“Los fondos son un termómetro de lo que pasa en las artes”
En Quito se encuentra un destacado grupo de jurados locales y extranjeros calificando los proyectos que participaron en el Concurso Nacional para el Fomento y Circulación de las Artes 2014, cuyos resultados se comunicarán el 5 de noviembre. Valeria Andrade, subsecretaria de Artes y Creatividad del Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador, habla sobre este proceso.
¿Cómo se desarrolló esta nueva convocatoria de fondos concursables?
Es importante hacer visible que como Subsecretaría de Artes y Creatividad he heredado procesos sólidos en cuanto a la concepción de los fondos, a través de ciertos procedimientos que no solo consisten en transferir dinero a los artistas, sino de instalar mecanismos de reflexión, seguimiento, evaluación, conceptualización y diseño de proyectos para que los creadores sepan cómo van a alcanzar sus objetivos y cuánto les va a costar.
¿Qué mejoras presentan estos fondos en base a las experiencias anteriores?
Los nuevos fondos retoman lo que ya había, pero, por otro lado, se han especializado cada vez más las categorías. Si bien no se quiere dar privilegio a ninguna de las prácticas artísticas, hay que reconocer que cada una de las disciplinas tiene formas distintas de hacerse. Por ejemplo, en artes escénicas, como es tanta la demanda se crearon dos divisiones: teatro y danza. Y claro, hubo otras categorías que se crearon como el de Cómic y Novela Gráfica.
Y así como se especializaron y aumentaron categorías, ¿creció el presupuesto?
Claro. Los fondos del año pasado fueron de 400.000 dólares que se dividieron en cuatro artes (musicales, escénicas, visuales y literarias), en premios de 8.000 dólares para investigación, creación y difusión. Ahora tenemos un presupuesto de 600.000 dólares más impuestos.
Los fondos del año pasado fueron de 400 mil dólares, ahora son de 600 mil más impuestos
Señala que antes se financiaba la investigación, creación y difusión. ¿Ahora es diferente?
Por ejemplo, se retoma la investigación, pero para la creación, no la investigación teórica que es la que antes se financiaba. De esta forma vamos especializando los ciclos de producción que para cada arte es distinto. Así también hay una mejora en cuanto a la diferenciación de la inversión: cuando hay proyectos en artes escénicas de solos y dúos, éstos reciben un monto de 10.000 dólares; pero si es un colectivo de más de tres personas, hay una inversión de 15.000 dólares, porque hay más gente involucrada.
¿Cómo ha sido el proceso de mediación entre la instancia pública y las prácticas artísticas?
La pregunta es cómo a través de una racionalización que requiere el Estado, y una suerte de estandarización a la vez, regulas la complejidad de la cultura. El campo de la cultura es complejo, sin embargo, esa no es la forma de abordarlo, si no, sería incomprensible. Entonces, ha sido un proceso de aprendizaje y diálogo que nos ha llevado a nuevos horizontes, como el de la especialización, por ejemplo.
¿Cómo fue la recepción de la convocatoria?
Hubo menos postulaciones que el año anterior. Esta vez fueron 318, frente a las 400 anteriores. Pero aquello se entiende también porque este año se especificó en las bases que los proyectos son para investigación, producción y circulación, y no entran talleres. En 2012 un gran porcentaje de los fondos fue hacia talleres, pero esa es otra línea de la gestión que se desarrollará próximamente, porque la demanda la ciudadanía.
¿Hay la posibilidad de que los jurados declaren desiertas algunas categorías?
No. Pero no porque uno quiera ser condescendiente, sino porque tenemos que situarnos en nuestra realidad. Por eso es importante la presencia de los valiosos jurados internacionales y nacionales que hemos traído, pues establecerán una suerte de diagnóstico y recomendaciones. De alguna manera los fondos concursables son un termómetro que nos dicen lo que está sucediendo en cuanto a artes en el territorio.
