Los caminos de Astrid Pape se inclinan por el klezmer y la fusión
Astrid Pape, de origen alemán, lleva radicada en el país más de 20 años, en los que ha tenido la oportunidad de tocar con destacadas figuras de la música nacional, entre ellas, Papá Roncón. Con el que hizo un proyecto para recuperar sonidos provenientes de la comunidad afroesmeraldeña y fusionarlos con jazz y música contemporánea. Y cómo experimenta su onda hoy gira en torno al klezmer. Y lo hace con el proyecto “Balkan beat club”. Recientemente ha brindado varios conciertos en Quito en la Asociación Humboldt.
¿Cómo se apasiona con la música?
Cuando tenía 20 años ya había conformado mi primera banda de rock, integrada solo por mujeres, luego toqué con la “Orchestra de Acción Móvil” en Alemania. Esto me permitió hacer giras por Europa y probé varios géneros, desde el rock, pop, jazz y actualmente estoy en la etapa de fusión entre klezmer, swing gitano y valses musett, es decir, transito por sonidos europeos y judíos.
¿Quién es?
Astrid Pape: Es saxofonista, cantante, compositora, productora y profesora de saxofón.
Estudió con los profesores privados Herb Géller, Peter Herbolzheimer y Frank Sikora.
El klezmer es el género por el que se inclina ¿por qué?
El klezmer es un género judío, del este de Europa. Este describe la historia de los judíos, y también habla sobre los encuentros culturales que se dieron entre gitanos y judíos debido a las movilizaciones por Europa en épocas hostiles. Es importante entender que este género tiene contribuciones de estos dos elementos: Por un lado es una música de raíz litúrgica, por otro, se la tocaba en fiestas como bodas, cumpleaños y en otras festividades. Luego se lo empezó a tocar en bares, restaurantes; debido a esto el klezmer fue retomado a partir de los años 70 como un género que se escuchaba y consumía en distintas ocasiones y espacios, es decir, se popularizó, gracias a esto, hoy en día, hay diversos grupos que fusionan este género con sonidos folclóricos de diferentes países europeos y, por supuesto, de Israel.
¿Qué significa el proyecto “Balkan beat club”?
Esta agrupación musical es una cosa muy especial porque fue al inicio de este año que nos encontramos, por casualidad, con Uta Middel, la acordeonista y músico profesional, en la cafetería de una amiga en común. Como ya tenía en mente materializar este proyecto, la llegada de Uta, fue como caída del cielo (risas). Le comenté mi idea y decidimos llevar a cabo el proyecto, luego de un par de semanas empezamos a estudiar todo el repertorio, inmediatamente me contacté con Efrén Vivar, él es quiteño y contrabajista profesional de la Sinfónica Nacional. Efrén es muy amigo y me había comentado sobre sus ganas de experimentar con otros géneros, aparte de la música clásica. El baterista se llama Gonzalo (“Zongo”) Fernández. A él también lo encontramos por casualidad. “Zongo” es de Galápagos y hasta hace algún tiempo tocaba con el grupo Arcabuz, ahora es integrante de los Swing Original Monks, y decidió acompañarnos en este proyecto porque también le gusta mucho este estilo musical y la fusión de géneros europeos.
“Balkan beat club” tiene una oferta diversa ¿cómo se la puede definir?
La propuesta trabaja con música alegre y frenética, que expresa un toque de melancolía del este de Europa, a través del klezmer. Además buscamos fusionar sonidos provenientes del Valse Musette (Francia) y Swing Gitano, con ritmos típicos de regiones europeas como Bulgar, Hora y Sirba. Por ello, en nuestro repertorio tenemos algunos clásicos en los que hemos incluido sonidos de Macedonia que tienen un ritmo especial, como el testá, también el swing gitano, que aportan sonidos alegres; es una música de festejo.
¿Ha tenido la oportunidad de producir música en nuestro país?
He realizado diversas producciones de música y de radio arte para películas y proyectos interculturales. Tuve la oportunidad de presentar 3 cedés con el Proyecto Visión, trabajé además, en un CD llamado “Mandala” que incluye sonidos emitidos por los cantos de las ballenas, este trabajo fue muy interesante.
En 2008 produje el CD llamado “Suerte” con varias composiciones inéditas, que contó con la participación de destacadas figuras de la música nacional. Un año después publiqué uno de mis últimos trabajos llamado “Sonidos del Sumaco”, un trabajo encargado por organizaciones de desarrollo y el Parque Nacional Sumaco. En 2010 se estrenó la película “Expedición Andarele”, en la cual colaboré con la pista que acompañó el filme.
¿Cómo ve la escena de la música nacional en el país en cuanto a nivel de producción, calidad y apoyo a los músicos?
Creo que está mejorando mucho, últimamente surgieron muchos proyectos interesantes y profesionales que realmente suenan bien. Hay gran diversidad de grupos que buscan un sonido propio, algunos trabajan con música ecuatoriana pero fusionándola, transformándola dentro de un contexto autóctono.
Por otro lado es importante mencionar que lamentablemente los músicos nacionales no tienen todo el apoyo que deberían tener, como se puede ver en otros países. Falta mucho por hacer. Como músico espero que en este sentido el área cultural y los ministerios de la rama den más atención a los músicos nacionales y escuchen realmente las necesidades y los criterios de estos para generar políticas culturales mejores. Considero que es preciso dar un enfoque artístico y no solo económico, en especial a las instituciones estatales que trabajan con estos temas culturales.
¿Cómo define Astrid Pape la música?
Tengo una canción en mi último CD de jazz que se llama “Music is the hilling of the universe”, entonces me quedo con esta frase, “La música es la cura de todo el universo”.