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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Los minotauros y toreros de Picasso se exhiben en Londres

Picasso trabajó ilustraciones, poesías, diseños de decorados, esculturas, cerámicas con el minotauro.
Picasso trabajó ilustraciones, poesías, diseños de decorados, esculturas, cerámicas con el minotauro.
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“Si todos los sitios donde he estado en mi vida quedaran marcados en un mapa y fueran unidos con una línea, representarían en última instancia al minotauro”.

Así describió el artista español Pablo Picasso (1881-1973) su particular relación con ese animal mitológico que pobló muchas de sus grandes obras maestras y que fue una de sus mayores obsesiones como creador clave del siglo XX.

Una muestra en la galería Gagosian de Londres explora justamente la pasión del artista malagueño no solo por el minotauro, sino también por los toreros, picadores y caballos, además de su obsesión por las corridas de toros.

La exposición de arte da cuenta además de cómo, a partir de ese interés de Picasso por los toros, el pintor y escultor daba cuenta de su compleja relación con las mujeres.

Titulada ‘Picasso: minotauros y matadores’, el recorrido incluye 120 obras, la mayoría pertenecientes a colecciones privadas, entre ellas el primer cuadro que sobrevive del artista. Se trata de un pequeño retrato de un picador a caballo que Picasso pintó al óleo cuando en 1889 cuando tenía solo ocho años, y que llamó Le Petit Picador.

La exposición examina a fondo el cruce de imágenes sobre el toreo en la obra del artista, mezclando aspectos mitológicos y biográficos. Traza un mapa que va desde 1889 hasta 1971, y que describe el interés particular de Picasso con diversos rituales antiguos y narrativas de su nativa región mediterránea.

Aunque se lo conoce principalmente como uno de los modernistas más innovadores del arte, Picasso estaba también muy arraigado a las tradiciones de su España natal. Nacido en el puerto de Málaga, desde pequeño fue un gran aficionado al drama, la pasión y el colorido de las tradicionales corridas de toros.

En los años 30, período de grandes crisis políticas en Europa, como también de problemas personales, Picasso comenzó a crear obras plagadas de imágenes surrealistas, mezclando escenas de corridas de toros con elementos mitológicos de la Antigüedad.

Su pasión por el mito del minotauro, por el culto español al toro, sumado a sus experiencias personales, llevaron al artista a concentrarse durante años en esos temas, realizando desde la ilustración de decenas de libros, hasta poesía, diseños de decorados, esculturas, cerámicas, grabados, y cuadros considerados hoy obras maestras, desde La Minotauromachie (1935) hasta el Guernica (1937).

Cuando Picasso volvió a vivir en el sur de Francia después de la Segunda Guerra Mundial, continuó trabajando sobre el mito del minotauro y las corridas de toros, temática que no abandonó hasta su muerte.

La muestra, presentada en un espacio diseñado especialmente por la galardonada firma de arquitectos Caruso St. John, fue organizada por el amigo y biógrafo de Picasso, John Richardson, quien solía asistir junto al artista a corridas de toros en el sur de Francia.

Richardson cuenta que durante esas frecuentes visitas a las plazas de toros, Picasso rara vez hablaba. “Nos sentábamos y quedábamos rodeados por un público muy entusiasta que gritaba y vitoreaba todo el tiempo. Picasso se quedaba sentado y permanecía en absoluto silencio, pero absorbía todo. Ocasionalmente hacía algún comentario”, agregó el historiador inglés.

Richardson recuerda además que en una de esas ocasiones, ambos presenciaron el momento en que varios caballos viejos fueron llevados frente a los toros, un cruel sacrificio que muchas veces terminaba siendo muy sangriento.

“Picasso me dijo una vez: ‘Estos caballos representan las mujeres en mi vida”, contó el biógrafo, de 93 años. “Durante toda su vida, él sentía que las mujeres eran sacrificadas en pos de su arte. Sus experiencias con esposas, amantes y novias no fueron muy buenas, y muchas de las mujeres que pasaron por su vida tuvieron que sufrir en pos de su arte”, continuó. (I)

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