En general, estoy de acuerdo con el grueso de la Ley. Creo que el artículo 103 tiene ciertas inconsistencias. Primero, se debería pensar en la pertinencia de la obligatoriedad, porque  nunca nadie ganó nada obligando.

La obligatoriedad puede ser frustrante para quienes efectivamente vienen haciendo un trabajo de promoción de las músicas nacionales. Se hubiera podido pensar en estímulos para quienes logran incluir el 50% de la programación ecuatoriana.

Tengo la impresión de que el artículo 103 fue redactado sin pensar demasiado: es vago, confuso e incompleto. De todos modos,  creo que los medios han cometido demasiados abusos, han llevado las cosas al límite y este es el precio que hay que pagar.

Los medios han cometido muchos abusos y este es el precio que hay que pagarHay muchas cosas por reglamentar: el concepto de las “estaciones temáticas o especializadas”. O también, a qué se refiere eso de "músicas ejecutadas" en el Ecuador. Se presta a pensar de que si uno pasa el concierto de Justin Bieber en el Centro de Arte de Guayaquil, eso ya cumple.

De que la gente es la que elige qué escuchar me parece que es un argumento pobre. El clásico argumento de la prensa privada acostumbrada a no rendirle cuentas a nadie. Los medios están fuertemente regulados en todas partes, incluso en países muy dados a la política privada como los Estados Unidos.

Las radios están manejadas por empresarios llenos de complejos, llenos de ignorancia. No saben de música. Ni de nada realmente que no sea hacer dinero. El Estado ecuatoriano debe velar por la supervivencia de sus culturas.

Por supuesto, siempre hubo gente en los medios de países como Brasil, México o Colombia que pensó que las músicas nacionales eran importantes. Eso desde los años 30 cuando la radio era muy importante.
Todas las culturas musicales importantes contaron con los medios para su expresión.