Los nexos entre cine y Estado dispararon el debate en Quito
Por un lado, desde los ministerios de Cultura y Patrimonio se aseguraba que el cine ecuatoriano está en su mejor momento; por el otro lado, el gremio audiovisual y cinematográfico sostiene que está “estancado”, “frustrado”, “maltratado” al no encontrar respuestas claras del Estado para su financiación y exhibición desde las políticas públicas.
El malestar del sector se hizo visible en el segundo y último día del “Encuentro Nacional de Realidad y Futuro del Cine Ecuatoriano” en el foro “Hacia un nuevo marco institucional para el cine y el audiovisual” en el que participaron las ministras de Cultura, Erika Sylva; de Patrimonio, María Belén Moncayo, y el director del Consejo Nacional de Cine Cncine, Jorge Luis Serrano.
Los cineastas reclamaban la “impavidez” de la gestión del Ministerio de Cultura que en 6 años no ha elevado los $ 700.000 que maneja el CNCine, que se distribuye en los Fondos Concursables. Interpelaron también la falta de regulación para la exhibición de producción nacional en las pantallas de cine, la necesidad de establecer otros tipos de incentivos para las producciones e involucrar a los trabajadores del audiovisual en los debates para la creación de políticas públicas. A este panorama hay que sumarle el proyecto de Ley Orgánica de Culturas (que está pendiente de aprobación y que en la Asamblea reposa un informe luego de la consulta prelegislativa para el segundo debate) con el que no están de acuerdo porque deroga la actual Ley de Cine y transforma al CNCine en Instituto Nacional Audiovisual y lo deja bajo el control del Ministerio de Cultura.
Cineastas, realizadores y exhibidores como Camilo Luzuriaga, Pocho Álvarez, Mariana Andrade, Manolo Sarmiento, que llevan más de 25 años en el oficio, fueron los más críticos con las posturas de las ministras de Cultura y Patrimonio, quienes defendían “la revolución ciudadana, la revolución cultural y las transformaciones de los últimos años”. “Me pregunto, por qué en seis años de la revolución ciudadana no ha habido un impulso del cine, del audiovisual y la televisión, (…) hay que ser más audaces, hemos hecho uno, podríamos haber hecho 100”, dijo Luzuriaga después de la exposición de Érika Sylva.
La funcionaria recordó los antecedentes que los llevaron a discutir estos temas, que justamente los convocaba ese día. Así se remitió a sucesos históricos en los que la Cultura fue la gran ausente de las políticas porque no había un proyecto nacional y ese fenómeno creó un Estado desmantelado. Citó a Eloy Alfaro y el trabajo que realizó, habló de los ejes de descolonización y la construcción de identidad que se ha propuesto como política. “Estamos viviendo un campo cultural en transición y un Sistema Nacional de Cultura en construcción”.
Durante la exposición de la funcionaria hubo gestos de desazón pues -expusieron luego- ella no dijo nada nuevo y tampoco hubo claridad en relación al campo audiovisual y menos a las demandas que tenían. Sylva reafirmó, en todo caso, la transformación del CNCine en Instituto y argumentó que eso depende de los proyectos que ejecuta la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades) y que “nada había salido de su cabeza”.
Su disertación tuvo una pausa por varios minutos debido a un apagón. Al retorno recibió en tropel de críticas y preguntas del público, que decía lo qué quería de un ministerio del que no tenían respuestas.
Y volvieron a la Ley Orgánica de Culturas: “Venimos de un proceso desde antes de que exista el Ministerio de Cultura, los cineastas ya estamos formados, (…) nos están cortando, nos están mochando nuestra dinámica de crecimiento, de nuestra lucha nació la Ley de Cine, y la Ley de Culturas quiere desaparecerla ¿Ahora, cuál será el paraguas legal que nos va a amparar?”, dijo Pocho Álvarez tras una oleada de aplausos, una reacción distinta a la que generaron las ministras mientras hablaron, en su lugar hubo murmullos y habían voces que gritaban “responda, queremos respuestas”.
“La cultura no es contemplativa, no es algo que está en la estratosfera, para mí son acciones absolutamente concretas y son voluntades políticas de los que dirigen en este momento. Mi pregunta es ¿cuál es el responsable, qué departamento o institución es la encargada del fomento de exhibición del cine ecuatoriano?”, dijo Mariana Andrade expandiendo más las dudas.
“Hay un sentimiento de frustración. Lo que nos gustaría saber, cosa que compartimos con usted, es el compromiso de hacer una revolución. En este país hay un negocio que es el audiovisual. Ese negocio mueve 400 millones de dólares, eso es lo que venden los canales de televisión del país. Las salas de cine en este país venden 14 millones de entradas, 40 millones en ventas y todo se va a fuera. Esa es la revolución que hay que hacer”, aseguró Sarmiento, y el público aplaudía y alentaba.
La cineasta Tania Hermida fue conciliadora y dijo que una vez que la había escuchado (a Érika Sylva) se dio cuenta de que el Ejecutivo tiene más claras las necesidades del gremio, pero que el espíritu de esa Ley de Culturas no las recoge, “es retrógrada”, sentenció.
Sylva no salió bien librada de las críticas, pues recordaba que existe un marco constitucional que hay que respetar, un plan estratégico que hay que seguir y que es la Senplades la que rige los cambios estructurales de los que tampoco pueden escapar.
Sobre el proyecto de Ley Orgánica de Culturas, dijo que no comparte la observación de Hermida. “No estoy de acuerdo con Tania que dice que es un retroceso; pero bueno, son opiniones; yo no estoy aquí para aferrarme a nada, lo que queremos es construir consensos y avanzar de manera participativa en este proceso de construcción de un Sistema Nacional de Culturas que aún no está concluido.
Podemos hablar, discutir y podemos tener una posición conjunta”, afirmó, respuesta que no calmó a la mayoría del público pese a la exposición que hizo Jorge Luis Serrano de uno de los escenarios que se podría adoptar una vez que el CNCine se transforme en Instituto.
La propuesta de Serrano es que éste tenga autonomía, tanto económica y administrativa y que sea adscrito al Ministerio de Cultura. A su criterio, así no perderá la independencia que tanto exige el gremio. Al término de la jornada, Marina Andrade, un poco alejada de la carpa en la que se realizaron las charlas, dijo que le parece productivo el encuentro, pero reflexionó sobre los ciclos que deben cumplirse: a su criterio no se puede estar en construcciones todo el tiempo.