Manta.-

Los primeros días de la Rueda de negocios del DVD, una convención que se realiza en Manta, hubo foros en los que los actores de la cadena productiva del cine ecuatoriano exponían sus reflexiones acerca de las negociaciones que iniciaron ayer en la tarde en el Centro Cultural de la ciudad manabita.

Uno de los foros, realizado el martes y llamado “¿Es posible ganar-ganar? Las claves del negocio redondo”, tenía el objetivo de presentar un contexto previo a las negociaciones. En la mesa, compuesta por gente de cada parte de la cadena productiva, estaban Miguel Alvear, productor de proyectos especiales de Ochoymedio; Juan Carlos Pachacámac, representante de la asociación de comerciantes Ecuadisc; Francisco Franco, de la distribuidora Xpressmax; Isabela Parra, de la Corporación de Productores y Promotores Audiovisuales del Ecuador (COPAE), y Fernando Cedeño, realizador de Sacha Producciones.

Para los comerciantes de DVD, los costos a los que se intenta comercializar las películas (entre $ 3,50 y $ 5,00) están fuera del mercado. Según Juan Carlos Pachacámac, representante de la asociación de comerciantes Ecuadisc -además de películas, también distribuyen material fonográfico-, las películas nacionales -las únicas que han entrado en este proceso de regulación-, empiezan a convertirse más en un requisito que en un negocio. “Los comerciantes las tienen en las perchas porque eso exige el Estado”.

Las realidades parecen estar divorciadas en esta cadena productiva. Mientras para los productores de las películas que llegan a exhibirse en salas de cine comercial -usualmente son las que obtienen fondos del CNCine-, el retorno de la inversión es mínimo si se adaptan a los precios de venta que existen en el mercado de DVD, para los comerciantes un precio mayor implica que el disco no se va a vender.

Jimmy Valiente, vicepresidente de Asecopac, opina que los productores deben apuntar a vender en volumen. Alguien en el público le preguntó “¿Entonces usted está dispuesto a firmar ahora mismo una licencia por 100.000 películas?”.

La pregunta, que quedó sin contestar, llevó a otro debate: la velocidad con la que los productos salen al mercado de DVD. Según los comerciantes, pierden coyuntura si los discos de las películas se venden 4 meses después de su aparición en las carteleras de cine. “¿Y cuándo se van a exhibir en festivales?”, soltó Isabel Carrasco, productora de “Sin otoño, sin primavera”, estrenada en octubre.

Pero la realidad de estas cintas, cuyas producciones tienen costos superiores a los 100.000, es distinta a la de los realizadores independientes, que se han dedicado a financiar ellos mismos sus películas.

Algunos de los más visibles, como Fernando Cedeño, que ganó notoriedad con el documental “Más allá del mall”, de Miguel Alvear, muestran algo de descontento con las entidades públicas. Sobre los ‘pitchs’ para obtener fondos concursables en el CNCine, dice Cedeño que “te dicen que defiendas tu proyecto y te atacan como enemigo”.

Mariana Andrade, directora de Ochoymedio, ente coorganizador del acto, dice que las instituciones destinadas a promover el cine nacional deben aplicar una diferenciación entre los tipos de proyectos, porque de lo contrario estas producciones, que constituyen un fenómeno popular (existe una leyenda urbana que dice que se han vendido más de 1000.000 de copias de “Sicarios manabitas”) son desconocidas. Según Andrade, películas como las que se exhiben en el Festival Ecuador Bajo Tierra “no pueden someterse solo a una mirada académica”.

El realizador esmeraldeño Elías Cabrera, que en el Festival presenta cuatro producciones, es director de la película “La tunda”, de las que se han vendido, sin licencia, encima de 125.000 copias. Cabrera finalmente optó por distribuir él mismo sus discos, eliminando así la intermediación con la audiencia. Dijo que así se protege un poco de la piratería, y citó a Fernando Cedeño: “Si yo le firmo a alguien la licencia para vender diez mil de mis películas, cómo sé que no va a copiar cien mil”.

En ese sentido Cedeño y Cabrera se muestran incrédulos con instituciones como el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual. Dicen que el hecho de poder demandar y clausurar negocios que vendan sus películas sin licencias no les garantiza que no saldrán en “pirata”.

Igual es el caso de Elías Zambrano, productor, actor, director y guionista de Chone -participó, entre otras, en “Sicarios manabitas”, producida por Cedeño y Nixon Chalacamá-. Cuenta que ha decidido trabajar sin intermediarios, y que recorre las calles en diferentes ciudades de la provincia de Manabí, ofertando con parlantes sobre su carro cintas como “Tráfico y secuestro”.

Dice que en tres meses ha vendido 11.000 copias a $ 1,00. “Los $ 0,73 de ganancia de cada disco me los quedo yo”. Él explica que el mayor problema con el tema de los costos de las películas ecuatorianas es que la competencia es el cine de Hollywood con un precio muy bajo, a veces inferior a $1,00.

Los precios de las cintas extranjeras se mantienen así porque, según Santiago Cevallos, director Nacional de Derechos de Autor del IEPI, “el mercado ecuatoriano, por su tamaño, no es un mercado que le interese a los propietarios de licencias con titulares internacionales”. Pese al panorama, considera que la distribución de películas nacionales con licencia ha tenido éxito.

Sobre esas cifras, Francisco Franco, ex colaborador de Incine que ahora dirige Xpressmax -especializada en distribuir entre los comerciantes las películas ecuatorianas con licencias- compartió, durante el foro, las cifras de las ventas de las cintas que ha comercializado: de “Rabia”, ha vendido 6.500 copias; de “Prometeo deportado”, 5.000; de “La llamada”, 2.000; del documental “Taromenani”, 500, entre otros. En total, son 109.000 discos producidos, de los cuales, al público se han vendido 70.000.