Los documentales miran el pasado y confrontan el silencio

Documentar es una forma de romper el silencio. En los largometrajes que se proyectan hoy en la décima cuarta edición del Festival Encuentros del Otro Cine (EDOC), en Guayaquil, los documentalistas parten de la realidad de su sociedad y una complicidad con la que se sostienen la violencia, la separación y el racismo.

Para llegar a I, Afrikaner, Annalet Steenkamp documentó durante nueve años la vida de su familia de blancos campesinos afrikáners, grupo étnico de origen neerlandés, en una Sudáfrica post-apartheid, donde la violencia, la separación y el racismo siguen siendo conflictos irresolubles.

El filme se mueve en un contexto en el que la propiedad de la tierra continúa siendo un tema polémico, y la violencia y el racismo son endémicos. Steenkamp hace un retrato íntimo de su familia con el que examina su vínculo indisoluble con la tierra lo que esto significa en la cara de un nuevo orden sociopolítico.

Otro de los filmes es Fest of Duty, donde la cineasta iraní Firouzeh Khosrovani  sigue a dos primas adolescentes luego de ocho años de su transición a la edad adulta. En las musulmanas, la pubertad inicia a los nueve años.

El filme inicia con una sala llena de chicas que a esa edad reciben, entre parloteos, una charla sobre el significado de lo que será su nueva etapa de vida y la necesidad de cubrir su cabello y parte de su rostro, una tradición denominada hiyab.

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Khosrovani retrata la vida de Maryam y Melika. Pasaron juntas por la ceremonia del velo pero años más tarde cada quien decidió qué camino seguir. Una, mantiene la tradición y la imposición del velo, la otra, decidió dejarlo.

En conversaciones íntimas con las dos se revela sus puntos de vista del pasado y el presente, así como sus esperanzas para el futuro.

Maryam pertenece a una familia religiosa y se ha criado con valores religiosos. Ella ha asumido el hiyab desde la edad de nueve años cuando se convierte en obligación para las mujeres musulmanas y comenzado sus oraciones diarias (Namaz).

Maryam encuentra consuelo en hablar con Dios en situaciones difíciles y buscar la guía de Dios. Aunque a veces Maryam pone en duda la importancia de cubrir su cabello con el hiyab, ella siente que proporciona una especie de seguridad para integrar el mundo exterior.

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Melika, en cambio, pretende salir de Irán, ir a Hollywood y seguir una carrera como actriz. Este filme contará en su proyección, hoy (ver infografía), con la presencia de la directora iraní comentando con el público su forma de hacer cine desde Irán, el único lugar desde el cual -ha dicho la cineasta- le interesa hacer cine.

El año pasado una de las películas más aclamadas de los EDOC fue The Act of Killing, polémico documental sobre la dictadura de Suharto, en Indonesia. Joshua Oppenheimer, su director, presenta este año The look of silence, una continuidad del documental anterior, donde profundiza sobre la violencia a partir de un oftalmólogo, cuyo hermano mayor fue asesinado en el genocidio indonesio.  

Este observador de miradas examina a los ancianos de su comunidad y empieza a indagar sobre las atrocidades que intuye cometieron, enfrentándose con serenidad al silencio y a los asesinos que siguen viviendo en la vecindad.

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Medio siglo después de un fallido intento golpista por una parte del Ejército indonesio, la sociedad mantiene el silencio y los asesinos siguen en libertad, vanagloriándose, hasta hoy, de sus acciones ‘heroicas’.

Cierra el ciclo contra el silencio, el documental de Alan Berliner, Nobody’s Business.  En este filme el cineasta estadounidense documenta varias entrevistas con su padre en su meticulosa soledad, donde aislado mantiene desde la distancia los recuerdos de su pasado, la historia familiar y su conexión con las víctimas del genocidio nazi.

Berliner logra un filme ensayo sobre el pasado y el presente de las familias, las generaciones, sus transformaciones con el tiempo y las flexibles fronteras.

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