Las reservas de los museos deben ser ante todo la antítesis de la bodega hogareña en la que todo lo que se guarda es para el olvido, a pesar de su valor. En las reservas de los museos está la historia de las distintas manifestaciones culturales por las que ha atravesado un país; es un documento con el que se establecen las conexiones que en cada momento acercó a la civilización de una geografía con el mundo.

Según la Ley de Patrimonio los custodios de bienes patrimoniales como piezas arqueológicas, objetos culturales producidos por artistas contemporáneos laureados o los etnográficos, entre otros, están obligados a mantenerlos en buen estado. Mucha de esta responsabilidad recae sobre los museos.

En Guayaquil existen cuatro museos públicos con reservas. Las condiciones para la conservación de los objetos varían en cada uno, así como los criterios para el personal a cargo y los procesos para la restauración. En parte es posible que la diversidad de criterios sobre el tema sea consecuencia de la concentración de la actividad en Quito, donde se encuentran la mayor parte de los restauradores del país, así como los materiales más profesionales para el procedimiento.

En proceso

Según Víctor Hugo Arellano, director del Museo Municipal de Guayaquil, en 2013 se realizó una ampliación de la reserva pues tenían muchas piezas y el espacio se estaba quedando pequeño.

Al ser cuestionado sobre el número de piezas de la reserva comenta que se está realizando un inventario, que no es posible entregar información por el momento y la solicitud quedó pendiente para ser contestada por correo electrónico, pero esta nunca llegó. Sin embargo, una base de datos especifica que existen 12.000 piezas en el museo. Estas básicamente pertenecen a donaciones, que se acogen tras una evaluación.

Sobre la conservación, Arellano comenta que a diario visita la reserva para constar que todo esté en orden junto al director de Cultura, Melvin Hoyos, y que no disponen de un equipo de restauración porque no es necesario.

Hoyos comenta que a pesar de esto sí disponen de un presupuesto para restauración por eventualidades que varía entre los $10 mil y $15 mil y que no existen estadísticas de cuántas piezas han sido restauradas desde que el museo está bajo su cargo, en 1999, ni antes, pero comenta que se realiza muy poco pues, a su criterio, “todo está en perfecto estado”.

A diferencia del Museo Municipal, que dispone de la reserva más grande de la ciudad, en dos de los museos de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas y el Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), que tienen una menor cantidad de piezas, existe personal dedicado exclusivamente a la conservación y restauración de obras.

La mayoría de ellos reciben capacitaciones constantes del equipo del Ministerio de Cultura y Patrimonio, así como del Instituto Nacional de Patrimonio (INPC), como es el caso de Enrique Tuárez y Sara Bermeo, quienes trabajan en la parte de las piezas contemporáneas desde que estas estaban custodiadas por el Banco Central. Entre los mayores conflictos que enfrentan para la restauración de bienes está la solicitud de materiales al Ministerio de Cultura.

La mayoría de estos tardan alrededor de un mes en llegar, mientras que en caso de existir alguna equivocación en el documento que se envía se necesita hacer el requerimiento otra vez.

En el caso de las piezas precolombinas del museo Carlos Zevallos Menéndez se está trabajando en un rediseño museístico, pues desde 2005 se presenta lo mismo.

Por esta razón el espacio ha permanecido cerrado durante 8 meses y se espera que se abra este año.

Gisella Peña, parte del equipo del museo de la Casa de la Cultura, dice que también se está reestructurando la base de datos de una forma más detallada, pues la mayor parte de las piezas son producto de las excavaciones de Carlos Zevallos y tenían su registro en papel.

Para RobinEchanique, director del Museo de Arte Contemporáneo de la Casa de la Cultura, el mayor problema actualmente es el espacio y comenta que las colecciones que tienen las piezas más deterioradas son las recientes por el material con el que fueron trabajadas.
Según Gisella Moreno, directora del Museo Nahím Isaías, en el caso de la entidad que representa existe un requerimiento de la colección de arte colonial que se tiene en la reserva, para restaurar.

Lo que hace para poder impedir el deterioro de estas piezas es la conservación con la temperatura adecuada. Este museo, al igual que el del Municipio, no dispone de un equipo de restauradores.