorde a su potencial, con las consecuencias que esto acarrea”.

Como parte de ese logro, surgió la idea de crear una Federación Ecuatoriana de Desarrollo del Talento y de las Altas Capacidades, con asesoría del World Council for Gifted and Talented Children, una organización internacional dedicada, exclusivamente, a las necesidades de los chicos superdotados.

A manera de ejemplo

Un caso excepcional es el del estadounidense William James Sidis (1898 - 1944), considerado como la persona más inteligente de la historia. Su coeficiente intelectual estaba entre 250 y 300 puntos, cuando el rango de una persona ‘común’ está entre 90 y 110.

Su familia huyó de Rusia en 1898 por motivos políticos, por lo que su padre aplicó sus propios conocimientos de psicología en él para promover una alta capacidad intelectual. Con tan solo 18 meses de edad, James podía leer el New York Times. A los 8 años sabía 9 idiomas, además de su lengua materna, el inglés (latín, griego, francés, ruso, alemán, hebreo, turco y armenio), y a los 7 años inventó uno, el vendergood.

Pasó el tercer grado de primaria en 3 días. Escribió 4 libros de anatomía y astronomía entre los 4 y los 8 años, y a los 7 fue aceptado en el Massachusetts Institute of Technology. A los 11 entró en la universidad de Harvard, y llegó a ser un experto en matemáticas aplicadas. Murió a los 46 años tras terminar su séptima y última carrera.

DATOS

El compositor y pianista austriaco Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) es el estereotipo de niño prodigio, al tocar el clavicordio a los 3 años y componer a los 6.

El estadounidense William James Sidis (1898 - 1944) es considerado la persona más inteligente de la historia.

Su coeficiente intelectual estaba entre 250 y 300 puntos, y llegó a hablar 40 idiomas.

Un adecuado proceso de detección dentro de las escuelas, sumado a una evaluación integral a través de pruebas de inteligencia (C.I.), de creatividad, etc., permitirá obtener un perfil del niño, a fin de que los docentes puedan guiarlo de mejor manera.

Si desea ampliar el tema o considera que su hijo tiene altas capacidades intelectuales, puede contactar a la Dra. Fanny Alencastro, quien está cargo de esta actividad.